10 cosas que la maternidad me ha enseñado (y que antes desconocía)

Desde que nacemos, nos vamos forjando un carácter en función de nuestras experiencias. La familia, los amigos, el colegio en el que estudias… todo el entorno forma parte de un aprendizaje constante. Sin embargo, creo que en los últimos seis años, es decir, desde que soy madre, he aprendido muchas más cosas que en toda mi vida. Y sobre todo sobre mí misma.

Dicen que uno no se conoce de verdad y no sabe las decisiones que tomará en su vida hasta que pasas por una situación extrema. No sé si la maternidad se puede considerar una situación extrema, pero desde luego, te cambia la vida por completo. Aunque esta frase la escuchas constantemente a las mamás, hasta que no lo experimentas tú misma, no te haces una idea de hasta qué punto es cierta (para bien y también para mal –dejadme ser sincera-). Con la maternidad he aprendido cosas que antes desconocía. Os cuento:

  1. El auténtico significado del miedo. Y no me refiero al que sientes viendo una peli de terror o cuando estás sola en casa y escuchas un ruido que no sabes de dónde viene. Me refiero al miedo que se siente cuando ves a tu hija embalarse con la bicicleta en una cuesta abajo o hacer equilibrio en un lugar peligroso. Creo que nunca he sentido un escalofrío más grande en mi cuerpo como cuando Carmen se hizo una brecha debajo del ojo y la ví totalmente ensangrentada. Me flojeaban las piernas cuando me la llevé a lavarle la carita. Este miedo no es comparable a ningún otro. Es miedo a que algo malo les ocurra.
  2. A amar. No es que antes no supera lo que es el amor. Pero el que se siente por los hijos es un amor incondicional, que no se parece a ningún otro. Sabes que siempre los querrás, suceda lo que suceda y que siempre estarás ahí para lo que necesiten. Y el amor que ellos te dan, tampoco es comparable a ninguno en este mundo.
  3. Que soy una madre muy muy imperfecta. He de reconocer que cuando antes veía actuar a algunos padres con sus hijos, mentalmente los juzgaba por hacer cosas que pensaba que yo nunca haría. Pues bien, ahora que soy madre, hago muchas de esas cosas que pensé que no haría. Un ejemplo, chantajear a mis hijas (con chuches o con ir a algún sitio chulo, claro) versus amenazarlas con quitarles lo que les mola. Sí… Sé que no está bien, pero qué queréis que os diga. Muchas veces se me acaban las tácticas y argumentos cuando quiero que me obedezcan. Otra cosa que hago, de la que no estoy muy orgullosa es ponerles la tele o dejarles la tablet para que me dejen un rato tranquila. Conclusiones…  No se debe juzgar y todas las madres somos diferentes a la hora de educar a nuestros hijos.
  4.  Lo que el cuerpo humano puede aguantar. Sí, sí… Hablo de las noches sin dormir, del cansancio acumulado de la semana y de todas esas cosas que antes de la maternidad escuchas comentar a las mamás de la ofi y que a ti te suenan a chino mandarino, porque si te has presentado sin dormir es porque te has ido de fiesta la noche de antes. Cuando llegas del trabajo agotada y tus niñas te piden el 100% de ti misma y oye, no sé cómo, pero muchas veces te quedan energías para disfrutar con ellas; otras, no tantas…
  5. Que dentro de mí hay una niña pequeña. Y creo que dentro de todos nosotros. He vuelto a saltar a la comba, a jugar a la goma y a la rayuela y hasta he sacado todos mis juguetes de cuando era pequeña, las barbies y sus accesorios. Me sé de memoria los diálogos de las pelis de Disney y conozco todos los personajes de dibujos animados que están de moda. Mis momentos preferidos son cuando hago todas estas cosas con mis hijas.
  6. A valorar muchísimo los ratos para mí. Antes no valoraba tanto darme una ducha tranquilamente y depilarme o salir una noche con mi marido a cenar o al teatro. Ahora disfruto más que nunca de estos momentos. Además, mis papis están deseando que sus nietas se queden a dormir con ellos y viceversa, con lo cual, de vez en cuando, mi marido y yo nos dedicamos esa noche de pareja, tan necesaria.
  7.  Lo que los hijos te absorben. Este es otro de los aspectos de la maternidad que, por mucho que te cuenten, no eres consciente del poco tiempo que te queda para ti hasta que no lo vives. Sobre todo en su etapa de bebés. Y no hablo de tiempo para hacer cosas especiales, sino de necesidades básicas como darte una ducha, depilarte o ir al baño. Es algo que experimentas nada más volver del hospital con tu niña en brazos a tu casa y que, al menos yo, no sabía que llegaba a ese extremo. Aún recuerdo las duchas de dos minutos a toda pastilla, en mi baja maternal, con Carmen berreando en la hamaca porque no le gustaba nada de nada estar ahí… ¡Ay madre! (abstenerse de leer este punto del post aquellas mujeres que estén intentando concebir jajaja).
  8.  Cuando voy de compras, siempre ‘pesco’ para ellas. Siempre he sido una mujer muy presumida y, como a la mayoría  me encanta la moda, los cosméticos e ir de compras. Bueno, pues ahora he cambiado mi orden de preferencias y mis secciones favoritas no son las de Woman, sino la sección Kids. Tanto que alguna vez me propongo comprarme algún vestido para algún evento especial y vuelvo sin vestido para mí, pero sí para mis niñas. Esto se hace extensible a libros, música e incluso a la compra en el súper.
  9. A valorar aún más la labor de tus padres y abuelos. Con lo difícil que es educar a los hijos. Al menos, en mi caso siempre tengo la duda de si lo estoy haciendo bien o mal. Cada vez que las regaño o se me escapa alguna voz, tengo remordimientos de conciencia y pienso ‘soy una bruja y la peor madre del mundo’. Ahora me doy cuenta que en esta tesitura también se han visto inmersos mis padres a la hora de educarme a mí. Y lo valoro mucho más que antes. Pero sobre todo, valoro a mi abuela, que se quedó viuda muy joven y con siete hijos a su cargo… Y a mí se me hace cuesta arriba ¡con solo dos!
  10. 55ab9deb-5736-47b6-9075-4a65974db18fLo fácil que puede ser que un mal día se transforme en el mejor del mundo. Y esto con solo una palabra o una mirada. El ejemplo más reciente: hace un par de semanas tuve un día horrible en el trabajo, de estos en los que quisieras no haberte levantado de la cama porque todo se tuerce. Y cuando llegué a mi casa, me encontré una sorpresa en mi mesilla. Un sobre, hecho por mi hija, con un corazón y, dentro del mismo, un dibujito y una nota que decía: ‘mamá, te quiero’. Me lo había hecho a toda prisa, antes de irse al colegio para darme la sorpresa (cuando llegó del cole, me lo confesó). Vamos, que el día gris se tornó de color rosa y no pude dejar de sonreír en toda la tarde.

 

Acerca de María Cerrato

Periodista y mamá a tiempo completo. Amante y adicta a la cultura en sus múltiples variedades: literatura, teatro, arte, cine… Una adicción que ahora también comparto con mis niñas, Carmen y Pilar, que son mi vida y a quienes siempre he intentado contagiar este amor incondicional por la cultura. Ellas son mis actuales compañeras de escapadas teatrales, lecturas de cuentos, películas animadas… Todas estas escapadas ahora puedo compartirlas con otras mamás a través del blog de este fantástico medio de comunicación que es Mamá Tiene un Plan, con el que tengo el orgullo de colaborar.

1 thoughts on “10 cosas que la maternidad me ha enseñado (y que antes desconocía)

  1. Es una etapa bonita según va pasando el tiempo las cosas vivencias y preocupaciones van cambiando y tu ser seguirá con las mismas preocupaciones ,miedos y alegrías.

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