Bien «escondido» en Ifema, en el Espacio 5.1 (con indicativos en el suelo de color amarillo desde el parking verde, el más cercano) os espera un viaje inolvidable: un viaje al mundo de los dinosaurios. La muestra se encuentra en el mismo espacio, compartiendo entrada, con la también mítica exposición sobre Banksy: ¿Genio o vándalo? y nos propone una incursión al mundo de Jurassic World donde no sólo vemos dinosaurios, sino que nos adentramos en un viaje hasta la isla donde los científicos de la peli han reproducido estos seres maravillosos que poblaron el planeta hace millones de años y que, ahora, se encuentran en esta isla alucinante.
Comenzamos el viaje después de dejar todos nuestros trastos en el guardarropa de la entrada: 1€ por prenda. Los carros de bebé no están permitidos dentro de la muestra y su custodia en el guardarropa es gratuita. Las mochilas portabebés sí están permitidas, claro.
Nada más entrar, subimos a bordo de un barco que nos lleva directos a la isla. Por el camino, una de las trabajadoras de la isla nos va contando a través de una pantalla qué podremos encontrar y por supuesto nos asegura que las condiciones de seguridad están más que revisadas así que no hay nada que temer. ¡Adelante, pues, a descubrir unas cuantas especies de dinosaurios, laboratorio incluido, desde las zonas de seguridad!
Al llegar, se abren las puertas del barco y comienza la aventura. Nada más entrar, dos herbívoros: nos encontramos de frente con el cuello larguísimo del herbívoro más famoso: el braquiosaurio que, desde arriba, nos mira como si quisiera decirnos algo. Sus movimientos ya os adelanto que impresionan: Los más pequeños se colocan detrás de los padres o directamente saltan a sus brazos y entre la fascinación y el miedo intentan descubrir si son de verdad o no. En nuestro caso, no quisimos despejar la duda hasta llegar a casa y retomar el tema…
Junto al braquiosaurio encontramos entre la maleza al parasaurolophus, un dinosaurio con cara de simpático y divertida cresta (que le servía como caja de resonancia que amplificaba el sonido emitido por sus fosas nasales y gracias a la cual se comunicaba con el resto de la manada), de movimientos serenos que parece acostumbrado a la presencia humana. Otro dato curioso de este dinosaurio es que, tal y como cuenta la audioguía (sobrecoste de 6€, desde mi punto de vista no necesaria pero sí recomendable sobre todo para los más mayores) reponía sus dientes constantemente a lo largo de su vida. ¡Y tenía cientos!
Avanzando llegamos ala zona de los grandes dinosaurios y encontramos, no uno, sino dos triceratops: madre y cría que se mueven de un lado a otro de su zona dando la bienvenida a los visitantes. Ojos de parpadean, piel que recuerda a la del elefante con una alucinante elasticidad… Vamos, que hay que hacer un esfuerzo para recordar que no son reales. En esta zona, otra de las muestras más curiosas: una enorme caca de dinosaurio que llama la atención poderosamente de los más pequeños, casi tanto como los propios animales.
Avanzamos hacia una de las zonas interactivas de la muestra: el laboratorio donde podemos ver huevos y pequeños bebés de dinosaurios en «incubadoras». Además de fósiles con mosquitos de los que nacen los seres que pueblan la muestra y unas enormes pantallas en las que podemos diseñar el dinosaurio que más nos guste: especie, postura, color, rugosidad de la piel, etc. y enviarnos el diseño de nuestro dinosaurio soñado a nuestro email.
Seguimos avanzando a una zona de fósiles con recreaciones del cráneo de un Tiranosaurio Rex, huellas de distintas especies, una vitrina para calcar nuestras especies favoritas o descubrir entre la tierra y maleza huesos fosilizados. Un espacio para tocar y descubrir, para seguir aprendiendo con paneles informativos muy interesantes.
A partir de aquí, volvemos a hablar con nuestra guía virtual a través de la pantalla que nos anuncia que estamos a punto de conocer al T-Rex, el dinosaurio más impactante de todos. En ese momento, cuando nos está asegurando que estamos en una zona protegida, saltan las alarmas y luces de emergencia. Los niños, inquietos, vuelven a lanzarse sobre sus padres y pasamos a la sala en la que se encuentra el gran carnívoro, en penumbra y moviéndose algo nervioso, pero sin vernos. Menos mal, porque es un momentazo.
Superado el susto, seguimos adelante a una sala en la que nos encontramos dos nuevos ejemplares: el estegosaurio, famoso por los pinchos que adornan su espalda y cola y con el que también nos hicimos un montón de fotos porque, si algo hay que destacar de esta muestra es que hacer fotos y videos está más que permitido. El único requisito es que posean con flash ni se utilicen palos de selfie o trípodes. Así que os recomiendo que llevéis espacio en la memoria porque… ¡no vais a poder resistiros!
Para terminar pasaréis por la tienda donde encontraréis, entre otros muchos productos, una selección preciosa de libros sobre dinosaurios a la que os recomendamos que echéis un vistazo. Hay libros en español, inglés y español, algunos con movimiento incorporado y para distintas edades (desde atlas más «académicos» hasta historias para los más pequeños, pero todos cuidadosamente ilustrados y con mucha información interesante). Nosotros compramos de recuerdo además una baraja de cartas para jugar a las familias de dinosaurios (2€), un recuerdo al que seguro que daremos mucho uso, pero hay imanes, tazas, huevos y muñecos de distintas especies (tanto en formato peluche como en otros), camisetas y muchos recuerdos más de distintos precios y para diferentes gustos. Si no queréis gastar más dinero, pasad rápido porque hay muchas cosas interesante que llamarán la atención de los niños, pero seguramente también la vuestra.
Cómo llegar una vez estéis en IFEMA
Para llegar a la muestra, os recomendamos indicar en vuestro GPS esta dirección: Calle de la Ribera del Sena, 7, 28042 Madrid. La mejor zona para aparcar es el parking verde. desde allí podréis ir andando (unos 5 minutos) a la entrada de la muestra. Tenéis que pasar la carpa instalada para el musical 33 y al fondo, junto a los pabellones encontraréis en una carpa amarilla la entrada a las dos muestras que os comentábamos (Jurassic World: The Exhibition y Banksky: ¿Genio o vándalo?). Las indicaciones desde el aparcamiento no son muy evidentes: hay algunas en el suelo indicando el Espacio 5.1 en el que se desarrolla, pero ninguna específica con las imágenes de la muestra así que es posible que os resulte un poco complicado encontrarla a la primera si no lo tenéis en mente. Yo soy bastante mala en temas de orientación aunque llegué bien preguntando un par de veces al personal de seguridad y aparcamiento. No quería desandar lo andado con los niños si me equivocaba, que el espacio de IFEMA no es precisamente pequeño ni intuitivo.
Dado el éxito de la exposición, que inicialmente estaba prevista hasta el 17 de febrero y a la que ya han asistido más de 150.000 personas, la organización ha decidido ampliarla hasta el 14 de marzo así que os recomendamos hacer un hueco en vuestra agenda y acercaros.
Si podéis, comprad las entradas online porque podréis elegir el pase al que queréis acudir y evitar colas y esperas. Más info sobre precios y horarios, en la info completa en nuestra web o en la página oficial.
Además de la parte educativa, lo más espectacular es sin duda lo reales que parecen estos dinosaurios, que son ejemplares originales que se usaron en la película. Tanto es así que mi hijo pequeño (3 años) sigue diciéndonos que los dinosaurios existen, que no todos desaparecieron y que por nada del mundo piensa creerse que lo que vio hace unos días fueran «muñecos». Ya os digo que en determinados momentos hay que hacer un esfuerzo consciente para recordarlo. Sin duda es una exposición muy, muy recomendable.