‘Peter Pan. Un musical muy especial’ es el nombre del espectáculo al que asistimos el otro día. Al leer el título, lo primero que te viene a la cabeza es una pregunta: muy especial ¿por qué? Pero una vez que disfrutas de él, y digo DISFRUTAS con letras mayúsculas, lo entiendes perfectamente.
Se trata de una adaptación del cuento clásico, pero con reminiscencias más modernas y adaptadas a la actualidad. Por supuesto, el país de Nunca Jamás conserva su esencia fantástica, con sus niños perdidos, sus sirenas y sus piratas, pero el Londres en el que vive Wendy con sus padres, es mucho más moderno y actual que el clásico del cuento. Por ejemplo, Wendy le pide a su padre que le compre un teléfono móvil y cuando éste le deja el suyo se hace selfies con él. Además, tiene un sueño que cumplir cuando sea mayor: ser árbitro de fútbol de la selección. De hecho, ella protesta por tener que ponerse una bata rosa de ‘princesa’ y cuando se la quita va vestida de futbolista. ¡Ay! ¡Me encantó encontrar una Wendy así! Reivindicativa y abogando por la igualdad de la mujer. Pero ésta no fue la única reivindicación de este musical tan especial. Otra reivindicación importante estuvo presente en la totalidad de la obra: la integración. Los niños perdidos, Smith y los piratas que acompañaban a Garfio y la princesa Tigrilla eran niños con Síndrome de Down, pero esto último era lo de menos porque la profesionalidad y la dulzura que emanaban en cada una de sus intervenciones, hizo que todo el público nos desternilláramos de risa con sus puntazos y también nos arrancaron alguna que otra lagrimilla. ¡Grandísimos actores!
El reparto también estaba integrado por una Wendy con unas magníficas dotes de actriz y una voz prodigiosa; un Garfio divertidísimo, con un acento medio andaluz que le daba un toque humorístico añadido y un Peter Pan que no ha podido estar mejor elegido, como actor, bailarín, cantante o incluso acróbata. Todos ellos componen un elenco de actores que consiguen empastar a la perfección entre ellos.
Por supuesto, la música, el vestuario y la escenografía hacen el resto. Unas composiciones musicales de 10, con una música muy pegadiza y bailable y unas letras preciosas. Un vestuario cuidado al milímetro -me encantó el de Peter, tan luminoso y vibrante- y tan colorido. Y una currada escenografía en la que la iluminación tiene un gran protagonismo. Todo ello hace un cóctel perfecto para el triunfo de esta obra, que ya ha prorrogado su cartel y que llena el Nuevo Apolo en cada representación.
A la obra asistí con mis peques, mis amigas y sus niños. Vamos, que íbamos tres adultas y cinco niños de todas las edades -dos niñas de 7 y 8 años, una de 5 y dos de solo 2 añitos- y tengo que decir que los niños captaron el mensaje de la obra con facilidad. Las dos mayores estuvieron muy atentas, agarradas a las butacas de delante para no perder detalle, esa fue su posición durante toda la obra y, a la salida del teatro, Carmen me dijo, “mamá, ha sido de las mejores obras musicales que he visto nunca”. Y ya sabéis que los niños, a estas edades, no mienten porque no tienen filtro. Pilar, de 5 años, tampoco pestañeó mucho, solo se giró en dos ocasiones hacia mí: cuando Garfio hirió a Peter y éste estaba en el suelo, que me preguntó: “mami, ¿qué le pasa a Peter?” y cuando Campanilla bebió el veneno y cayó al suelo, me comentó gipando: “mamá, no se ha muerto Campa, ¿verdad?”. Los niños de mis amigas, de solo 2 añitos, estuvieron muy atentos a lo que sucedía en el escenario. De hecho, uno de ellos, no paró de bailar cada una de las canciones del musical y lo dio todo.
Ya sabéis que la interacción con el público infantil es muy importante para mantener la atención de los peques y, en esta obra, tampoco falta, animando al público a cantar, haciendo preguntas al público e incluso jugando con balones de fútbol gigantes.
Desde luego, todos salimos encantados del Nuevo Apolo. Pero, sin lugar a dudas, hay una parte que me encantó más que cualquiera de los puntazos de humor de la obra o que cualquier actuación musical. Fue cuando los niños perdidos hacen una reflexión sobre las madres y cómo les cuidan y miman. Una de ellas dice que ella quiere ser mamá para dar a su hijo el amor que le da a ella la suya y otro, que cuando su madre sea viejecita, la vestirá y le contará cuentos por la noche, como ella hace con él… Simplemente emocionante y maravilloso.
Aún tenéis tiempo de disfrutar de este especial y gran musical, que seguro que os dejará fascinados como a nosotros. Estará hasta el 24 de marzo, en el teatro Nuevo Apolo.