Seguro que habéis pensado, al leer el titular, que no es posible: que no se puede jugar con un bebé tan pequeñito… y en parte tenéis razón. Si por juego entendéis una carrera, hacer figuras con plastilina o echar un parchís, está claro que no hablamos del mismo tipo de juego. Si pensáis sin embargo en actividades que sirvan para estimular a vuestro pequeño y con las que ambos disfrutéis de vuestro tiempo juntos, entonces estamos en la misma línea. La ventaja de dedicar tiempo a ese juego delicado y lleno de emociones que solemos disfrutar con nuestros recién nacidos es que al bebé siempre le aporta algo porque en ese momento todo, absolutamente todo, es nuevo para él (cuando digo EL, también me refiero a ELLA, por supuesto).
Balancéate y dale tiempo para seguirte con la mirada
Sentado con el bebé en brazos, mueve tu cuerpo dejando al bebé quieto. Hazlo lentamente para que pueda seguirte (o seguir tu sombra en los primeros días) con la mirada. Puede que si pruebas al principio no haga nada. Ten en cuenta que su vista no está ni mucho menos al 100% y está empezando a ver sombras y algunos colores más allá del blanco y negro, pero notarás cómo según pasan los días, te va siguiendo.
Si además de moverte le cantas mientras te mueves, le ayudarás a seguirte. Además, comprobarás si oye bien porque notarás cómo se queda atento a los sonidos y gira a veces la cabecita hacia ellos.
El juego del espejo
Habrás visto a muchas abuelas que, cuando están con bebés, empiezan a hacer muecas y ruidos divertidos. Se trata de algo que tenemos incorporado en nuestro ADN y sí, es más común en las mujeres . Es una forma de estimular a nuestros bebés para que desarrollen sus habilidades naturales. Son las primeras interacciones que el bebé aprenderá de sus iguales y, aunque os parezca mentira, desde muy chiquitito intentará imitarlas.
La que más fácil les resultará seguramente sea sacar la lengua. Muchos bebés sacan la lengua levemente cuando te ven hacerlo a ti. Más tarde, entre el mes y medio y los tres meses empezará a sonreír, pero sacar la lengua lo intentará hacer (y muchas veces lo logrará) desde las pocas semanas de vida aproximadamente.
La barca
Con tu bebé tumbadito sobre tus piernas, balancéate y hazle balancearse contigo. Si además lo haces delante de un espejo que no esté demasiado lejos verás cómo busca «el bulto de vuestra sombra». Estos ejercicios de balanceo le ayudan a desarrollar el equilibrio. De hecho, más adelante es posible que sea el pediatra quien os recomiende ir a los columpios precisamente para eso, para desarrollar su aparato vestibular.
Canta, canta y canta
Cántale mientras haces cosas por casa, pero cántale mirándole también cuando tengas ese rato. Con un bebé en casa tu vida será muy parecida a un musical y no sabes lo mucho que lo disfrutará tu peque. Te irá estudiando detenidamente y notarás cómo va aprendiendo cómo es tu cara y la de las personas que le rodean.
Nuevas sensaciones: Masajéale y deja que disfrute del agua
Su cuerpo es una fuente inagotable de sensaciones para él. Todo es nuevo y le resulta sorprendente el sentido del tacto que es, junto con el oído, el más desarrollado. Caricias, besos, cosquillas ligeras o el contacto con el agua en la bañera serán para él una diversión asegurada. No sabe aún sonreír ni por supuesto ríe a carcajadas, pero en su mirada verás la sorpresa, la emoción y a veces incluso algo de inquietud en muchas de estas sensaciones.
Desde bien pequeño además notarás si es más o menos lanzados. Hay niños que se asustan enseguida en cuanto se les presenta una nueva sensación. Otros, en cambio, disfrutan de esas sensaciones y las afrontan con curiosidad. Juega tu también a descubrir su carácter. Te fascinará.
Más juegos para tu bebé
Estos son algunos de los juegos que yo he disfrutado mucho con mis tres pequeños en este periodo de sus vidas, pero si queréis conocer más recursos , os recomiendo el libro Todo un mundo de sensaciones: Mi bebé de 0 a 6 meses. En él podéis encontrar muchos más juegos para disfrutar junto a tu bebé y ayudarle en su desarrollo con actividades adaptadas a esta etapa que pasa tan rápido pero alimenta tanto el alma.
Yo aprendí muchísimo de los libros de Elisabeth Fodor y estoy segura de que tu también lo harás. ¡Que lo disfrutéis!