Seguro que esta pregunta, en apariencia tan sencilla, te la has hecho más de una vez y… ¿verdad que la respuesta no siempre ha sido tan clara como te gustaría? Hoy te contamos qué debes tener en cuenta a la hora de elegir un pijama para tu bebé y si es mejor con o sin pie.
Qué tener en cuenta a la hora de elegir un pijama de bebé
Sin duda lo primero que debes tener en cuenta en un pijama de bebé, tenga o no tenga pie, es el tejido y la temporada del año en la que lo va a utilizar. Es fundamental no abrigar en exceso a los bebés, especialmente a los más pequeñitos. Tendemos a intentar evitar a toda costa que se enfríen y, a veces, como comentan los propios pediatras, los llevamos excesivamente abrigados, lo que produce que el niño sude y tenga una mayor tendencia a enfriarse con los cambios de temperatura a consecuencia de ese sudor que nosotros mismos hemos provocado. Si tenéis dudas, optad por las capas, como hacemos los adultos. Siempre podréis quitar alguna capa si veis que el peque tiene demasiado calor sin necesidad de cambiar por completo el modelito causando más incomodidad si el bebé está en algunos de sus ratos de sueño.
En cuanto a los pijamas con pie, tened siempre presente que el pie del pijama se adapte bien al del bebé. No conviene que vaya demasiado justo (la costura podría clavársele en el tobillo y molestarle, quizá incluso incomodarle a la hora de dormir, que es justo lo que no pretendemos) y tampoco que le quede demasiado grande de manera que la pierna se «escurra» por la pata del pijama. Esto también le resulta muy incómodo.
Si tu peque tiende a tener los pies fríos, sin duda los pijamas con pie son los más adecuados para él. Si los llevara sin pie seguramente acabarías poniéndole unos calcetines que resultarían mucho más incómodos porque, o bien se le saldrían durante su sueño, o bien se le acabaría marcando la goma en el tobillo. Personalmente, saber que puede pasar la noche con la gomita clavándosele en la pierna me genera una angustia tremenda así que acabo quitándole los calcetines y maldurmiendo pendiente de que tenga siempre los piececitos tapados. Como veis, en mi caso soy pro-pie en los pijamas siempre que el bebé sea pequeño, en concreto hasta que empieza a andar. Y aquí, en este sentido, os lanzo la siguiente recomendación:
Si tu bebé empieza a andar y puede salir de la cuna-cama, te plantearás si ha llegado el momento de eliminar este tipo de pijamita. Es cierto que a partir de los 12 o 18 meses es menos frecuente encontrar pijamas con pie incorporado, pero a muchos padres les sigue gustando que los pijamas cubran los pies por el motivo que exponíamos antes. En este caso, te recomendamos los pijamas que tienen una pequeña suela antideslizante. Suelen llevar unos pequeños puntitos transparentes o de algún color que contrasta para que el pequeño que se levanta de su camita no resbale con el pie cubierto. Fíjate en esto si estás en esta situación porque si se levanta con sueño y tambaleándose (suele ocurrir en los primeros meses después de echar a andar), es muy probable que empiece el día con un susto.
Más allá del pie, otra de las cosas que debes tener en cuenta es dónde tendrá la apertura: delante, a la espalda o en la entrepierna, para facilitar el cambio de pañal.
Aunque esta última puede parecer la más adecuada para los bebés más pequeñitos, para evitar quitarles todo el pijama cada vez que hay que cambiarles, mi favorita es la apertura delantera, especialmente en las primeras semanas y para padres primerizos.
Los motivos -todos ellos personales- son varios: puedes abrir el pijama completamente y poner al bebé encima para cambiarle, lo que lo hace muy fácil para los papás primerizos a los que siempre nos da la sensación de que el bebé se nos escurre por todas partes. De esta forma seguro que te apañas mucho mejor y sientes que tienes todo mucho más controlado.
Aunque en este tipo de pijamas puede parecer que el cambio del pañal puede ser más complicado, realmente no es así porque puedes abrir solo los últimos botones y deslizar sin esfuerzo las piernecitas por la pernera del pantalón para liberar la parte inferior del cuerpo. Así ,les podréis cambiar sin ningún problema. Volver a meter las piernas puede ser un poco más delicado, pero en un par de cambios le habréis cogido el truco. El motivo de esta preferencia tan personal es, de nuevo, que no me gusta pensar que al bebé le está incomodando algo que se le clava en el cuerpo. En el caso de los pijamas con apertura en la entrepierna o en la parte trasera, los corchetes o botones suelen acabar ligeramente marcados en la espalda y no me gusta nada. Llamadme maniática, puede que me moleste más a mí que a ellos, pero en cualquier caso, estoy más tranquila si sé que no está apoyado sobre nada duro ni metálico que le pueda incomodar.
Si tomamos en consideración el cierre, os desaconsejo las cremalleras, al menos en los pijamas para dormir (suelen ser bastante más rígidas que otros sistemas, aunque si llevan un body debajo no les molestará). Si optáis por pijamas con botones, aseguraos siempre de que estén bien cosidos para evitar que se escape alguno que pueda coger el niño y llevárselo a la boca. El cierre más habitual, no obstante, es el de corchetes. Este es un sistema muy seguro y fácil de abrochar. Conviene tirar con suavidad y de uno en uno para evitar que se suelte alguna de sus partes. Lo bueno es que son muy fáciles de abrochar y el proceso será más rápido, probablemente, que con botones que, a veces cuesta atinar en el ojal.
Y vosotros, ¿nos contáis qué tenéis en cuenta a la hora de elegir un pijama para bebés? ¿Qué cierre os gusta más? ¿Os gustan con o sin pie? ¡Nos encantará leeros en comentarios!