«Ser madre es la PEOR decisión que puedes tomar». Estas «lindas» palabras me dijeron un día cuando estaba embarazada de pocas semanas de #mimayor. Me pareció brutal, hasta violento, sobre todo viniendo de una madre: «no es bueno para tu descanso, te va a impedir hacer lo que quieras durante años, vas a dormir mal y a preocuparte por alguien más que por ti mismo para siempre y económicamente… ¡es una ruina!», argumentaba, y entonces añadió: «pero cuando la naturaleza te pide ser madre, tienes que serlo, no piensas en otra cosa».
Tener un hijo es una absoluta bendición, un privilegio. Y si tenéis varios, probablemente sea el mayor lujo que os vais a permitir en la vida porque no hay nada como dar vida… Pero, ¿qué pasa si tu mente ya está en esa fase, estás preparada para ser madre pero el bebé no llega? Entonces, es momento de pensar en la adopción o recurrir a la ciencia. Después de consultar con algunas clínicas de reproducción asistida en Madrid, os comparto las alternativas más comunes:
Lo primero es, por supuesto, hacer un análisis del estado de la situación. De manera muy coloquial, os resumo que generalmente se analiza el semen del futuro papá para comprobar su «calidad» y se toman unas muestras de óvulos (u ovocitos) de la futura mamá para conocer cuál su reserva ovárica (si tiene óvulos disponibles y en buen estado). Dependiendo de los resultados, se analizan las opciones.
- La primera opción, si los problemas de fertilidad son leves, suele ser la inseminación: esta técnica consiste en introducir el semen de manera artificial en el útero de la mujer habiendo, previamente, administrado ciertas dosis de hormonas para potenciar la estimulación ovárica. Podéis encontrar multitud de centros en los que realizar una inseminación artificial en Madrid, tanto si tenéis pareja como si necesitáis donante de semen.
- Fecundación in vitro: suele ser la siguiente opción. En este caso, tras la extracción de óvulos de la futura mamá y el análisis de los mismos, se unen los óvulos y los espermatozoides en el laboratorio. Una vez hecho esto y comprobado cuál es la supervivencia de los embriones, se implantará el embrión en el útero de la mamá a través de una fertilización in vitro clásica o mediante una inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI). Generalmente se implantan al menos 2 embriones si han prosperado suficientes, para multiplicar las posibilidades de que el embarazo llegue a buen término. Algunos padres deciden implantar solo un embrión o 3, depende del historial de la pareja y de los consejos médicos. Si en la fecundación en el laboratorio han prosperado varios embriones, es frecuente conservar los restantes en el laboratorio durante un tiempo y, si la pareja decide repetir el procedimiento porque no haya prosperado el anterior o porque quieran tener más bebés, allí estarán sus embriones esperando.
- En ocasiones, si los óvulos de la mamá no son aptos para concebir, se recurre a la ovodonación. Es decir, se toma el óvulo de una donante y se fecunda con el espermatozoide del papá. En el caso de una madre soltera, tanto óvulo como espermatozoide pueden proceder de donantes. Posteriormente se deberá someter a una fecundación in vitro para gestar a su bebé.
- La vitrificación: ¿Recordáis cuando google propuso como estrategia de conciliación para sus trabajadoras ofrecerles la congelación de sus óvulos a cargo de la empresa? Pues es esta técnica que os comentamos, la vitrificación. Es una técnica cada vez más demandada por las mujeres por el progresivo retraso de la edad a la que las mujeres nos convertimos en mamá. De esta forma las mujeres garantizan que tendrán óvulos propios si su producción de éstos comienza a mermar hasta el punto de poner en riesgo su fertilidad. Sin embargo, también la utilizan mujeres que van a someterse a tratamientos médicos agresivos que pueden afectar a su fertilidad en el futuro, como la quimioterapia.
Con todas estas reflexiones, no puedo evitar que me venga a las mente la famosa serie de Friends que marcó nuestra generación (la mía, al menos, sí) cuando Chandler intentaba convencer a la mamá de sus gemelos para que les eligiera como padres adoptivos argumentando que Mónica ya era madre, pero no tenía a su bebé. Es fácil imaginar la impotencia, frustración y profunda tristeza que se puede sentir en una situación así, pero merece la pena luchar por nuestros sueños, ¿verdad?
Si has pasado por esta situación o estás en ello y te apetece compartir tu experiencia, eres más que bienvenida.