Tenemos ya a la vuelta de la esquina el mes de mayo. Es mi mes preferido: la época de las flores; el calor empieza a hacer acto de presencia y ya huele a verano; los días son más largos… Y, por supuesto, es el mes de las comuniones, bautizos y bodas. De hecho, una servidora se casó un 5 de mayo. Y este año mayo es especial para mí porque mi hija hace su Primera Comunión. Siempre que todo vaya bien, la hará el domingo, 2 de mayo, una fecha muy especial porque coincide con el Día de la Madre y ¡es un regalo tan bonito que coincida con ese día!
Cierto es que tengo la sensación que con el tema de el bicho malo este que nos está amargando la existencia, hay muchas cosas que tendremos que hacer tomando muchas precauciones e incluso, hasta que no llegue el “Día D” no quiero echar las campanas al vuelo de poder celebrarlo. Con precauciones me refiero a: mascarilla, que es un rollo, aunque tan prioritario ahora mismo; mesas de cuatro invitados como tope; recortar al máximo el número de asistentes a la celebración, con presencia solo de la familia más cercana… Y muchas cosas más que esta Pandemia nos está arrebatando pero que, mirándolo con perspectiva, iremos recuperando porque lo importante en este momento, es que todos estemos bien. Todo llegará. Hasta las deseadas vacunaciones generalizadas.
Dicho esto, os confieso que he dejado los preparativos muy para la “crítica hora” porque no confiaba en que la comunión se pudiera realizar en el mes de mayo, con tanto brote como estábamos teniendo a finales de año. Y, como imaginaréis o sabréis las que ya hayáis pasado ya por “capilla”, algo que hay que hacer con bastante tiempo de antelación es la elección del vestido para la niña o el niño de Comunión -más aún si es niña-. Cuando llegó Navidad me planteé que era posible que la Comunión SÍ pudiera ser en el mes de mayo con lo que mi solución a esto fue que mi hija llevara mi vestido o, si lo veía muy desfasado, el de su prima.
De hecho, en las vacaciones de enero estuvimos haciendo pruebas con esos atuendos. Yo veía preciosa a mi pequeña ataviada con mi vestido. Pero, después de darle muchas vueltas, decidí que me apetecía que tuviera su propio vestido ese día. Fue entonces cuando decidí pedir cita en la tienda -o más bien el Atelier o Showroom- donde les había hecho algunos vestidos de ceremonia: Teresa y Leticia.
El lugar lo tenía claro porque contaba ya con una experiencia muy positiva con los vestidos de arras y ceremonia en este Atelier y trabajan genial, te hacen todo a medida y la relación calidad-precio es inmejorable. Una vez que te dan cita, prueban a la niña los vestidos que le gustan del muestrario -nosotros ya llevábamos nuestros favoritos elegidos porque habíamos consultado su web-. Después tú eliges el largo y el color del fajín que prefieres, toman medidas a la niña y se lo hacen plenamente adaptado a su cuerpo. Cuentan con una amplísima variedad tanto de vestidos, como de tocados y complementos e incluso te pueden hacer la mascarilla de la forma y la tela que prefieras. Me gusta tantísimo cómo trabajan en Teresa y Leticia que también encargué que le hicieran el vestido de ese día a mi pequeñina, Pilar. Para vestidos de ocasiones especiales, y también de calle, cuentan con una amplísima variedad de telas preciosas y tú eliges la forma del vestido que deseas y la tela que más te guste y lo confeccionan con sus medidas. La fabricación es artesanal, española y todos y cada uno de sus vestidos y trajes son exclusivos y muy elegantes. Pero, sobre todo, no tienen competencia en lo que a precio de refiere. Echad un vistazo a su web y ya me contaréis -esta no es una colaboración pagada, ni un publirreportaje-.
Pero la cosa no fue tan sencilla -en tiempos COVID nada lo es-. Teníamos cita concertada para el día 8 de febrero. Y tuvimos la mala suerte de tener que anularla por un contacto estrecho de la niña, en el cole. Así que, al tener que posponer la cita, hemos ido mucho más ajustados con los plazos de entrega del vestido… Así que mi solución para la sesión fotográfica, que hemos hecho en exteriores, ha sido comprar un vestido blanco y bohemio, con unas alpargatas, un canotier y ¡voilà! Ha quedado una sesión de fotos muy bonita. Eso sí, en el recordatorio, Carmen no sale vestida de comunión. Pero el resultado ha sido muy bueno. Mi intención es, después de el día de la Primera Comunión, hacerle otra sesión para el álbum digital y para tener alguna chula para enmarcarle o hacerle en formato lienzo para los abuelos y para nosotros. Para las que os aventuréis a hacer el recordatorio o el álbum vosotras mismas, a mí me encanta Fotoprix. Es donde se lo he hecho a la peque y también a mis sobrinos.
Y después de encaminar el vestido de las niñas, me tocó a mí buscar mi look, algo que más o menos ya tenía en mi cabeza, por lo que parecía más complejo encontrar. En este sentido, también os quiero recomendar dos lugares en Madrid que me encantan para cuando queráis elegir un vestido más especial para una boda, bautismo o comunión. No son las típicas tiendas de cabecera de todos en nuestro día a día, pero tampoco es nada descomunal de precio y la fabricación es española, algo que suelo mirar mucho últimamente. Mi vestido lo compré en Moosy, una tienda que no os podéis perder si tenéis algún evento a la vista. Echad un vistazo a su web a su Insta. Está en la calle Castelló, número 5, de Madrid.
Mi otra opción, que es mi otra tienda favorita para encontrar algo más especial para eventos es Coosy, muy cerquita de la otra, en la calle Claudio Coello, 46. De hecho, dudaba entre un mono blanco de manga larga de esta última, pero al final, me decanté por el vestido de la primera.
El lugar de la celebración y otros detalles
Pero con la elección de los outfits… de la unidad familiar (jajajajaaja) no finalizan los preparativos de una comunión -qué más quisiera yo-. Menos mal que, el lugar de la celebración es nuestro “fijo” y ya somos como de la familia allí porque hemos celebrado todos nuestros eventos en este restaurante.
El hotel-restaurante El Labrador fue nuestra elección. La comida de allí nos encanta. Los precios son más que asequibles y los amplísimos jardines y salones hacen que nunca erremos en nuestra elección. Esos exteriores, en época COVID se hacen más fundamentales que nunca. De hecho, cuentan con salones interiores, que se quedan casi abiertos por completo con sus cristaleras.
Por supuesto, también quisimos tener un detalle ese día con los invitados. Yo tenía claro que quería dar una botella de vino. Pero no cualquier vino, uno de mis favoritos de las bodegas de Navalcarnero: D’Orio Garnacha Cepas Viejas de Bodegas Andrés Díaz. Me encanta la D.O Vinos de Madrid. Últimamente, cuando salgo de cena o comida, pido Vinos de Madrid, y, si tienen de mi tierra, Navalcarnero, no lo dudo. Si es bueno, hay que potenciar el producto natal. En concreto, los vinos D’Orio de Andrés Díaz son monovarietales, fáciles de beber y deliciosos. Hay monovarietal Garnacha Cepas Viejas (es la uva tradicional de Navalcarnero), el de uva Tempranillo y el de Cabernet Sauvignon. Otro de los detalles elegidos fue una planta con flores de distintos colores, con un portamacetas de loza blanco (todo lo compramos en Ikea) y unos vasos de colores también del mismo lugar, que llenamos de gominolas (envasadas, acorde con normativa Covid, por supuesto).
Y ahora, ya con todo encaminado, solo nos queda esperar a que llegue el gran día y rezar para que podamos celebrarlo y -por pedir que no quede- que nos haga un día de sol. Cruzaremos dedos porque, desde luego, celebrar un evento en tiempos de Pandemia es toda una aventura. Aunque siempre es ¡tan emocionante! Que merece la pena.
¿Estáis inmersos en preparativos para celebrar comuniones o bautismos de vuestros peques? ¿Cómo lo lleváis? ¿Ya tenéis todo preparado? ¡Contadnos!
¡¡¡¡Muchísimas felicidades!!!! Espero que sea un gran dia. Los vestidos son maravillosos, tanto de las niñas como de la madre. Tomo nota, sin duda. El Labrador lo conozco, y qué decir… estupendo siempre. Cocina, espacios y personal.
Me parece muy interesante el articulo. Muchas gracias por compartir