Ya sabeis que todos los años tenemos una cita con Benidorm, esa ciudad que, como Nueva York, nunca duerme. Hace un par de años, antes de que COVID llegara a nuestras vidas, paseando por su avenida principal, pasó junto a nosotros un 4×4 con una jaula en la que una familia de velociraptores miraba amenazante a los transeúntes. Obviamente mis hijos quedaron hipnotizados por lo que tenían ante sus ojos y, como muchos niños que estaban por allí, empezaron a gritar emocionados. Anunciaban DinoPark, un parque temático de dinosaurios que ya entonces decidimos que teníamos que visitar. ¡Sólo ese coche era alucinante!
Aquel año no nos dio tiempo, aunque ya empezamos a investigar qué se podía ver allí, a qué distancia se encontraba, etc. y decidimos que, en nuestra siguiente visita, iríamos a verlo.
El pasado año no pudo ser -nos saltamos esa cita-, pero este verano, que hemos podido escaparnos unos días, ha sido nuestra prioridad, junto con el Mediterráneo, por supuesto.
DinoPark se encuentra a solo 20 kilómetros de Benidorm hacia el interior. Por el camino encontraréis las famosas Fuentes del Algar, les Fonts d’Algar, una serie de cascadas que excavan extrañas formas en la piedra caliza haciendo del paisaje un entorno único. En nuestro caso, no paramos a verlas porque al ser verano y en plena ola de calor, había demasiada gente, pero nos lo apuntamos para futuras visitas en temporadas con menos aglomeraciones.
Al llegar a lo alto de la montaña, entre plantaciones de nísperos y limoneros, nos encontramos con un lugar fascinante, un verdadero viaje en el tiempo: DinoPark, la tierra de los dinosaurios. Realmente lo parece. La puesta en escena no podía ser más acertada.
La riqueza botánica de DinoPark
A las decenas de réplicas robóticas de dinosaurios que se mueven y suenan de un modo de lo más realista, se suma un entorno único. DinoPark se encuentra en un espacio más o menos vertical donde se abren caminos rodeados de cactus, árboles y arbustos espectaculares: parece realmente la época de los dinosaurios con esa vegetación tan exuberante. Sin duda se trata de un tesoro botánico escondido que nos ha encantado descubrir.
Paseando por sus senderos no sabías si mirar al impresionante diplodocus que parecía mirarte desde las nubes de tu izquierda o a la impresionante acacia de la derecha tan alta como el propio dinosaurio. Investigando con los locales, descubrimos que se trata de un lugar muy apreciado por los amantes de las plantas que, antes de que se instalara allí DinoPark, ya atraía la atención de expertos y curiosos que se daban cita para tomar algo en un bar restaurante que se erigía donde hoy lo hace la recepción al parque. Ahora, DinoPark garantiza la preservación de todas esas raras especies y ejemplares maravillosos que convierten el lugar en un espacio mágico. Vimos varios jardineros cuidando las plantas, limpiando malas hierbas, trasplantando cactus en espacios vacíos… todo se veía extremadamente cuidado y eso, para los que apreciamos las plantas, es una maravilla.
Además, entre las especies botánicas que podéis ver en DinoPark se encuentra una muy especial que llegó al parque en 2006: la Wollemia Nobilis, un ejemplar maravilloso que os espera justo a la entrada para recordaros la maravilla de la época de los dinosaurios. Se trata de una rara planta, una especie de pino prehistórico del periodo mesozoico de la que solo hay 39 ejemplares en el mundo, ubicados en la selva australiana. Como reza el cartel que explica la historia de esta planta: «Para un botánico, encontrarse con esta planta es lo que para un zoólogo sería encontrarse con un dinosaurio vivo. La planta vivía en nuestro planeta hace más de 175 millones de años». Y la verdad es que su aspecto es impresionante.
Hablemos de dinosaurios
La mayor parte de las réplicas de los dinosaurios están hechas a tamaño real y, las que no lo son, cuentan con un panel informativo donde se dibuja la escala: tamaño del dinosaurio versus tamaño de un ser humano adulto medio, lo cual hace muy fácil imaginar cuánto más grande habría que imaginar el ejemplar que tenemos delante.
Otro de los puntos fuertes de este parque es que algunas de sus réplicas están pensadas para que se puedan tocar, incluyendo el triceratops que muestra cómo sería el interior de su cuerpo, con su corazón, intestinos, etc. al aire para que el visitante pueda asomarse de una manera aún más cercana a la anatomía de estos animales, incluso la interior. ¡Un punto extra para los verdaderos «frikis» de los dinosaurios que no suelen captar esta visión de estos animales prehistóricos.
Tened en cuenta que cada réplica es distinta y que, además, hay multitud de ellas. No hay que andar demasiado para ir de sorpresa en sorpresa, lo que convierte el parque en una continua atracción. ¡No hay espacio para el aburrimiento! Los niños van señalando sin parar porque además, la estructura vertical del parque hace que podamos ir viendo desde arriba algunas de las sorpresas que nos esperan más abajo por lo que la emoción es máxima: están frente a un pteranodonte pero les espera un carnotauro y un triceratops algo más allá. ¡Les veréis completamente felices con lo que tienen delante y lo que están a punto de descubrir!
Esto solo tiene un aspecto negativo y es que a veces les cuesta concentrarse en la parte informativa que también les interesa pues está muy bien explicada para que los peques la comprendan y revela un montón de datos curiosos sobre los distintos ejemplares.
Más cosas sobre el parque
Además de su vegetación y sus dinos, hay otros espacios interesantes tanto desde el punto de vista educativo como porque aportan comodidad a la visita:
- Un cine 3D con una película en la viajaréis junto a un huevo de dinosaurio descubriendo distintas especies. Era la primera experiencia con gafas 3D de mis peques y les encantó.
- Varias zonas de picnic.
- Un bar para comprar bebidas y comida.
- Piscina con chorros para los niños especialmente apreciada si visitáis el parque en verano.
- Varias áreas de columpios.
- Una zona de preguntas y respuestas sobre la época de los dinosaurios.
- Muchos, muchos paneles informativos muy bien explicados y con información muy interesante.
- Además, hay un «patio paleontológico» donde los niños pueden excavar y descubrir huesos de dinosaurios y un pabellón con artefactos reales desde el protezoico a la actualidad. Estos dos espacios estaban cerrados actualmente con el fin de extremar las precauciones siguiendo el protocolo anti COVID, pero los queremos reseñar porque si lo visitáis dentro de un tiempo, puede que podáis disfrutar de ellos y la verdad es que prometen.
- Tenéis una web muy interesante donde descubriréis todos los detalles del parque, incluyendo una visita real por sus senderos a través de google maps.
Nueve DinoParks en el mundo
DinoPark Cactus d’Algar no es el único que encontrareis en el mundo. En total hay nueve parques temáticos distribuidos en distintas partes de Europa:
El precio de entrada es de 15€ para adultos; 10€ para niños hasta 12 años, 10€; los menores de 4 años no pagan y los grupos de más de 4 personas cuentan con un 10% de descuento. Solamente lo encontraréis cerrado los meses de diciembre, enero y febrero; el resto del año os esperan con un amplio horario de apertura y, desde nuestro punto de vista, se trata de una de las mejores visitas que podéis hacer con los peques en esta zona. ¡Para nosotros fue una maravilla!