Anoche vivimos un momento muy especial. Fuimos con nuestras peques al concierto de Amaral en el Wizink Center. Era la primera vez que las niñas asistían a un concierto no infantil, así que os podéis imaginar lo emocionadas que se subieron en el coche para ir para allá. Más aún sabiendo que iban a escuchar y a ver a Eva Amaral en persona y en directo. A pesar de que era viernes, y los viernes los madrugones de la semana ya pesan, fueron con auténtico subidón, escuchando las canciones de Amaral y entonándolas a voz en grito en el coche. Vamos, ¡que fuimos de camino ya metiéndonos en harina!
Una vez allí las niñas alucinaron con las dimensiones del Wizink Center. Les estuve explicando que, en este lugar se realizan la mayoría de los conciertos más importantes de la capital, pero que, en realidad estaba concebido, sobre todo, para eventos deportivos, como partidos de baloncesto. ¡Todo esto se lo contábamos mientras examinaban ojipláticas cada rincón del estadio! No os lo he comentado, pero los accesos al Wizink estaban muy controlados y en la grada se cumplía con la distancia de seguridad y el uso de mascarillas estaba muy controlado por parte del equipo de seguridad del Wizink.
Y llegó el gran momento. La aparición de la banda y… ¡De Eva! Estábamos en la grada baja lateral, con lo cual veíamos bastante cerquita a la solista. Entró en el escenario con un casco de cristales, tipo bola de discoteca en la cabeza. Pilar gritaba excitada: ¡¿Qué lleva puesto, mami!? Los efectos de luz reflejados en su casco y los de sonido fueron apoteósicos. El público se vino arriba desde el minuto cero. Bueno, ¡y nosotros también!
Abrió el concierto un temazo: “Señales”. A partir de ahí se sucedieron todos los temazos del grupo, tanto de “Salto al color”, su último disco y el nombre de la presente gira, como del resto de álbumes. “Hacia lo salvaje”, “Nuestro tiempo”, “Días de verano”, “Nocturnal”… Un público entregado a tope en la pista y en la grada hizo de este concierto una sintonía pura entre el grupo y los asistentes. La conexión se mascaba. En sus conciertos -mi marido y yo hemos estado en varios ya-, Eva lo da todo, pero creo que este concierto era especial para Amaral. Esta gira tuvo que ser cancelada, como tantas otras, con motivo de la Pandemia. Así que era un concierto pospuesto en varias ocasiones y muy, pero que muy deseado por los integrantes del grupo y por los madrileños. Y eso se palpaba en el ambiente y en la entrega de Eva, que brilló con luz propia.
Temazos muy especiales
Una servidora se emocionó, con lágrimas en los ojos, en varios temas. El que suena en mi cabeza cada día al levantarme y he hecho propio, como lema de vida: “Bien alta la mirada”. Esa música… Esa letra que reza “el amor que he dado y el que recibí, eso es lo que queda, eso hablará por mí”. Las letras de Amaral son pura poesía, a mí me tocan en corazón, pero hay algunas con las que me identifico especialmente. Me emocionan. Una vez Pilar, mi peque de 8 años, me escuchaba cantar esa canción y me dijo: “te gusta mucho mami, ¿verdad?” Yo le expliqué el significado de la canción.
Que cuando nos vayamos de aquí, si amamos, dejaremos ese recuerdo nuestro a los que se quedan. Que lo material lo dejaremos y nos llevaremos el amor que hemos recibido. Solo eso. Ella, emocionada me dijo: ¡Qué letra tan bonita, mamá! ¡A partir de ahora, también va a ser mi canción preferida! Así que imaginaros ayer cantándola, las dos, a voz en grito. ¡Ay! ¡Esos nexos madre-hija!
Por su parte, Carmen tiene una clara ganadora: “Mares igual que tú”. De hecho, la bailó en un fin de curso a propuesta de ella misma. Imaginaros el subidón que tenía cuando Eva la cantó en directo. Se levantó de su asiento y se puso a bailar.
Míticas fueron también las interpretaciones de “Revolución”, “Moriría por vos”, “Días de verano”, “Marta, Sebas, Guille y los demás” -banda sonora de mi grupo de amigas y creo que de más de uno…-. La canción “Ruido” fue emocionante, todo el Wizink iluminado por las luces de los móviles y de los globos de colores. ¡Buah! Y la interpretación de “Juguetes rotos”, tan de plena actualidad. Todo el mundo subiendo los brazos y haciendo la coreografía al unísono. Mis hijas incluidas. ¡Maravilloso!
Eva Amaral es pura energía en el escenario. Vibra, baila, salta, mueve los brazos de una forma tan especial… Ella es música. Se funde con sus letras. El directo de la banda no tiene parangón. Su acústica es tan buena. Ayer, además, nos tenían preparada una sorpresa muy especial. La bailaora Lucía Ruibal bailó como los ángeles, con sus movimientos magistrales de mantón, al son de “Soledad”, interpretada por Eva. ¡Vellos de punta!
Y después de esta crónica de una noche y un concierto fabulosos, vuelvo a activar el modo madre. Desde la organización de Amaral, que son más majos que las pesetas, nos dijeron que a los conciertos suelen ir muchas familias con peques. Y que ellos suelen recomendar llevar en el bolso unos taponcitos o, en su defecto algodón o papel, porque muchos niños son sensibles al ruido alto de los conciertos, sobre todo si están cerca del escenario. En nuestro caso, Pilar sí los utilizó, pero Carmen, no.
Bueno, pues ya solo nos queda cruzar los dedos para que esta vuelta a la “normalidad” -salvando el tema de la mascarilla-, haya llegado para quedarse porque ¡qué necesaria es la música en directo y bailar y saltar en los conciertos! Y también decir que, después de lo de anoche, si ya éramos fans de Amaral, ahora ¡muchísimo más! La próxima y última parada de “Salto al color” será el 17 de diciembre, en Zaragoza. Información sobre venta de entradas en www.amaral.es/conciertos