Quedaros con este nombre “Madrid Circus Festival” porque, en las próximas semanas, vais a oír hablar muchísimo de este espectáculo. El otro día tuvimos el privilegio de asistir al estreno de esta vuelta de tuerca magistral a las artes circenses y no pudo fascinarnos más. Ubicado en el Espacio Ibercaja Delicias, en una gigantesca carpa fija, llama la atención tanto el Espacio en sí, como su privilegiada situación, a espaldas del precioso edificio que alberga el Museo del Ferrocarril.
Madrid Circus Festival es un viaje al pasado. Tuvimos la sensación de introducirnos en una máquina del tiempo y, de repente, encontrarnos en los locos años 20. Su estética, su vestuario y todos los artistas que aparecen en el espectáculo son un auténtico espejismo de esta década. De hecho, si no fuera por el magnífico colorido por doquier, no nos chirriaría para nada, ver este show en blanco y negro.
Antes de entrar en la gran carpa, una vez que accedes al Espacio Delicias, vuestros peques y vosotros, podréis interactuar con zancudos, mimos o con el mismísimo hombre forzudo, así que, si podéis, id un rato antes del comienzo de la función porque lo pasaréis en grande. Además, el Espacio Delicias cuenta con una amplísima zona de restauración para que os toméis algo tranquilamente.
Como os decía, fue acceder a la gran carpa, con mesas distribuidas estilo cabaret, y viajar 100 años atrás en el tiempo. En el escenario se encontraba una caseta muy retro, con una adivina en su interior que intentaba adivinar con su bola, lo que los peques le preguntaban. De repente, apareció en escena David Moreno, el presentador todoterreno, vestido con su traje rojo de gala y comenzó la magia. Y lo hizo con Bruno Candado, el payaso enfadado quien, cada vez que bajaba las escaleras, se pegaba un buen piñazo.
Y desde ese momento en el que se abrió el telón, comprendimos el cuidado con el que estaba realizado todo allí: la escenografía, el vestuario, el maquillaje, el atrezzo, el guión. Ese divertidísimo guión con el que mayores y pequeños se desternillan, solo puede ser obra de Álex O’Dogherty porque es ¡brillante!
El primer número corrió a cargo de… Redoble de tambores: Jalapeño, el huracán caribeño, quien literalmente voló por encima de las cabezas del respetable. ¡Qué acrobacias en el aire! Y ¡qué contorsionismos! De verdad os digo que, viendo cómo se retuercen estos artistas, solo pienso en luxaciones… Y si Jalapeño estuvo brillante, más lo estuvo el Payaso Bruno Candado quien interpretó magistralmente un directo cantando una canción maravillosa, mientras el artistazo realizaba sus impactantes giros a varios metros del suelo.
Tras este número, David nos presentó a Gominolo y Golosino, los equilibristas supinos, en un número impresionante de destreza única en el que uno aguantaba al otro, lo lanzaba y lo ponía en posturas imposibles. Lo aguantaba en el sentido literal porque Gominolo y Golosino se llevan fatal y no se aguantan en el día a día. De hecho, salieron ya peleándose. El número fue divertidísimo, desternillante. Como todos, porque los guiños de humor no cesan en ningún momento. De hecho, la presentación de cada personaje por parte del jefe de pista, es gloriosa. Él los presenta como descendientes, de los descendientes, de los primos, de los vecinos de donde hacían la compra, los míticos artistas de aquel circo de los años 20.
Nos impactó muchísimo Madame Trompa, la increíble mujer pompa y el número que se marcó en escena. Jamás habíamos visto nada similar. Solo por ver a esta artista en acción, merece la pena ir a “Madrid Circus Festival”. Su maravilloso show, combinado con la música y con sus dos simpáticas ayudantes orientales, son imperdibles.
Otro espectáculo de vuelo, esta vez en pareja, lo interpretaron Virtudes y Marianela, las aéreas gemelas. Con unos movimientos perfectamente empastados y espectaculares, quienes también volaron sobre nuestras cabezas en acrobacias perfectamente sincronizadas. Y es que en “Madrid Circus Festival” vuelan todos. ¡Hasta los leones! Sí, sí. Literalmente. Nicanor, el león volador, junto a Flora la Domadora salieron a escena patinando y se pusieron a volar en un periquete. Una gimnasta que también nos impactó en sus movimientos de aro aéreo fue Hipotenusa, la gran dama rusa.
Pero no quiero terminar estas líneas sin hacer un inciso muy especial al dúo Pantalón y Calcetines, los ucranianos saltarines, quienes sintetizaron genial la esencia del espectáculo: tesón, trabajo, esfuerzo y múltiples intentos para conseguir tus sueños. Perseguir los sueños es tan importante. Y la otra esencia del show: el humor, el clown, tan importante en el circo. Los antológicos y míticos payasos que siempre han estado ahí y han sido una parte fundamental en todos los espectáculos circenses. Y si hablamos de clowns, es necesario también hablar de Tinti, Tonto y Tente, los sirvientes más impertinentes con los que nos reímos a carcajadas.
La interacción con el público, con padres y niños, es constante en el espectáculo. De hecho, hay varios momentos en los que los niños salen a escena con sus padres y en los que los artistas bajan al patio de mesas para jugar con el respetable. En definitiva, que la hora y pico que dura la función, se pasa volando. Podéis ver “Madrid Circus Festival” hasta el 9 de enero, en el Espacio Ibercaja Delicias. Las funciones son los martes, miércoles, jueves y viernes, a las 18.00 horas. Los sábados, a las 12.00 y a las 17.00 horas y los domingos, a las 12.00 y a las 16.30 horas. Venta de entradas en https://www.entradas.com/artist/madrid-circus-festival-1921/