Os contamos dónde comer los mejores cachopos de Madrid

¿En casa, sois de team cachopo? Si es así, tomad nota porque este fin de semana hemos probado los mejores cachopos de Madrid, en el Mes del Cachopo, que está celebrando el restaurante Pancipelao, en Vallecas, hasta el 3 de julio y que este año celebra su segunda edición. Además, en Pancipelao han incorporado cuatro nuevos cachopos para esta nueva edición: de Extremadura, de Galicia, León y Tineo (Asturias). Nosotros probamos los tres últimos y ¡no nos pudieron gustar más! Estaban tiernos, sabrosos y deliciosos.

En Pancipelao son especialistas en el arte cachopero, pero también lo son en cocidos y arroces. Su cocinero, Pepe Filloa, nos recibió en su cocina, en la que pudimos apreciar el arte de hacer cachopos muy de cerca. Comprobamos que la materia prima es fundamental, pero también lo es el cariño y la dedicación con la que los cocineros trabajan en Pancipelao, en perfecta coordinación y armonía.

Como os contaba, este año, el Mes del Cachopo en Pancipelao, se prolongará hasta el 3 de julio y trae nuevas incorporaciones traídas de diferentes provincias de España, con lo mejor de los productos de cada tierra: el de Extremadura, hecho a base de presa ibérica, rellena de jamón de bellota ibérica y torta del Casar y acompañado por salteado de pimiento rojo y patatas fritas. El de Galicia lleva solomillo de vaca rubia, relleno de lacón y queso semicurado, también de vaca rubia de Arzúa-Ulloa y como acompañamiento, cachelos y pimientos de padrón. El de León está hecho con solomillo de mamona del Valle del Esla, cecina ibérica y queso curado de leche cruda de oveja de Toral de los Guzmanes y como guarnición lleva tomate pata negra y puerro pochado. Y, la última de sus novedades es el cachopo de Tineo (Asturias) hecho a base de solomillo de frisona con chosco de Tineo, bañado en queso de vaca de Afuega’l pitu y crema de queso de oveja y acompañado por pimiento rojo o verde y patatas fritas. Suena bien, ¿verdad? Pues ¡ni os imagináis cómo sabe!

Si sois más tradicionales, en Pancipelao también tienen el Cachopo de la Casa, con solomillo de ternera de Guadarrama, jamón de recebo y queso semicurado de oveja de Campo Real, con crema de arándanos y cebolla caramelizada, muy madrileño y el Clásico, de toda la vida, con solomillo relleno de ternera asturiana con jamón serrano y tierno queso de vaca de Vidiago.

Nosotros nos decantamos por probar tres de sus cuatro novedades: el de Galicia, el de León y el de Tineo y os recomendamos los tres. Se trata de cachopos contundentes por su sabor, de ración y con una carne que se deshace por su ternura. Están muy bien sellados y sus sabores casan a la perfección. No se trata del típico filete largo, sino de una pieza más pequeña y más sabrosa, perfecta para una sola persona.

También quisimos probar para acompañar la contundente comida, la ensalada de la casa, también novedad en la carta, según nos dijo el camarero que nos atendió y que fue muy atento. La ensalada que lleva el nombre del establecimiento, llevaba, además de mézclum de lechuga, variedad de quesos: feta, mozzarella y cheddar, así como fresa y naranja y estaba deliciosamente aderezada. ¡Nos encantó!

Para las peques también pedimos los huevos rotos con jamón ibérico, que tienen que pedir, obligatoriamente, dondequiera que van, jajajajajaj. Todo un éxito, ya que no dejaron ni las raspas. La otra ración que pedimos para ellas fue el variado de croquetas, que llevaba este manjar a base de cocido, de jamón y de queso azul. Todas ellas estaban deliciosas, con una bechamel suave y una masa muy crujientita.

No obstante, la carta de Pancipelao es muy amplia con raciones, carnes, pescados, guisos y arroces para todos los gustos y todo ello, cocinado de manera muy tradicional. Doy fe de ello porque estuve un ratito en la cocina. No os olvidéis de pedir postre porque ¡tenéis que probar la tarta de queso que es una auténtica pasada!

Pancipelao cuenta con dos amplios salones en el interior, pero, lo que más nos gustó fue su terraza, ubicada en el parque de enfrente del local, techada y entarimada. Una delicia a la sombra y amplísima. Un respiro en las tardes-noches del verano madrileño. ¡Os recomiendo que la probéis!