Ni el sofá, ni la mesa del salón, ni la mesa del comedor, ni siquiera las sillas de la cocina. Ninguno de los muebles que tienes en casa tienen tanto uso como el colchón en el que duermes cada noche. Por eso, aunque lo disfrutes inconsciente, sabes que lo utilizas al menos 6 horas al día y que si la calidad de tu colchón no es suficiente, redundará directamente en tu salud. No es lo mismo dormir en un colchón duro de 90 de ancho que en un agradable colchón 200×200, ¿verdad?
Con esta premisa, no cabe duda de que si hay que elegir en qué invertir el dinero dentro de una casa, el colchón estará entre los diez primeros, seguro.
Ahora bien, ¿qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir un buen colchón? Os lo contamos:
El material
Los colchones pueden ser de tres tipos: de muelles, viscoelástico o de látex. El de muelles es la opción más clásica. Lleva muelles en su interior y tienen la ventaja de que, en caso de dormir en pareja y uno de los dos se mueve, no despertará su compañero porque los muelles se mueven de forma independiente. El viscoelástico se adapta muy bien a la forma de cada cuerpo y a la temperatura; reducen la presión en las zonas de más peso del cuerpo por lo que son muy agradables. Por último, el de látex (ya sea natural o sintético) es el que se suele recomendar si buscamos uno hipoalergénico y tiene una mayor adaptabilidad aún al cuerpo con mayor firmeza.
Las medidas
Obviamente tienen que adaptarse a nuestras necesidades y espacio. Atención con las camas nido o camas tren de los niños que siempre deben guardar un espacio entre el colchón y la estructura para que podáis poner la ropa de cama cómodamente.
La firmeza
En este sentido lo mejor es elegir una opción intermedia. Ni muy duro ni muy blando. Si el colchón es demasiado duro seguramente acabe afectando a vuestro sueño, especialmente si sois de los que os movéis durante la noche y cambiáis con frecuencia de postura porque esa dureza os hará despertar varias veces. Si es demasiado blando afectará a la columna vertebral y toda la musculatura de la espalda exigiendo que mantenga una rigidez adecuada y, por tanto, haciéndolos trabajar más de lo deseado durante la noche. Lo mejor, en estos casos, lo que nunca falla, es probarlo. Eso sí, si tenéis algún problema de espalda, no dudéis en consultar al médico que puede recomendaros lo que más os conviene según vuestras dolencias.
Su resistencia a los ácaros
En el colchón se van depositando, a fuerza de pasar horas sobre él, restos minúsculos de piel y otras sustancias que alimentan a esos odiosos bichitos que son los ácaros. Es importante que busquemos colchones hechos de materiales que sean resistentes a los ácaros. En este sentido, influye mucho también…
Sus necesidades de mantenimiento
En realidad todos los colchones necesitan un mantenimiento básico que pasa por tenerlo limpio y aireado; el clásico movimiento de inversión que evita que coja formas indeseadas y ayuda a que se adapte siempre a nuestro cuerpo, etc.
Elijáis el que elijáis… ¡os deseamos felices sueños!