Llega el momento de planificar estrategias para disfrutar de la cabalgata de Reyes. Sí, puede parecer que lo de disfrutar viene solo, pero no siempre es así.
Recuerdo las cabalgatas de mi infancia, cuando todos salíamos contentos y bien abrigados para pasarlo bien viendo a sus Majestades, pero algunos años la situación se volvía más complicada de lo esperado. Por suerte he conseguido dar la vuelta a la mayoría de los puntos conflictivos:
- Siempre hay demasiada gente. Gente que pisa, empuja y se amontona. Sin embargo, en casa ya hemos decidido disfrutar de la cabalgata del barrio o salir de Madrid por Reyes. Son menos espectaculares, pero también muy dignas y divertidas. Así, vamos a ciudades en las que ver la cabalgata es más fácil y no hay que luchar con tanto público como en la capital.
- Ya sabéis que los adultos no siempre son tan solidarios como se podría esperar. A veces eso nos hace perder la paciencia, ¿no es verdad? En este caso, lo mejor es practicar la empatía y tener en mente que todos tenemos el mismo objetivo: regalar a nuestros hijos un bonito recuerdo. Además, es una buena ocasión de educar a los peques a ser tolerantes y a comportarse adecuadamente en situaciones conflictivas. A veces daréis con adultos que no dejan pasar a los niños delante para quedarse junto al suyo mientras otros critican esa actitud. ¿Habéis comprobado si el hijo del susodicho está tranquilo? A veces son demasiado pequeños para quedarse solos o, aunque no lo sean, les da pánico quedarse rodeados de desconocidos sin sentir a su padre o su padre a su lado. Como he dicho al principio: empatía.
- El frío deja huella. Puedes abrigarte como quieras; siempre pasarás frío y volverás a casa con los pies helados. Si vas con demasiado tiempo, te congelarás seguro y si vas justo de tiempo para evitar el frío, no verás nada. Mi recomendación es ir con algo de tiempo, pero no demasiado y combatirlo con castañas, churros o, si hace demasiado frío, una bolsita de agua caliente. Es un remedio de abuela que funciona muy bien. ¿No me creéis? ¡Probadlo!
- Llega el momento de disfrutar de la cabalgata y, por tanto el de los amados/odiados proyectiles: los caramelos. Recuerdo cómo de pequeña mi padre se quedaba alucinado al ver cómo todos los niños, todos, se tiraban como locos al suelo a por caramelos mientras sus hijas miraban asustadas tapándose la cabeza para evitar que nos golpeara alguno. Sostengo, aún hoy, que se trata de algún trauma anterior. Nunca pude soportar que volaran los caramelos. Me daba pánico (y me ocurre aún ahora). Poco a poco, con los años, he desarrollado un forma de soportarlo e incluso de coger más caramelos que el resto.▪ Primero es importante llevar gorro para amortiguar los golpes y, segundo, os recomiendo haceros con un cazacaramelos, una especie de cucurucho de boca ancha que podéis poner sobre vuestras cabezas o, si sois más intrépidos, dirigir hacia el chorro de caramelos. Vais a alucinar con la cantidad de dulces que podéis coger. ¡Seréis la envidia de la cabalgata! Aunque, eso sí, es posible que no aguante todos los golpes.
Por suerte, sobre esta caza de caramelos, hace unos días me sorprendía viendo cómo esta iniciativa se ha profesionalizado de la mano de Banco Sabadell que regala a todos los niños que se acerquen a sus oficinas un cazacaramelos profesional. ¡Hasta tiene video en youtube!
Además, su cazacaramelos tiene una imagen súper divertida, con forma de «pulpo» molón, sonriente y lleno de tentáculos que cada Navidad se acerca a las cabalgatas de Reyes para ayudar a los niños. ¡Yo este año también buscaré el mío para disfrutar a tope de la cabalgata!
¿Y vosotros, tenéis más trucos para sortear los obstáculos de este tipo de eventos tan multitudinarios como imprescindibles?