Es costumbre de padres y/o abuelos transmitir a hijos y nietos sus aficiones y gustos. Así, si unos padres son aficionados a montar en bici, es seguro que a temprana edad, regalarán a sus descendientes el primer vehículo a dos ruedas y los enseñarán a montar en ella y el gusto por las rutas en bici en la naturaleza. Igual pasa con los abuelos. En el caso de mi padre, le ha transmitido a su nieta, Carmen, de 4 años, la afición y admiración por su ídolo desde pequeño, Pepa Flores, más conocida como Marisol, al igual que ya lo hizo con su hija, una servidora, cuando era pequeña (a Pilar aún no le ha metido ‘el gusanillo’ en el cuerpo porque es muy chiquitita, pero sospecho que ella también caerá…).
Por eso, cuando mi padre vio anunciado en las redes sociales que el Teatro Fígaro iba a proyectar la película ‘Un rayo de luz’ en la gran pantalla, dentro del programa ‘Sing Along’, no se lo pensó dos veces y nos dijo a su mujer, hija y nieta que nos reserváramos el lunes, día 28 de diciembre porque teníamos una cita ineludible. Por supuesto, también llamó a sus amigos Marisoleros para que no se lo perdieran. Y allí nos plantamos.
Para aquellos que no hayan oído hablar de ‘Sing Along’, voy a explicar brevemente en qué consiste. Este programa proyecta en la gran pantalla grandes títulos musicales de cine: Grease, Dirty Dancing, Mamma Mía… pero en formato karaoke, esto es, subtituladas para que las puedas cantar. Pero la cosa no acaba ahí porque hay también unos animadores, que suelen estar caracterizados como los ‘protas’ de las películas, que instruyen al público en lo que debe hacer y ponen la nota de humor al espectáculo, además de esperar a la entrada en un photocall para que los espectadores puedan hacerse fotos con ellos. En definitiva ¡diversión asegurada!
Una vez allí, nos pudimos hacer fotos con los animadores vestidos con las ropas de la escena de lucha de piratas tan célebre de ‘Un rayo de luz’. Antes de empezar la proyección, los mismos animadores del photocall explicaron al público lo que debían hacer cuando llegaran determinados puntos de la película, todo con un punto humorístico genial. Que si desencajar la mandíbula con los ‘gorgoritos’ de Marisol, que si imitar la risita típica de la niña prodigio en la película… todo ello aderezado con el ‘kit’ que venden a la entrada y en el que se pueden encontrar objetos para integrarse plenamente en la ‘interpretación’ de la peli. En este caso venían cascabeles para hacer sonar al son del ‘Corre caballito’, un pañuelo de pirata y pinturas para pintarse bigote y barba y unas manos aplaudidoras.
Carmen se lo pasó genial: se pintó la cara y cantó a voz en grito el ‘Adiós al colegio’ y ‘Corre caballito’ con su abu Pepe. Y el abu no lo pasó nada mal, tampoco. Bueno… todos lo pasamos ¡pipa! Yo también me solté el pelo, al igual que el público asistente en general. Por eso, recomiendo a todo el mundo la experiencia para ir con niños, amigos, familiares… Siempre hay algún título mítico de cine musical con el que no nos importaría arrancarnos a cantar y esta es una gran oportunidad para ello. Yo, por mi parte, confieso que estoy considerando la posibilidad de proponer a mis amigos una escapadita a ‘Sing Along’. Si queréis más información sobre las próximas proyecciones u otras dudas, aquí os dejo el enlace http://www.sing-along.es/
Es verdad lo pasamos pipa.