Mucho se habla (y se reflexiona) sobre la educación que les damos a nuestros hijos, cómo queremos que sean, cómo les afectan situaciones del día a día como el tener unos padres divorciados o demasiado ocupados… Con su nuevo montaje, Els Joglars hace su propia reflexión y deja la puerta abierta a la pregunta: ¿Tratamos a nuestros hijos como personas VIP? Y lo que es más importante, ¿es bueno para ellos que así sea?
El pasado sábado acudimos a la representación de VIP en el Teatro Juan Bravo de Segovia, un plan de adultos que nos encantó y nos dio un poco de aire en el tema de educación, visto de un punto de vista humorístico y muy, muy creativo que le quitó hierro al asunto.
Un teatro lleno que había colgado el cartel de «Entradas agotadas» era la prueba de que lo íbamos a ver era, cuando menos, digno de ver. No en vano, Els Joglars es una de las compañías de mayor prestigio del país. Y no nos defraudó.
Comenzó la obra, comenzó el viaje, desde el mismo momento en que comienzan, normalmente, las dudas y las incertidumbres: la concepción. Una escena rompedora, muy divertida, dejaba claro que allí estaba pasando algo trascendental, algo que quedó claro en la escena siguiente: la concepción de un bebé.
Con muy pocos elementos en escena, un pequeño escenario circular con juegos de luces, dos timbales y unas cortinas de plástico, toda la obra se desarrolla sin mayores cambios de escenario, que se convierte en tremendamente versátil con la interpretación de cinco únicos actores: Ramon Fontserè, director y actor principal, Dolors Tuneu (madre), Xavi Sais (padre), Pilar Sáenz (abuela) y Xevi Vilà (niño, ginecólogo, pariente, profesor, etc.).
Las risas comienzan desde el mismo momento en que comienza la obra. Con la segunda escena, ya nos situamos en la visión que Els Joglars nos dará de la paternidad: la escena de la ecografía, en la que los padres acaban casi metiéndose en la misma tripa para ver al bebé de cerca, en 3D y comentan cosas como «va a ser un gran hombre». Ese tipo de reflexiones exageradas que todo futuro papá tiene, pero completamente fuera de lugar cuando se ven desde fuera porque lo que allí vemos es un «bebé» en desarrollo que busca estar tranquilo en la tripa de su madre.
Las clases de preparación al parto, en este caso con influencia india, y los matices del comercio que se crea en torno a temas como estos, para llegar por fin a un parto que, aunque pretende ser parodia, contiene los mismos elementos que cualquier narración de un parto normal: peso del bebé, horas de parto, número de puntos, si hubo o no epidural…
Comienza el trabajo más complicado: la educación de ese bebé que poco a poco se convierte en un pequeño tirano. No es el único. Sus amigos también son tremendamente dictatoriales. Hablan con sus padres solo cuando les apetece y buscan por todas partes que alguien les castigue para tener esa experiencia que les falta y necesitan más que nada: los límites.
Es increíble cómo Els Joglars puede abarcar en solo una hora y media de representación tantos temas potencialmente conflictivos que forman parte del día a día de los padres: la maternidad tardía, la educación en la igualdad, el castigo, los trastornos por déficit de atención de los niños, la sobreprotección, el abuso, la educación excesivamente permisiva, la influencia del divorcio de los padres en los niños, el exceso de regalos y caprichos, la autoridad y la educación, el acoso escolar… Todo ello desde la perspectiva del humor e invitando siempre a la reflexión porque cada tema tiene mil caras y formas de abordarlo.
Els Joglars nos hizo reír con sus argumentos, nos sorprendió con su puesta en escena y nos invitó a reflexionar (mucho). Sin duda una obra más que recomendable para padres y madres y para quienes todavía no lo son o no pretenden serlo porque al final la educación de los más pequeños es un tema que afecta a todos.