Este sábado viajamos en el espacio y en el tiempo para trasladarnos a la Varsovia y al París de 1944, eso sí, sin movernos de Madrid, más concretamente de Navalcarnero. Y es que el centro de esta bella localidad se transformó por completo para llevar a los espectadores a la Segunda Guerra Mundial.
Hubo una exposición de coches americanos y alemanes de aquella época, desfiles militares con soldados y convoyes, homenaje a los caídos en la batalla… Todo ello caracterizado de forma muy fidedigna y al milímetro: cada uniforme de batalla, la vestimenta de los civiles… No obstante entre los recreadores hay no pocos historiadores, con lo que la profesionalidad se palpa en cada detalle.
Por la mañana, mis peques, mi padre y yo estuvimos dando un paseo y haciéndonos fotos con las piezas de museo que habían salido a la calle. Y a medio día fue la recreación del levantamiento contra los nazis del ‘Café París’. Lo cierto es que este tipo de representaciones gustan más a niños un poco más mayores que mis hijas porque ellas se tapaban los oídos cuando sonaban los tiros (pólvora) y no entendían lo que estaban viendo. Pero los niños de 10 a 14 años sí eran conscientes de todo y miraban asombrados toda la trama, como si estuvieran inmersos en una película.
Por la tarde tuvo lugar el episodio del Levantamiento de Varsovia, al que también asistimos. Es increíble como una buena representación y escenografía pueden trasladarte a otra época histórica. Cuando terminó, los actores se fotografiaron encantados con la gente del público que quiso acercarse.
Al finalizar, Carmen preguntaba interesada cosas sobre la guerra y esos coches, algo que no le resulta familiar, afortunadamente. Yo le expliqué que la Segunda Guerra Mundial había sido una guerra muy grande, en la que habían estado implicados muchos países y en la que había fallecido mucha gente y que las guerras eran muy malas. Por supuesto, la pregunta no se hizo esperar: ¿Por qué, mami? ¿Por qué hacen la guerra? No supe qué contestar… Esa es una pregunta planteada desde un prisma infantil que yo también me hago cuando leo las noticias o veo el telediario, todos y cada uno de los días del año.