Soy pro-colecho. No tanto por convicción como por necesidad. Cuando nació mi hija se despertaba continuamente. Yo la tenía en su cuna, a mi lado y levantarme para atenderla me hacía perder el equilibrio (a pesar de tener la cuna a pocos centímetros) y estar a punto de caer muchas, pero muchas veces. Me podía el sueño y el cansancio. No era capaz de hacerlo… Tras unos cuantos moratones, probé a meterla en mi cama aún a riesgo de que «se acostumbrara».
Extrañamente, colechando tengo el sueño más ligero (la naturaleza me dice que tengo a mi bebé al lado y hay que tener cuidado), adquirí la posición «de seguridad» de colecho sin saber que hubiera una concreta y empezamos a dormir. Sobrevivimos a los primeros meses… Más adelante comenzó a dormir algunos días en su cama, otros en la nuestra y finalmente en la suya como una niña mayor. Ella marcó el ritmo. Pero hace unos meses, quizá por la llegada de su hermanito, empezó a pedir dormir con nosotros de vez en cuando.
Es una pena que no pueda poner una cama gigante en la habitación, no tengo sitio… (algunas personas, entre ellas su padre, se horrorizan cuando me oyen decir esto, pero así es…) Así que estuve buscando soluciones para que duerma en su cama. Le pregunté porqué de repente solo quería dormir con sus papis y la respuesta fue clara: «me gusta más vuestra cama, es mucho más bonita«.
Aún a riesgo de que me estuviera tomando el pelo, que todo es posible, llegamos a un trato: buscar ropa de cama que le gustara, que le diera ganas de dormir en su camita y regalársela por su cumpleaños.
La ropa de cama, como las cortinas o las lámparas son básicos en un dormitorio. Para mí, tan importantes como los muebles. De ellas depende la decoración de la habitación y dura mucho tiempo así que hay que elegir bien.
Entre mis requisitos:
- Que la compra fuera responsable: preferiblemente de productores nacionales y sin demasiados intermediarios. Últimamente me planteo mucho esto de la compra ecológica por la contaminación asociada al transporte de mercancías. Me lo ha pegado mi hija después de hacer un campamento de reciclaje del que os hablaré otro día. Un programa muy interesante con el que hemos aprendido todos.
- Que fuera de un buen material, que transpire bien, que no me haga sudar la gota gorda para plancharlo y, por supuesto, que tuviera bonitos estampados que conquistaran a mi exigente hija.
Me puse en marcha en la búsqueda y di con una colección de fundas nórdicas muy chulas que en seguida llamaron la atención de mi peque. La empresa que las comercializa, 10XDIEZ, cuenta con dos características que me encantaron:
- Producción nacional en una empresa que lleva trabajando en este sector desde 1926 (¡me quito el sombrero ante empresas que han sobrevivido esta friolera de años!)
- La apuesta de 10XDIEZ por la microfibra como material del futuro (que ya es el presente) que cumple todos mis requisitos.
Y otra cosa que me encanta y que no siempre hacen las empresas con tantos y tantos años de trayectoria: se puede ver su catálogo online y comprar cómodamente desde tu ordenador.
Además de la información en su página, encontré también datos muy interesantes en otros artículos donde se daba aún más información sobre 10XDIEZ.
Listo, tenía lo principal. Ya sabía dónde comprar y ahora hacía falta decidir qué. Me senté con mi hija delante del ordenador y empezamos a bichera la web.
Reconozco que he tenido que aguantarme para no comprar también para la cama de matrimonio… pero claro, si la pongo más bonita, seguramente mi hija volverá a decirme que la mía le gusta más así que nos mantendremos (por ahora) con la ropa de cama que tenemos y dejaremos la nueva y rompedora para la cama de la niña. Deseando estoy que el peque pase a cama para comprarle también la suya.
De momento el pedido duerme en el garaje, esperando el día del cumpleaños de mi hija, pero debo decir que sólo pensar en que su cama va a ser tan chula, ya le ha hecho dormir sola unos cuantos días. «Para ir entrenando», me dice.
A ver si luego me aguanto yo en mi cama o acabamos durmiendo las dos en la de 90cm. De tal palo…
Me gusta el artículo.
Yo también soy pro-colecho pero ahora estoy embarazada de nuevo y creo que es el momento de pasar a mi garbancito a la cama, pero está costando.
Muy buen artículo, gracias por compartir tu experiencia.
En nuestro caso no conseguimos que durmiera ella sola en lacuna convertible de su dormitorio hasta pasado el año de edad. Imaginamos que pudo ser por el gran tamaño de la cuna que hacia que se sintiera menos protegida al principio, pero una vez se acostumbro duerme plácidamente durante toda la noche.
El haber comprado un vigilabebés nos ayudo a tenerla controlada en cada momento por si se despertaba, aunque debo reconocer que durante los primeros días fui yo la que menos durmió pendiente de ella.
Me parecen unos estupendos consejos. Realmente me cuesta mucho conseguir que el bicho se meta en la cama, quizá con algo más de calma podré conseguirlo. Quiero mencionar que curiosamente hace poco me percaté que cuando ponía colchas más bonitas costaba menos que estuviera tranquilo en la habitación, quizá la cosa va por aquí. Gracias por la pista!
a mí me funciona!! no todas las noches, pero les anima 😉 suerte!
No es por ser burra, pero el truco es que tengan un día movidito jajaja. Si por ejemplo por la tarde han tenido un poco de movimiento con muchos juegos y demás, caerán dormidos hasta de pie. Os lo digo porque a mí me costaba mucho que mi hija se fuese a su camita, pero en su cumple por la tarde contraté una animación y cuando se fueron fue meterla en la ducha ¡y se fue ella sola para su cama! Yo creo que iba un poco zombi también la pobre… jejeje
Jaja!! buena estrategia también, desde luego!