A veces, cuando pasan las cosas, empezamos a pensar en qué podríamos haber hecho mejor. Eso es lo que me ha pasado a mí estas vacaciones en las que a todas luces hemos gastado más de lo previsto. Por eso, he empezado a anotar ideas para ahorrar un poco y poder destinar esos euros extra a la temida cuesta de septiembre que, con la vuelta al cole, es tan empinada como la de enero. Os cuento mis trucos:
Como os decía, estas vacaciones me han servido como lección para vislumbrar formas de ahorro que no había tenido en cuenta. El ritmo de vida, la falta de tiempo, el ir siempre corriendo y a última hora no son los mejores aliados de la hucha familiar.
- Reservar con tiempo. Lo digo siempre cuando hablamos de planes de fin de semana: reservar con tiempo y aún mejor si lo hacemos directamente de los organizadores de eventos. En las vacaciones lo de reservar con tiempo es fundamental. Si no, a menos que estemos hablando de una oferta de última hora (que casi nunca se adapta 100% a nuestras necesidades), acabaremos pagando más. Sobre reservar directamente… depende. No siempre la página web de cada hotel ofrece la mejor oferta. Algunos buscadores y comparadores de precios cuentan con mejores tarifas. Este año nos tocó ampliar las vacaciones por fuerza (eso ya os lo contaré quizá en otro post) y la reserva de días extra fue un gasto que se nos fue de las manos.
- Ahorrad en la gasolina con las tarjetas de fidelización. Funcionan. Seguro que todos tenéis este tipo de tarjetas de mil y una empresas. Personalmente, estaba algo saturada de llevar la cartera a reventar y no utilizar nunca unas tarjetas que no percibo que me reporten beneficio. Quizá por eso últimamente no me he interesado por las ventajas de tener unas u otras. Sin embargo, en el viaje de ida fuimos a repostar a una estación de servicio BP y me preguntaron si tenía la tarjeta. Como los niños estaban en el baño estirando las piernas y tenía algo de tiempo, pregunté un poco más por los beneficios de la tarjeta BP y me enteré de que puedes ahorrar hasta 5 céntimos por litro… ¡acabé haciéndomela! Ya hemos empezado a ahorrar y vaticino mayores ahorros en meses venideros, cuando llegue el aluvión de cumpleaños de los primeros meses del curso. Una de las empresas colaboradoras de BP es ToysRus así que analizaremos bien los descuentos en ToysRus porque estoy segura de que los aprovecharemos. En fin, nunca hay que tener ideas preconcebidas de algunas cosas porque todo, hasta lo que nos parece más cotidiano, evoluciona y mejora y cuando menos te lo esperas se ha convertido en una herramienta realmente práctica.
- Tened presente qué vais a necesitar durante las vacaciones. Cuna de viaje, trona, mochila de porteo para hacer rutas, sillita de paseo que hace tiempo que no usáis pero volverá a ser necesaria para largas visitas turísticas… Si no tenéis lo que necesitáis o no queréis llevarlo todo en el coche, echad un vistazo a la venta de segunda mano de vuestra zona de vacaciones y siempre, siempre, reducidlo al máximo. La venta de segunda mano es notablemente más barata y si el producto no está en perfectas condiciones no pasa nada… ¡será sólo por unos días! Además hay plataformas que funcionan muy bien y os serán de gran ayuda. Conozco algunos padres que van a una gran superficie a comprar lo que necesitan nada más llegar a su destino y acaban gastando un dineral. Las cosas acaban en la basura el último día y, aunque seguramente alguien lo rescate, no parece lo más ecológico ni lo más económico. Hay algunos servicios que apuestan por el alquiler de este tipo de productos en puntos de destino. Yo nunca los he usado, no puedo aconsejaros, pero a priori parecen una buena opción.
- Puede parecer una tontería, demasiado evidente, pero es un básico y es fácil perderlo de vista: Fijad un presupuesto diario. En las zonas de vacaciones hay muchas tiendas en las que es muy fácil picar en pequeños caprichos que uno a uno no suponen gran cosa pero sumados durante una semana o 10 días pueden convertirse en una cantidad importante. Recuerdo que cuando era pequeña e iba de vacaciones con mis padres mi hermana y yo cada día teníamos un capricho fijo: un cómic, un colgantito (¿recordáis los granos de arroz con vuestro nombre escrito en letra minúscula? ¡Cada verano había una chorrada de moda!), los nuevos helados de Frigo… Mis padres (sabiamente) establecían que podíamos gastar 100 pesetas al día cada una en nuestro detalle favorito. Así, desde el primer día del verano el paseo marítimo se convertía en nuestro terreno por conquistar pero el presupuesto estaba tan claro que no había nunca conflictos.
Son solo algunas ideas, pero seguro que tenéis vuestras propias formas de ahorrar y podéis echarnos una mano para que en las próximas vacaciones no gastemos ni un euro más de lo imprescindible.
¡Feliz ahorro!