¡Qué presión! Poco falta ya para que lleguen los grandes encuentros navideños y hay que ir pensando modelitos. Personalmente, no me vuelvo muy loca. No para mi parte, pero reconozco que con los niños… es otra cosa. Me encanta, repito: me encanta verlos guapos. Se me cae la baba.
A todos nos gusta llega a la comida navideña y que toda la familia vea a nuestros hijos tan mayores, tan educados (fingers crossed!) y que nos digan lo reguapos que están y lo lindos que los llevamos. ¿Verdad? Vale, si no lo dicen no pasa nada, pero gustar, gusta.
En los primeros años de mi niña me ponía nerviosa este tema. Cada vez que salíamos de casa o incluso antes de salir, ya se había manchado. Yo acababa de mal humor buscando un conjunto alternativo que nunca me gustaba tanto como el que tenía que echar a la lavadora. Y sobre todo me atormentaba una idea: «¿Por qué no seré capaz de llevarla tan arregladita como otras madres llevan a los suyos?».
Un día me paré, me fijé despacio y todos esos niños, tan guapos si los miras de refilón, llevaban preciosos lamparones en cada prenda de ropa. Ergo, mis hijos son normales: son niños. Y yo no soy tan terrible como creía. Se me fue la presión en un segundo y lo asimilé: es imposible que vayan impecables.
Sin más drama, ahora la mayoría de las veces busco opciones para que las manchas y la apariencia general sea lo más agradable posible. El resto se lo dejo al destino. Y os adelanto algo: en las últimas dos temporadas tengo una marca aliada que llegó a los cajones de mis hijos sin darme cuenta porque por algún motivo, la mayoría de la ropa que tengo con la que les veo más guapos, es de Mayoral.
Tiene un estilo que me encanta, la ropa dura, se plancha bien (¡viva!) y tiene un precio muy, muy competitivo. Aún a riesgo de sonar a anuncio publicitario, si me permitís, os recomiendo especialmente los vaqueros para niños (van súper cómodos y quedan genial) y las camisetas (al menos en el caso de las niñas) tienen diseños divertidos que dan un toque más infantil a looks «más adultos».
A lo largo de los años he ido descubriendo algunos trucos que, más allá de marcas, ayudan a que los niños vayan guapos, guapos:
El abrigo, fundamental
Un abrigo para niña bien apañado, con cuerpo, de colores sufridos a poder ser o, como alternativa, colores atrevidos, que siempre distraen la atención de las manchas, son imprescindibles. Cuando mis peques eran más pequeños me frustraba ver cómo se les quedaba pequeña la ropa enseguida (frustración que daba paso en seguida a la felicidad de verlos crecer, es cierto). Por eso caí en el error de comprar abrigos «para salir del paso». Gran error. Quedan mal, los niños parece que van incómodos, no favorecen nada… y no nos engañemos, salvo durante el primer año de vida, si no compras un abrigo muy justo de talla, le durará un invierno como mínimo. La inversión (que no tiene porqué se tan alta), merece la pena.
Conjunto de gorro, bufanda y guantes que combinen (¡no los compres sueltos!)
Muy importante: que los colores de éstos combinen bien con el abrigo. Los mismos tonos o, mi opción favorita, gorro y bufanda de un color complementario que le dé un toque divertido al outfit, siempre luce mucho, les alegra la cara y disimula lo que haya debajo 😉
Hace tiempo compré a mi peque un abrigo rojo sin darme cuenta de que todos los gorros y bufandas que teníamos eran rosas y con algún personaje infantil presidiendo la cabeza de mi niña. Acabé comprando un conjunto de gorro y bufanda gris oscuro y otro del mismo rojo que el abrigo que le quedaban fenomenal. Los gorros rosas los usamos más bien poco (yupiih!)
Esta temporada: Vaquero
Aprovechando que el vaquero está tan de moda, el armario se nos ha llenado de vaquero: camisas, tejanos, faldas… A veces me siento de vuelta a los 90, pero realmente queda muy bien y los niños van comodísimos. Y me encanta verlos combinados a los dos sin tener que pensar demasiado. Para los encuentros familiares, que el estilo de tus hijos sea más o menos similar (sin ser el mismo modelo), es muy chulo.
El negro, elegante y divertido
Reconozco que no es mi color favorito para los más pequeños, pero sí hay propuestas chulas para más mayores que les hacen ir guapísimos, elegantes y, si lo combinas bien, con un look divertido incluyendo otros colores. Además, si se manchan, es raro que se note demasiado. ¡Viva el negro!
A por los conjuntos, no te vuelvas loc@
Me he hecho adicta a los conjuntos. Leggins y blusones o jerseys largos para niñas y conjunto de pantalón y jersey para niños. En casi todas las marcas hay propuestas combinadas que te resuelven el problema de buscar alternativas y algunas opciones hasta te dan dos pantalones, por ejemplo, conscientes de que es lo que más van a ensuciar. Es genial y la tarea se simplifica.
Zapatos para todo trote
Mis favoritos son botas y botines. Para niñas, el charol que se limpia fenomenal y queda súper elegante. Otro estilo que me encanta es el tipo cowboy. Botas marrones que quedan estupendamente con los vaqueros. Pero sobre todo: que vayan cómodos.
Otro nivel de reto es ya si lo que queremos es celebrar las comidas familiares y que los niños sigan medianamente decentes al acabar. Ahí, sí, lo tienes complicado. Os doy algunos de mis trucos, aunque está por descubrir el que garantice el éxito:
- Manga francesa para las niñas: te aseguras de que la manga no acaba en la sopa y esta gotea por mantel, pantalones y suelo… ¡Desastre asegurado!
- Mangas de varios largos: esas mangas maravillosas que puedes arremangar con cuidado y fijarlas con una tira que se abotona sobre el codo son también una idea maravillosa.
- Chalecos: me encantan los chalecos y aunque es un recurso un tanto rudimentario, algo ayuda que coman sin el chaleco y al terminar se lo vuelvan a poner. No evita manchas, pero al menos tapa las más grandes y con suerte la familia ni se da cuenta 😉
- Ropa de cambio: a determinadas edades da igual lo que hagas. Se van a manchar así que lo mejor es llevar un conjunto extra y cambiarlo cuando el peligro haya pasado. Es más laborioso, ¡pero funciona seguro! Con el peque yo opto por esta alternativa y como tranquilamente mientras él se divierte poniéndose perdido. Dicen que es bueno que los niños se manchen, ¿no? ¡Pues adelante! Claro si vamos a un restaurante hay que intentar que no manche tanto como para que os prohiban volver.
- Y para evitar que las manchas se queden para siempre, no olvidéis echar al bolso un gran aliado: las toallitas húmedas que limpian casi cualquier cosa.
¿Tenéis más trucos, ideas, marcas que os hacen la vida más fácil? Contadnos… ¡por favor!