¿Os imagináis pasar una hora inmersos en aventuras y superando pruebas al más puro estilo Indiana Jones, pero en el centro de Madrid? Pues es posible. Al menos, así nos sentimos nosotros el otro día cuando participamos en el juego de escape ‘Exit-Salida. Atrapado en el museo’.

Seguramente hayáis oído hablar de las ‘Escape Room’, que se han puesto tan de moda en Madrid en los últimos tres años. A mí me habían hablado en varias ocasiones de estas experiencias de ocio tan nuevas y peculiares, que te hacían exprimirte los sesos para escapar de una habitación. Así que cuando nos enteramos de la existencia de ‘Exit-Salida’, un ‘Escape Room’ apto para familias, no dudamos en poner a prueba nuestra destreza en este tipo de juegos. Fui con mi hija Carmen, de seis años; con mis sobrinos, de doce y quince años; y con mi cuñada. El juego ‘Atrapado en el museo’ comienza, como su propio nombre indica, cuando el vigilante de un museo deja, por error, encerrados a varios visitantes en la sala. Los participantes encerrados pueden ser de 2 a 5 personas y han de conseguir salir en un máximo de 60 minutos.

A la entrada, el propio vigilante (el conductor del juego) te explica las reglas y te hace entrega de un walkie con el que estarás conectado con él y podrá darte alguna pista en caso necesario. Una vez dentro comienza la descarga de adrenalina. En nuestro caso, comenzamos muy tranquilos, explorando todos los detalles con atención, aunque conforme va transcurriendo el tiempo y vas descifrando claves, los nervios y la actividad comienzan a acelerarse y tu mente se ve inmersa en el juego y totalmente concentrada en el mismo.

Puzzles, linternas, baúles con misteriosos candados, claves alfanuméricas, códigos, acertijos, llaves y cajas se convertirán en todo vuestro universo durante los 60 minutos del juego (afortunados vosotros si lo lográis en menos tiempo). Tendréis que estar con todos los sentidos  agudizados al cien por cien para descifrar cada clave que vayáis encontrando. Cada minúsculo detalle, puede contener la solución a un enigma. Por eso la observación y el trabajo en equipo son el pasaporte para lograr superar el juego.

Concretamente, en nuestro equipo todos y cada uno de nosotros pusimos nuestro granito de arena. Incluso Carmen, con solo seis añitos, fue fundamental a la hora de observar y detectar pistas que los más mayores no veíamos. Desde luego, es una experiencia inolvidable para realizar en familia, recomendable, diferente y muy muy divertida. En solo una hora te afloran muchos sentimientos: frustración cuando no logras averiguar algo, emoción cuando descifras una prueba y, en nuestro caso, la diversión estuvo muy presente. Nos reímos muchísimo en determinados momentos, sobre todo, cuando salimos de allí, comentando todas las pruebas y nuestras reacciones.

Y sí… ¡Logramos salir! A solo 9 segundos de completar los 60 minutos límite, pero al fin y al cabo ¡a tiempo! Lo dicho: muy recomendable.