En las últimas semanas, un pequeño personaje ha hecho su aparición estelar nocturna en nuestra humilde morada, un par de veces, para dejar un regalito. Como imaginaréis estoy hablando del ratoncito Pérez. A Carmen se le han caído dos dientes en un corto espacio de tiempo y creo que el número va a ir en aumento en breve, ya que otros dos se mueven ya.
El ritual de colocar el diente debajo de la almohada y esperar que el ratoncito se lo lleve de noche y, a cambio, le deje un regalo ha sido emocionante para Carmen. He de confesar que para mí también es emocionante verla con esa ilusión y emocionante es también verla cepillarse los dientes cada noche con una profusión que nunca antes había visto jajaja.
Pero la experiencia de la visita nocturna de Pérez no ha sido tan emocionante para mi hija Pilar, de 3 años, que es algo miedosilla, y lleva regular eso de que un intruso entre en su habitación en mitad de la noche –si lo analizamos, lleva su parte de razón, la criatura…-. Por eso, cuando me enteré que el Ratón Pérez estaba estos días en Madrid, en el Teatro Cofidis Alcázar, resolviendo el enigma del tiempo, pensé que podía ser una estupenda ocasión para que mis hijas conocieran un poco más a este entrañable personaje y, ya de paso, para que Pilar se quitara un poco el miedo.
Allí que nos fuimos. Nada más abrirse en telón, apareció ante nuestros ojos un cuidadísimo decorado que recreaba la calle del Jazz. A partir de aquí conocimos a Gato, el protagonista de la obra que tendrá una misión fundamental para ayudar al Ratón Pérez… Sí, sí, estáis leyendo bien un gato y un ratón que se ayudan. Porque Gato, no es cualquier gato, es un gato artista, un cantante de jazz que, un buen día se levanta sin sus preciados colmillos. Es aquí cuando descubre la existencia de Pérez que vendrá a pedirle ayuda en una peligrosa misión. Hacer que vuelva a funcionar el reloj mágico que causa que el tiempo se detenga y que el ratoncito pueda dejar sus regalos a los niños a los que se les caen los dientes. Pero esta misión no será nada fácil, pues la malvada Caries quiere robar el preciado reloj para hacerse con el poder del tiempo.
La historia es una aventura que atrapa a los más pequeños desde el minuto cero. Pero, en la obra la música en clave de jazz tiene un papel primordial. Los actores tienen unas voces rasgadas maravillosas que hacen que el público disfrute de cada una de las canciones que se interpretan. Por supuesto, el humor está también presente en este musical. Solo con decir el nombre de la mala del cuento: Caries; o que los ayudantes del ratón se llaman Molares; o que el hada de los dientes tiene la completa apariencia de un algodón de azúcar, ya adivinaréis que alguna carcajada que otra, os vais a echar.
Misión cumplida. Después de ver el musical del Ratón Pérez y el enigma del tiempo, Carmen ha conocido la historia del personaje que le deja esos bonitos regalos cuando se le cae un diente y Pilar parece que ha perdido el miedo a que entre en su habitación de noche, sobre todo porque tuvo la oportunidad de conocerle y hablar con él a la salida del teatro. Una bonita experiencia para que vuestros hijos conozcan un poco más a este fantástico personaje, que estará en el Teatro Cofidis Alcázar de Madrid, hasta el próximo 2 de diciembre.