Tengo una amiga que dice que cuando estás estresada y quieres soltar toda esa energía negativa que te frena, bloquea y no te deja avanzar, tienes que buscar un árbol y abrazarlo. Solo así – me comentó- conseguirás resetear tu yo interior y quitar las nubes que te impiden ver con claridad las distintas situaciones a las que tienes que enfrentarte a diario. En casa hemos encontrado un lugar donde hay un montón de árboles y, aunque no los quieras abrazar, simplemente con verlos conseguirás expulsar de ti las malas energías.
¿Qué necesitas para pasar un sábado en familia? Nosotros, ¡una salida al campo! Sí, el contacto con la naturaleza se está convirtiendo en nuestra casa en algo tan necesario como el comer, y es que cada vez que ponemos un pie en plena naturaleza volvemos con nuevas sensaciones, no solo por dentro sino también por fuera, ¡si hasta noto que la piel de mi cara está mejor, por no hablar de lo bien que dormimos todos ese día! ¡Es pura magia!
En esta ocasión, nuestro destino fue el puerto de Canencia (Madrid) y estuvimos acompañados de amigos con niños, una oportunidad perfecta para que los peques estuviesen entretenidos jugando unos con otros y los mayores pudiésemos aprovechar para hablar de nuestras cosas sin «sufrir» una interrupción cada dos minutos. ¿Te suena, verdad?
Observando a mis hijas mientras subían y bajaban piedras, cogían piñas, intentaban hacer acrobacias sobre una manta (la mayor practicaba la voltereta lateral y, la pequeña, la normal) o se lanzaban a la carrera de quién encontraba el palo más grande, me di cuenta de lo poco que necesitan para pasárselo bien. Mucha veces los padres, por miedo a que se aburran o porque queremos que estén siempre haciendo algo, nos empeñamos en rebuscar debajo de las piedras mil actividades o propuestas para hacer con ellos, sin pararnos a pensar que en la sencillez de las cosas residen los grandes momentos. Y, por eso, quiero desde este rincón, lanzar una reflexión: ¿No los estaremos sobreestimulando?
El puerto de Canencia es una zona perfecta para hacer rutas y para perder el tiempo contemplando el maravilloso entorno mientras paseas, pero nosotros simplemente preferímos dejar nuestras pertenencias en una mesa y disfrutar del momento sin mayores pretensiones que pasar un día en familia fuera de Madrid. Para algunos de los mayores fue también una prueba de fuego para ver si podían estar unas horas sin móvil y tengo que decir que… ¡la superaron con nota!
Por cierto, la subida al puerto de Canencia por Miraflores es espectacular en esta época del año… Las hojas cambiaban de color y varían del verde al marrón pasando por el amarillo según el lado de la montaña que observes y la luz del sol que impacte sobre ellas. Y como la carretera es estrecha, tiene curvas, está repleta de ciclistas y tu velocidad no puede exceder en algunos tramos los 50 kilómetros por hora, tienes tiempo suficiente para deletitarte con este paraje.
Volveremos, ¡prometido! pero todavía tenemos una larga lista de lugares mágicos para mostrarles a Elena y a Ana y para que ellas nos enseñen y nos recuerden, una vez más, el verdadero sentido de las cosas.