Si tus hijos son de los que sueñan con volar a otros mundos, con vivir mil aventuras junto a sus hermanos y amigos, luchando con piratas y rescatando princesas, a la vez que cantan, este es su espectáculo. Peter Pan, El musical, cuya 2ª temporada se puede disfrutar desde octubre en el Teatro Maravillas, cumple todas las expectativas de un evento apto para pequeños y mayores, incluyendo buena música en directo, acrobacias y un ritmo narrativo entretenido, pero que respeta a los más pequeños.
Con una puesta en escena sencilla y unos actores con unas voces maravillosas, que cambian de registro con frecuencia interpretando papeles diferentes, esta obra de casi hora y media de duración enganchó desde el primer momento a mis hijas, que aplaudieron, compartieron sus aventuras y cantaron junto a los actores.
Esta propuesta escénica, que refleja fielmente la historia que escribió James Matthew Barrie en 1904, comienza con un Peter Pan que busca desesperadamente su sombra en la habitación de los Darling (Wendy, Juanito y Miguelito), y que es sorprendido por Wendy. Tras quedarse solos, los tres hermanos londinenses acuerdan con Peter Pan, a quien Wendy ha ayudado a pegarse la sombra, viajar al país de Nunca Jamás. Allí, junto a los niños perdidos y una maravillosa Campanilla -un poco cascarrabias, todo hay que decirlo- capaz de realizar las acrobacias más espectaculares como toda buen hada que se precie (y es que la gimnasia área me fascina siempre), lucharán contra el capitán James Garfio y su esbirro, el señor Smee, para liberar a la mejor amiga de Peter, la princesa india Tigridia.
Este tipo de teatro infantil, que no se olvida de los padres –con dobles sentidos y referencias de la cultura popular- me encanta personalmente pero es que creo que, además, se convierte en una oportunidad maravillosa para empezar a introducir a los niños en el amor por el teatro y la música en directo, lo que les va a permitir apreciar el valor de una buena voz desde pequeños.
En este sentido, me gustaron mucho las voces de Wendy y el capitán Garfio, cercanas a lo que se puede oír en la Ópera. Destacar la interpretación de Wendy cuando les cuenta a los niños perdidos lo que es una madre, y que fue sin duda un momento muy emotivo para pequeños y mayores. Y también me conquistó el papel del pícaro señor Smee, un auténtico showman.
Sinceramente, creo que es una obra que volveremos a ver en breve, porque se nos pasó volando y porque nos dejó un fantástico sabor de boca a los cuatro.