Hace unos días visitaba a una amiga con dos niñas pequeñas y, en el tour de la casa, las niñas me presentaron con gran entusiasmo su armario de los disfraces. Un espacio completísimo con trajes, accesorios y pintacaras que, según me contaban, era imprescindible para los días lluviosos. Ante estos días de lluvia que se avecinan, queremos profundizar en este juego preferido por los niños y que tiene, además, muchos beneficios desde el punto de vista educativo.
Entre los disfraces hechos en el cole y los comprados para Carnaval y Halloween, seguro que también tenéis vuestro rincón de los disfraces en casa. Teniendo en cuenta el juego que dan, no es raro que para cumpleaños y otros eventos importantes, el regalo elegido por la familia o el propio niño sean disfraces originales.
El último que nosotros compramos fue en Disfrazmanía: un traje de unicornio que servía también como traje de hada o reina de la fiesta si le quitamos la diadema. No quería uno incómodo en el que tienes un macropeluche que sale del estómago, que quedan muy vistosos pero limitan demasiado el movimiento, así que este nos vino a las mil maravillas a un precio muy asequible.
Además de correr en la fiesta como una loca encantada con su traje de mil y un brillos, hemos vuelto a sacar el traje con cierta frecuencia y a disfrutar de las fiestas de disfraces en casa a pequeña escala. La lluvia y la nieve nos están regalando un invierno de lo más propicio para estos menesteres.
Pero una tarde de disfraces no es solo vestirse y ponerse a jugar a otra cosa, aunque también es válido. Lo normal es que los niños, en cuanto entran en un nuevo traje, en el de su héroe o heroína favorita, se transformen y empiecen a comportarse como ellos. Es un momento de improvisación, de inventar historias, de role playing… Muchos son los beneficios de este juego en los peques:
Potencia la imaginación
Los niños se transforman, inventan historias, tramas, nuevos personajes, atribuyen a sus héroes diferentes aspectos de su carácter… ¡Crearán historias maravillosas que ni ellos imaginaban que podían crear!
Desarrolla la creatividad
La mezcla de personajes, de historias, de elementos de un disfraz con otro hará que los niños se conviertan en verdaderos creativos y os sorprenderán con sus ideas.
Interactúan entre ellos con mayor facilidad
El transformarse en otro y tener claros los rasgos que quieres dar a ese otro personaje más la historia que surge, generalmente por invención propia o la recreación de una trama ya conocida, ayuda a que los niños interactúen entre ellos con naturalidad.
Los niños se deshiniben
En esta actuación al más puro estilo teatral, notaréis cómo van poco a poco perdiendo la vergüenza. El disfraz ayuda en muchos casos a que los niños tímidos se transformen en niños más extrovertidos. Ya no son ellos, sino su personaje, lo que facilita que cambien aspectos de su carácter que les limitan en el juego. La interpretación siempre ayuda a que perdamos un poco el sentido de vergüenza.
Les ayuda a empatizar
Ponerse en el papel de otro, ya sea una persona real o un personaje inventado, es la mejor manera de desarrollar la empatía. Se convierten en los doctores más preocupados por sus pacientes
Entenderéis su manera de ver la realidad
Quién no ha comprobado (a veces con horror) cómo los niños repiten expresiones que decimos los padres cuando juegan a mamás o papás, o lo fácil que es saber cómo interactúa con ellos su profe cuando juegan a profesores y alumnos. Los niños os harán ver cómo perciben la realidad a través de los disfraces y los juegos que deriven de ellos y por tanto… quizá a través del juego de disfraces «os cuenten» alguna situación que desconocíais (para bien o para mal). ¡A mí me ha pasado unas cuantas veces!
Os ayudará a conocerlos mejor
Observar a los niños, sin dirigir el juego, os ayudará a conocer mejor a vuestros hijos, a saber qué piensan, a analizar cómo forman sus historias, como son los buenos y los malos, os mostrarán su sentido de justicia, sus miedos y sus diversiones favoritas. No hay nada como observar a un niño jugar para conocerlo.
Desarrollan el lenguaje y la inteligencia
Ponerse un disfraz es poner sobre la mesa todo lo que saben del personaje del que se han disfrazado, contarlo, resolver situaciones, relacionar causa y efecto de algunas cosas que ocurren en la «trama» de su historia, poner en marcha su sentido de justicia… todo lo que se os ocurra para dar a cada personaje lo que la historia requiere. Su conocimiento del mundo real estará en marcha en el juego y tendrán que contarlo mientras tanto, por lo que el lenguaje es básico para que el juego funcione.
Estas son solo algunos de los beneficios de los disfraces así que… ¡que la lluvia no os amilane! A disfrutar de una fiesta de disfraces improvisada 😉
Gracias por el libro y buen fin de semana!!
Lo que si tengo claro, que tanto niños, como adultos, todos cambian el chip con un disfraz y al final disfrutan el doble! jaja.
Nada como disfrazarse con sabanas, bolsas de basura, cartón y mucha imaginación. ¡Gran artículo!