El gran deseo de muchos padres con sus hijos es que estos se aficionen a la lectura, que vean en los libros una oportunidad más de ocio que les mantenga alejados de la pantalla de la consola o de la televisión. Los niños tienen que probar de todo, pero como siempre, en su justa medida. ¿Cómo hacer para que los pequeños muestren interés por leer? ¡Aquí van algunos consejos!
Hace unos días buscando información en internet me crucé con un estudio de dos psicólogos, Anat Ninio y Jerome Bruner, que señalaba cómo desde los 8 meses los bebés empiezan ya a interactuar con el mundo adulto, un buen momento para que los padres comiencen, por ejemplo, a mostrarles diversos cuentos. Para este fin, los libros de agua son perfectos porque pueden convertir el momento del baño es una experiencia más divertida si cabe. Otra opción para cuando ya estén secaditos y sentados en su trona son aquellos que desarrollan y estimulan sus sentidos a través de texturas, por ejemplo, Topito Terremoto, Ediciones Beascoa. ¡Le encantará descubrir cosas nuevas! Según se van haciendo más mayores, puedes aplicar otras estrategias para conseguir tu objetivo:
1 Crea una rutina diaria de leerle un libro antes de acostarse. ¡No podrá vivir sin esta actividad! Además, cuando empiece a identificar las letras, querrá ser él/ella quien te lo cuenten a ti.
2 Predica con el ejemplo. Si el niño ve que papá y mamá tienen también ese hábito, querrá imitaros. No os sorprenda si un día se sienta junto a vosotros con su última adquisición, aunque no entienda nada de lo que pone.
3 Cuentos, poemas y… ¡hasta revistas infantiles! Cuando son pequeños, no podemos ni debemos pedirles que lean El Quijote, por eso tenemos que ir poco a poco. Las revistas infantiles pueden ser una buena forma de mostrarles las historias que se crean uniendo consonantes con vocales.
4 Pocoyó, Peppa Pig, Pijamas Mask, Lady Bug… ¿Cuál es el personaje favorito de tu hijo? Mantén esa pasión que pueda tener por súper héroe a través de la lectura. ¡No te dirá que no!
5 Asistir o celebrar fechas tan señaladas como la Feria del Libro o el Día del Libro con un regalo tan bonito como un cuento. E, incluso, extender esta tradición a otros momentos de su vida como un cumpleaños. Que la recompensa al trabajo bien hecho sea siempre un libro. De esta manera en su cerebro se creará una conexión muy positiva con la lectura.
6 Las bibliotecas son muy divertidas. ¿Tienes una cerca de casa? Una visita a la semana o cada quince días para coger y dejar nuevas propuestas puede ser un plan muy atractivo.
7 Lo mismo ocurre con las librerías infantiles, lugares donde se realizan un montón de actividades relacionadas con libros, como talleres o cuentacuentos. ¡Os lo pasaréis pipa!
8 Cuando ya tienen 7 u 8 años, intercala distintos tipos de libros: aquellos que tienen más texto, como Matilda, de Roald Dahl (280 páginas de editorial Santillana) con otros donde las ilustraciones tengan un mayor protagonismo como Poppi, la niña del árbol rojo o La biblioteca del árbol (Penguin Random House). ¡No se cansará!
9 Un libro para cada momento. En las tiendas existe una amplia temática: para cuando estás quitándoles el pañal, si están aprendiendo las horas, ante la llegada de un hermanito (Dónde está nuestra mamá, de Ediciones Cubilete), para celebrar el Día de la Madre… ¡No hay excusa!
Porque las personas que leen son más propensas a ser felices, haciéndoles sentir mejor. Y qué padre no quiere que su hijo sea feliz. Trabajemos para inculcarles el amor por los libros y crear mejores personas. Un niño que lee será un adulto que piensa.