Quien dijo que los dinosaurios se extinguieron hace millones de años, no ha echado un vistazo a la cartelera de ocio de Madrid durante estas fechas: Caminando entre dinosaurios, Jurassic World. The Exibition, Dinopétrea…
De hecho, os contamos muchas de las opciones por toda España para amantes de los dinos, hace unos días, en este post. Y es que estos ‘animalillos’ están más de moda y más vivos que nunca. En la mañana del domingo, precisamente, asistimos a uno de los estrenos más originales y esperados de la temporada: Jurásico. La isla perdida, en el Teatro Calderón. ¡Estaba a tope! Se nota que, entre los peques, al igual que entre los adultos, los dinosaurios triunfan. Carmen y Pilar (7 y 5 años) estaban expectantes, ya que no les había adelantado nada, tan solo que era una obra sobre dinosaurios. Sin embargo, nuestra amiga Ari (4 años), iba encantada, pues es una fan absoluta de los dinos y no se pierde un estreno relacionado con ellos.
Nada más sentarnos en nuestras butacas apareció una reportera de televisión con su cámara, atravesando el pasillo del Teatro y entrevistando a los niños del público. Esto ya presagiaba lo que fue la tónica constante de la obra: la participación e interacción de los actores con el público, algo que consigue mantener la atención, sobre todo de los más pequeños, ya que las obras de teatro se conviertan en juego -de hecho, hay un momento en la obra en el que varios niños voluntarios se convierten en exploradores-. La reportera es uno de los personajes más divertidos, ya que ella va decidida a buscar dinosaurios, ataviada con sus galas más refinadas y no está preparada para lo que ‘se le viene encima’.
Cuando se abrió el telón, la Banda Sonora de ‘Parque Jurásico’ funcionó a la perfección como introducción de la obra y mi amiga Elena y yo nos miramos diciendo “esto pinta muy bien…”. A partir de aquí aparece en escena el veterinario de animales exóticos Paco Cuesta junto con su ayudante, en su clínica y explica a los más mayores la formación de la tierra y de los primeros seres vivos, recreándolo de forma muy gráfica con pomperos gigantes. Después de esta explicación tan científica, introducen otra para todos los públicos, que lanza el mensaje principal de la obra: el cuidado del medio ambiente y la defensa de los animales en su hábitat. En clave de humor, Paco y su ayudante, van sacando de un baúl peluches de animales y alientan al público a adivinar cuáles de ellos se pueden tener en casa y cuáles no (una serpiente, un perrito, una orca…). Este es el momento en el que aparece el primer dinosaurio en escena. Es un manso Velociraptor (sí, sí, manso y Velociraptor van en la misma frase), que vive con Fran y su ayudante en la clínica y que poco después descubrimos que ¡no era el único!
Cuando entra en escena la ‘curiosa’ reportera y su cámara, las disparatadas aventuras comienzan a fluir sin parar. No podréis parar de reír con las cómicas escenas que vive la reportera con Fran Cuesta en la Isla Perdida; ni de sobresaltaros con los rugidos de algunos dinosaurios; ni de maravillaros con los decorados de los escenarios tan selváticos. Un montaje con todos los detalles muy cuidados que introduce las nuevas tecnologías para contar una historia más propia del cine, de la que disfrutaréis sin salir de un teatro y que os arrastrará a una isla perdida en medio de la selva.
A Pilar, Carmen y Ari les maravilló todo lo que allí sucedió. De hecho, permanecieron atentas todo el espectáculo. Pilar es muy miedosilla y se sugestiona mucho, por lo que cuando sonaba un rugido de alguno de los dinos, se agarraba con fuerza a mi brazo. Sin embargo, Ari, que es más pequeña, lo pasó en grande y no mostró ningún miedo, riéndose a carcajadas en muchos momentos de la obra. Pero, lo que más nos gustó fueron esos dinosaurios: el Velociraptor, el Dilophsaurus, el Tricerátops, que interactúan en el escenario y que ¡parecen tan reales! Las niñas se quedaron, sin lugar a dudas, con la parte final de la obra, el nacimiento de uno de ellos. Una cría de dino, con la que se pudieron fotografiar, junto con los actores, al final del espectáculo y con la que alucinamos porque, en el momento en que nos acercamos a él, nos dimos cuenta que nos seguía con los ojos y ¡pestañeaba! Lo dicho, ¿quién dijo que se habían extinguido? ‘Jurásico. La Isla Perdida’ estará hasta el 30 de diciembre todos los fines de semana y festivos en el Teatro Calderón.