Charlie y la fábrica de chocolate, un musical muy dulce

Cuando los niños crecen un poquito y empiezan a aficionarse a la lectura, son muy pocos los que se resisten a la obra literaria de Roald Dahl. «Cuentos en verso para niños perversos», «Matilda» y «Charlie y la Fábrica de Chocolate» son algunos de los libros con apariencia de «libros de mayores» que suelen engancharles irremediablemente hacia el mundo de la literatura. En casa tengo a una pequeña «víctima» de Dahl, una incondicional que, cuando supo que en Madrid podemos disfrutar de una versión teatral y musical de un libro de su autor favorito, tuvo claro que quería ir a verla. Y no seré yo quien se resista a una buena adaptación así que… allá nos fuimos a ver  «Charlie y la fábrica de chocolate. El Musical» a Espacio Ibercaja Delicias. Os contamos todos los detalles. 

Sinopsis de «Charlie y la fábrica de Chocolate»

Ya sabéis que la historia nos introduce en la vida de un niño, Charlie Bucket, que vive con su madre y abuelos en una humilde casa -en el musical en una caravana- y que será uno de los ganadores de los cinco billetes dorados que darán acceso a sus propietarios a las instalaciones de la misteriosa fábrica de chocolate de Willie Wonka. En esta fábrica hace años que nadie entra ni sale… ¡pero el chocolate se sigue produciendo y sigue siendo un éxito internacional!

De la historia no os cuento mucho más, porque seguro que os la sabéis, así que voy directa a nuestras impresiones con el deseo de que nos dejéis las vuestras en comentarios.

Los puntos fuertes… ¡que son unos cuantos!

Intento pensar en lo que más me gustó de la obra y debo confesar que me cuesta mucho elegir una sola cosa… así que voy a daros unas cuantas:

Lo primero que me dejó prendada de este montaje es, sin duda, su música. Un grupo de músicos tocan en directo bajo el escenario mientras el equipo de actores canta, también en directo. Queda de manifiesto desde el mismísimo comienzo que la música será el punto fuerte de la obra con un número inicial en el que nos presentan al protagonista, Willie Wonka, en nuestro caso interpretado por el actor Víctor Massan de manera magistral. 

El conjunto musical, su coordinación, su increíble preparación es impresionante. A veces dudaba: parecía una grabación porque no se apreciaba ni un solo fallo, no notabas que ningún instrumento entrara tarde o desafinara ni media nota. Nada. Todo era perfecto.  Entonces, cuando estabas seguro de que estaba grabado y aquello, tan perfecto, debía estar mil veces ensayado y montado, escuchabas al niño que interpretaba a Charlie Bucket luchar contra un incipiente resfriado y toser tímidamente en medio de su frase. «¡No puede ser!», pensé en varias ocasiones, «¡que no es grabado!». Siempre me cuesta asimilar que se pueda hacer tan bien en directo. Si no hubiera sido por ese resfriado, estaría segura de que los músicos fingían estar tocando. Parecía imposible tanta perfección. Pero no era solo la calidad interpretativa de músicos y actores, es que los números musicales eran maravillosos. Una música envolvente y pegadiza, que te mantenía atento al guión sin pestañear, incrementando la tensión o ablandándote el corazón sin remedio cuando la escena lo requería. Esa música era perfección pura. Y esas voces… ¡inolvidables!

Otra de las cosas que más me impresionaron fue la interpretación del pequeño Charlie Bucket. Si habéis visto la película, tanto la primera de 1967 como la de 2015, seguro que una de las cosas que más recordáis es la ternura que os inspiraba el niño protagonista. En esta versión musical, el actor que interpretaba a Buckett era  igualmente tierno, igualmente dulce, pero con una capacidad interpretativa y musical que te ponía los pelos de punta. Ese niño, el actor Gio García, nacido en Terrassa 2013 y con amplia experiencia a sus espaldas nos dejó boquiabiertos. Gio García ha hecho anuncios publicitarios desde que tenía 4 años y medio, cortos desde los cinco y medio, ha sido modelo en numerosos catálogos de moda y compañero de escenario de actores y actrices como Macarena Gómez, Daniel Grao o Nerea Barros, entre otros. ¿Que cómo es posible? Yo también me lo pregunto. ¡Cómo estos peques han hecho tantas cosas siendo tan chiquitos aún y cómo son capaces de hacerlas como verdaderos profesionales!

La puesta en escena y el ritmo de la obra me pareció muy acertado: en la primera parte, de poco menos de una hora de duración, la obra se centra en cómo los cinco billetes dorados escondidos en las tabletas de chocolate son encontrados a lo largo y ancho del mundo.

Si habéis visto la película no os vais a perder porque la obra teatral sigue casi al dedillo el paso a paso del largometraje lo que, especialmente en el caso de los niños más pequeños, facilita mucho que aguanten sin pestañear las casi dos horas y media de duración total de la obra. Nosotros vimos la película el día de antes para refrescarles la memoria y fue todo un acierto porque iban con muchas ganas de revivirla, esta vez, en el teatro.

Personalmente no me habría importando alguna escena nueva, pero a mis peques les encantó ser capaces de reconocer cada escena no solo por el contenido sino también estéticamente. A pesar de lo complicado de reflejar determinados escenarios del mundo de Tim Burton de esa segunda película, lo consiguen con creces. Fue especialmente impactante la escena de las ardillas en la que desaparece la pequeña Veruca.

En la segunda parte, tras un descanso más que necesario para los más pequeñitos (que ya pedían reponer palomitas o ir al baño), comienza la excursión por la misteriosa y fascinante fábrica de Willy Wonka. Aquí los escenarios se hacen más minimalistas, se juega más con las luces, los audiovisuales… y descubrimos a los maravillosos Oompa-Loompa, con un divertido juego visual que convierte a los actores en esas pequeñas criaturas de origen desconocido que trabajan para Wonka.

Los niños que se unen a la expedición, como en el libro y la película, están reinterpretados y traídos a nuestros días y vuelven a poner frente a nuestros ojos algunos de los principales problemas educativos que tenemos las familias… y la sociedad. Esta obra de Dahl, en cualquiera de sus formatos, siempre nos hace pensar, ¿verdad?

Llama especialmente la atención el niño que interpreta a Mike Teavee, el peque norteamericano que vive «enganchado» a la televisión en la versión cinematográfica y que, en esta versión teatral, ha dado el salto a convertirse en pirata informático.

Otro gran cambio es el del personaje de Violet Baudegarde que en la película interpreta a una niña que gana todos los campeonatos y que en esta versión es una famosa influencer también ganadora de varios récords, pero ahora siempre preocupada por sus directos y sus stories, junto con su padre que es, además, su representante.

Los tiempos cambian y los personajes… ¡también!

Otro de los puntos fuertes son los bailes que recorren distintos estilos artísticos y van desde el ballet (maravillosamente interpretado por Marta Merchiorre, como Veruca Salt) al break dance (con un impactante número interpretado por Álex Arce como Mike Teavee). Un gusto disfrutar en directo danza de la buena, que no es precisamente el arte más fácil de ver… ¡y nos encanta!

La magia dela familia Bucket es algo que no puedo obviar: los abuelitos hacinados en una caravana y una madre sola trabajando de sol a sol para sacar adelante a su familia es simplemente enternecedor. La fortaleza del niño, su constante ilusión, las melodiosas voces de los actores, la magia de la puesta en escena… logran transmitirnos todo el amor de una familia pobre de solemnidad, pero rica en amor. Nos traslada una fuerza que se hace evidente en el carácter del pequeño que da sin pedir nada a cambio y sin reproches.

 

Entonces… ¿la recomendamos o no?

Resumiendo: si estáis pensando en si ir o no. Nosotros os animamos sin lugar a dudas. ¡Merece mucho la pena! Aquí os dejamos todos los detalles.

Acerca de Diana

Soy periodista, emprendedora, amante del teatro (sobre todo infantil) y de los buenos planes (en familia, en pareja, entre amigos, en solitario...). Un día, después de un montón de casualidades, decidí lanzarme a la aventura de poner en marcha mi propio proyecto profesional: Mamá tiene un Plan. Hoy, tengo tres peques y muchas ilusiones, a los que dedico todo mi tiempo y energía. En el viaje me acompaña un hombre maravilloso (al que dedico menos tiempo del que me gustaría y quiero con locura) y una gran familia a la que adoro que hace posible que todo lo demás siga girando. @Diana_M_N

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