Una de las cosas que más emoción provoca en mamás y papás es escuchar las primeras palabras del bebé. Sin embargo, esto no llega de repente y sin un trabajo previo. La cantidad de conexiones neuronales que hace el bebé en sus primeros meses de vida hasta poder hacer sonidos controlados más el grandísimo esfuerzo que supone entender lo que es el lenguaje, una conversación, los turnos de palabra… es un proceso nada sencillo, que lleva su tiempo, pero que, afortunadamente, estamos programados para desarrollar de manera natural. Aunque, eso sí, siempre resulta más sencillo si ayudamos al niño a entender todo esto con calma y mucho cariño con pequeños juegos y ejercicios.
Hemos comprobado en los últimos meses y analizando la cantidad de visitas que tiene un post que escribimos hace tiempo sobre cómo potenciar el lenguaje verbal en nuestros hijos (este dirigido a niños más mayorcitos) que este es un tema que interesa mucho a los padres. Por eso, hoy queremos daros algunos trucos para que el lenguaje verbal en vuestro bebé se desarrolle con mayor facilidad y naturalidad. Seguro que la mayoría de estas cosas las habéis hecho sin pensar porque vienen «escritas en nuestro ADN»: ¡alucinaréis con lo increíble que es el instinto que ayuda a que la especie sobreviva!
Os damos algunos trucos para que podáis ayudar a vuestro bebé a potenciar sus habilidades comunicativas incluso antes de articular palabras ni sonidos, que sin duda le ayudarán a entender el proceso del lenguaje y a comunicarse más rápidamente y mejor con vosotros una vez esté físicamente preparado para emitir sonido más precisos.
12 Juegos y trucos para ayudar a hablar a tu bebé
- Cuando hables a tu bebé, hazlo mirándole a los ojos y concentrado en él. Le ayudará a entender que hay algo que quieres decirle, que el objetivo del sonido que sale de tu boca es él y nadie más.
- Intenta que inicialmente las palabras sean onomatopéyicas, fáciles de recordar y de pronunciar. Hay un motivo porque el mamá y papá es fonéticamente tan sencillo. Igual que lo es que tengamos una palabra para hermano o hermana mucho más fácil que la palabra completa (me refiero a tata, tete, tato, nene… depende de la familia, la variación depende en cada familia: ¿cómo los llamáis vosotros?). Esto es algo que hacen de manera natural (y a veces incluso en contra de su voluntad) la mayoría de las madres (en especial mamás, aunque también algunos padres). Parece que estemos programadas para eso. Nos referimos a un pájaro como pío o a un perro como guau de manera casi espontánea. Algunos expertos en lenguaje dicen que no es lo correcto. Otros mantienen que no lo es cuando el niño es capaz de pronunciar sonidos con más soltura, pero sí les ayuda a identificar el animal con el sustantivo con el que se le nombra si el nombre en cuestión es fácil de recordar. Como en todo, hay teorías. Mi recomendación es seguir vuestro instinto. Es muy probable que el pío sea gradualmente sustituido por «pájaro» cuando veáis que vuestro hijo está preparado para pronunciarlo.
- Repite y repite expresiones. Llamarle por su nombre es básico para que aprenda quién es él, pero esto ocurre con todas las demás palabras: mamá, pan, juguete, tata… intenta referirte siempre a las cosas por el mismo nombre. Evita que una vez sea juguete y otra juguetito o cacharro. Le ayudará a identificar la relación objeto-nombre.
- Acompaña tus rutinas de las mismas expresiones o, aún mejor, de canciones. Habrás notado que, desde que nació tu bebé cantas más y sin motivo aparente. La hora de la comida es siempre bienvenida con una canción, o el momento de dormir o bañarse… La música sin duda ayuda mucho a mejorar el lenguaje de los niños. Les ayuda a recordar frases, rimas, palabras y a identificar los distinto momentos del día. ¡Todo son ventajas con la música! Y, además, curiosamente, es algo que a la mayoría de las madres, de nuevo sobre todo a las mamás, nos sale de manera natural. También les pasa a muchos padres pero no con tanta frecuencia. De nuevo, parece otra de las cosas escritas en nuestro ADN para ayudarnos a mejorar la especie. Curioso, ¿verdad?
- Seguro que también os sale solo aumentar los gestos cuando les habláis o les cantáis. No os cortéis (sin asustar al peque, claro) porque esto también les ayuda mucho a recordar sonidos y palabras.
- Ayúdate de libros adaptados para referirte a algunas cosas. Nunca es demasiado pronto para introducirles en el mundo de la lectura que, en realidad, es la fase siguiente al mundo del lenguaje.
- No termines sus palabras ni le des lo que señala sin nombrar el objeto de deseo. En algunos momentos es evidente que es más fácil darle lo que pide antes de que se alborote. No te preocupes, no tienes que forzarle a decir la palabra para darle lo que pide; puede que simplemente no esté aún preparado. Pero no le des todo tan fácilmente. Si señala un juguete, háblale y nómbrale el juguete. Aprovecha las oportunidades que te da para intentar comunicarse.
- El momento de vestirse: una fiesta musical. Vestirle o cambiarle el pañal es un momento maravilloso para hacerle entender su propio cuerpo, tomar conciencia de él y aprender cómo se llama cada parte. Ve nombrándoselas, haciéndole cosquillas, dándole besos e incluso cantando alguna canción que sepas sobre las partes del cuerpo. No te preocupes si no sabes ninguna, es muy posible que la inventes sin darte cuenta.
- En la misma línea de lo anterior, os recomiendo simplemente jugar mucho. Aumenta el contacto físico, las caricias, los besos, los juegos de movimiento (no cuando es recién nacido, obviamente)… tenéis decenas de ideas en el maravilloso libro de Elisabeth Fodor y Monserrat Morán, Todo un mundo de sonrisas: Juegos mes a mes para un bebé feliz (Guías Para Padres Y Madres).
- Cuando ya ha llegado el pre-lenguaje, cuando el niño ya es capaz de emitir sonidos con cierta intención de comunicación, ayúdale a pronunciar cada cosa y a memorizar el nombre de las cosas. Dale lo que te pide repitiendo y vocalizando bien su nombre.
- También en este periodo del pre-lenguaje hay un momento fantástico en la vida de los bebés en los que simulan formar parte de una conversación. Pocas cosas son, a mi juicio, tan mágicas como ese momento. El bebé te oye hablar y cuando paras, sigue hablando él diciendo cosas ininteligibles pero moviendo las manos y poniendo gestos que parecieran tener todo el sentido. Te está imitando. Ha entendido ya que uno habla y otro escucha y cuando el primero termina, él puede responder. Es común que los padres simplemente se rían o lo graben en el móvil. ¡Haz algo más! Aprovecha y síguele el juego: respóndele como si te estuviera diciendo algo con todo el sentido del mundo. Se verá reafirmado en su creencia de que está, por fin, conversando contigo.
- Hay algunas cosas que puedes hacer para facilitar la evolución del lenguaje a nivel físico: quitar o limitar lo que puedas el uso de chupete y tetinas de biberón, pasarte al vasito de entrenamiento, comer sólidos… Todo esto le ayudará a fortalecer los músculos y mejorar su lenguaje. Eso sí, cuando esté preparado.
Sin duda la gran mayoría de las cosas que os sugiero las habéis hecho sin pensarlo demasiado porque, como nos cuenta el doctor Mario Fernández en su libro Quiero que mi hijo sea feliz, pero hago todo lo posible por evitarlo (Vida actual), una lectura maravillosa que os recomiendo vivamente, algunas de estas formas de comunicarnos con nuestros vástagos forman ya parte de nuestro código genético, ayudan a mantener la especie.
¿Tenéis algún truco más que queráis compartir con nosotros? ¡Seguro que a muchos padres les vienen genial vuestras reflexiones!