Hoy salió mi hijo mediano del cole diciendo que España había sido amenazada y que teníamos que protegernos todos. ¿Pero cómo nos podemos proteger?, me preguntaba. ¿Y quién nos va a atacar?, insistía. En el cole los peques hablan y se cuentan las poquitas cosas que van escuchando de un lado y otro, las que cazan al vuelo e interpretan como pueden.
Al comentarlo con algunos de los padres, me confesaban que habían intentado que sus hijos no vieran la tele o escucharan la radio estos días para evitar que se pusieran nerviosos así que parece que, en su mayoría, los niños asimilan lo que nos escuchan, lo que comentamos en casa incluso mientras ellos no están en la habitación porque aunque parezca a veces que están «a otra cosa» la realidad es que son especialistas en enterarse de todo, ¿verdad?
Va a haber preguntas, y muchas, sobre la invasión de Ucrania por parte de Rusia y no podemos dejarles al margen, especialmente si la noticia ya ha llegado a sus oídos y empiezan a mostrar inquietud y preocupación, pero… ¿cómo hablar de la guerra, de lo que está pasando con nuestros hijos? Hemos preguntado a Sonia Martínez Lomas, psicóloga especialista en Inteligencia Emocional y directora de Centros Crece Bien sobre cómo afrontar esta situación y nos ha dado algunos consejos:
Cómo hablar de la guerra con nuestros hijos
Unos padres se sentirán tentados a compartir todos sus miedos, pero quizá esta no sea la forma más adecuada de tranquilizar a nuestros peques, ¿verdad?
Para Sonia Martínez Lomas, «lo primero de todo es hablar con los niños, preguntarles qué saben, qué están pensando y qué temen» y a partir de ahí, empezar a hablar con ellos para desenredar todos esos sentimientos que tendrán mezclados y no sabrán muy bien cómo gestionar, pero siempre «con un lenguaje que entiendan, adaptado a su edad«.
Animarles a escribir una carta sobre lo que sienten es también una ayuda para que los niños aprendan a exteriorizar sus sentimientos. De esa forma ellos podrán entenderse mejor a sí mismos y nosotros podremos ayudarles de una forma más eficaz al comprender qué se les pasa por la cabeza.
Lo mejor es que hablemos con ellos con sinceridad, pero sin entrar en demasiado detalle sobre daños, muertos, bombas… esos datos disparan su imaginación y sus miedos y tampoco les ayudan a sentirse seguros, pero eso sí, dándoles siempre información real. «No es recomendable que vean las noticias porque hay imágenes muy dura y la narración de las noticias está pensada para adultos, no para niños; es mejor que seamos nosotros, los padres, quienes les contemos las cosas con un lenguaje adaptado a cada edad», comenta la directora de Centros Crece Bien.
Está claro que la guerra no es excusa para mentir a nuestros hijos, especialmente si al día siguiente es posible que tengamos que desdecirnos. Necesitan saber que tienen a su lado a unos padres en los que pueden confiar y que estarán a su lado para todo lo que necesiten.
Y en esta misma línea, tranquilizarles es lo mejor que podemos intentar hacer. Dejarles claro que sus padres estarán a su lado y que «las personas que mandan» están haciendo todo lo posible para que la situación se resuelva lo antes posible (aunque no entendamos muchas de las decisiones que se toman). «Podemos decirles que en estos países se han desplegado ONGs y ayuda humanitaria que están cuidando de las personas afectadas para que sepan que se está haciendo algo por ellos», destaca la psicóloga.
Una forma estupenda de que los niños estén más tranquilos es implicándoles en la solución o, en este caso, en aliviar la situación. Si en vuestro barrio se organiza una recogida de productos de primera necesidad para las familias afectadas, no dudéis en participar. Que sean los niños quienes elijan qué quieren enviar a niños como ellos que estén en la zona. Seguro que eso les hará sentirse mucho mejor.
Si los niños sienten que necesitan hacer más, «podemos hacerles entender que pueden hacer mucho por mantener la paz en su día a día: siendo amables con sus compañeros, evitando los conflictos y las peleas… ellos también pueden contribuir a una sociedad pacífica», comenta Sonia Martínez Lomas.
¿Y si os piden dormir con nosotros?
Puede que algunas familias noten que sus hijos piden más mimos, dormir con los padres, por ejemplo, que estemos más presentes físicamente y que tengamos un mayor contacto. Sin duda esto les tranquiliza, por eso lo buscan, pero no siempre es fácil y puede llegar a agobiarnos a los adultos, pues sentimos que no llegamos a darles toda la tranquilidad que necesitan.
Sobre este tema en cuestión, que nos habéis preguntado mucho en redes sociales a partir de la publicación de este artículo, hemos querido ampliar información con Sonia Martínez Lomas, quien nos ha dado muy buenos consejos: «Los niños han pasado un periodo grande de incertidumbre por el coronavirus. Ahora no se relajan ya que las noticias que siguen escuchando son alarmistas. Esto provoca que niños, jóvenes y adultos estemos más irritados, irascibles, tristes y nerviosos. Nuestro cerebro sigue estando en alerta.
¿Cómo nos sentimos tranquilos? En casa, junto a la familia, este es el lugar seguro en el que los niños se pueden relajar; los jóvenes en su habitación con su música (cuidado con las redes sociales)».
Esta situación sin duda hace que los niños estén más mimosos y nos necesiten más cerca, tal y como indica la directora de Centros Crece Bien: «Es normal que los pequeños de la casa ante la incertidumbre o el miedo pidan más atención, más cariño, más contacto ya que es lo que más seguros les hace sentir. Pero… ¿les dejamos dormir con los padres?».
Ante esta cuestión, Sonia Martínez Lomas nos da su parecer: «Si pueden descansar abrazados a las personas que les hacen sentir seguros, mejor, pero explicar que es algo puntual y no algo que se mantendrá la lo largo del tiempo. Lo que es importante es expresarles qué les está pasando para que puedan comprender cómo se sienten y explicarles que los abrazos y el cariño hace sentir más aliviado, al igual que estar con los amigos, jugar con sus juguetes, ver una película, rescatar recuerdos, soñar con lo que les gustaría lograr, respirar despacio… «.
De esta manera, indica la psicóloga, » les estaremos mostrando otras maneras de sentirse tranquilos y seguros distintas a dormir o estar con los padres. Cuando no puedan hacerlo, podrán sentirse bien».