Pocas cosas hay que no se tambaleen con la llegada de los niños. La autonomía del padre y la madre, su independencia… pero si algo se resiente casi siempre es la relación de pareja. Por eso, desde aprenderT queremos poner en negro sobre blanco los principales errores que se dan en la pareja y posibles soluciones… ¿Os sentís identificados con alguno?
Ahora en aprenderT, también hay una sección dedicada a los adultos y la intervención en problemas de pareja. Éstos, muchas veces, están invisibilizados porque nos gustaría solucionarlos en la más estricta intimidad, pero cada vez son más comunes y el reconocer que necesitamos ayuda externa es de valientes.
Estamos acostumbrados a escuchar que los modelos de pareja han cambiado y que los matrimonios no suelen ser tan duraderos como antes. Y es que la vida en pareja se ha visto afectada por distintos cambios sociales como, por ejemplo, el aumento de horas de trabajo de ambos miembros, las alternativas de ocio individual, el cambio de roles desempeñados por el hombre y la mujer o el hecho de que el proceso de divorcio cada vez sea más sencillo. Y a todo esto se añade la creciente importancia que le damos al enamoramiento y a los sentimientos para la formación y el mantenimiento de la pareja.
A pesar de estos condicionantes, la convivencia en pareja sigue siendo la opción prioritaria de las personas puesto que conlleva numerosas ventajas como pueden ser el incremento en las interacciones afectivas, compartir momentos de ocio, facilitar las interacciones sexuales, poder aumentar la familia, mejorías económicas y, en el caso de que la relación sea satisfactoria, provoca un mejor ajuste psicológico, un buen estado de salud y menos probabilidad de llevar a cabo conductas de riesgo.
Por eso, desde aprenderT, queremos dar una serie de pautas para que analicéis los errores más comunes que comenten las parejas y posibles soluciones que poner en marcha.
- Tener expectativas muy altas sobre nuestra pareja, que se manifiesta en los “pensamientos debería” (“tendría que sorprenderme”, “debería haber hecho…”, “no soy una buena mujer si no hago…”), que cuando se dirigen a uno mismo provocan culpa y si es hacia el otro, rabia y enfado. En ambos casos, generan frustración y resentimiento.
Solución: dejar de buscar ese falso control, buscar pruebas que desmonten esas ideas fijas, cambiar el lenguaje (“me gustaría…pero entiendo…”) y desmantelar la intencionalidad negativa del otro.
- Olvidar reforzar las cosas positivas que nos aporta nuestra pareja y los motivos por los que queremos permanecer a su lado: es decir, dar por sentado que la pareja se va a mantener hagamos lo que hagamos. Se olvidan los gestos cariñosos o esas pequeñas costumbres que al comienzo del idilio se refuerzan casi a diario.
Solución: Las relaciones amorosas hay que cultivarlas, cuidarlas y darles la importancia que merecen.Recordar cuáles fueron las razones por las que te enamoraste y reconocerle públicamente y agradecer los detalles y sacrificios que tu pareja está haciendo para que la relación funcione. - Tener una mala comunicación. Algunos ejemplos de este clásico error son el utilizar adjetivos descalificativos en vez de referirse a conductas (cambiar “es una controladora” por “intenta controlar la situación”); puntualizar frecuentemente lo que uno tiene que hacer y si además le añadimos culpa, estamos recriminando (“sólo vas a lo tuyo”, “todo lo hago yo”), provocando un deseo de escape y ataque; sermonear, decir “ya te lo dije” o recordarle al otro que nuestra conducta sólo depende de él, justificando un chantaje emocional.
Solución: en estos casos funciona el explicar de forma concreta las cosas que quieres que haga tu pareja (“me gustaría que…”), preguntar antes que afirmar, pedir confirmación antes que sentenciar, evocar emociones antes que explicar y actuar antes que hablar para demostrar que uno ha cambiado. - Pensar que las discusiones son señal de fracaso en la pareja: el hecho de tener diferentes puntos de vista no significa que tenga que haber un cuestionamiento continuo. El problema está cuando no se respeta la posición de la otra persona y no se buscan soluciones en común.
Solución: reconvertir la discrepancia en algo positivo para que haya más riqueza en las conversaciones y creer que los argumentos de los demás son igual de válidos que los nuestros. - Culpabilizar al otro sobre cómo está funcionando la pareja: sabemos que es muy difícil para algunos el poder reconocer los errores que está cometiendo pero una pareja es cosa de dos y ambos tienen que poner de su parte para que la relación llegue a buen puerto.
Solución: es positivo que cada uno se responsabilice de sus fallos y de su enfado. Cada uno es dueño de sus reacciones. Además es importante agradecer que el otro reconozca su error y poder olvidar el tema sin recordar constantemente lo mal que ha actuado. Hay que poner fin al juego de la culpa y centrarse en lo que hay que cambiar para que no se vuelva a repetir. - Querer solucionar los problemas en cuanto aparecen: cuando uno acaba de tener una pelea surgen un montón de sentimientos contradictorios y el enfado es la consecuencia principal. Además, se añade que muchas veces no sabemos elegir el momento adecuado para expresar nuestro dolor y utilizamos vías no adecuadas que pueden llevar a equívocos (ejemplo, vía whatsapp).
Solución: desde aprenderT utilizamos en estos casos la técnica del semáforo y es que cuando uno está en rojo, los sentimientos negativos te están invadiendo y ahora mismo no puedes hacer más que el dejar que éstos fluyan y calmarlos con técnicas de relajación. En el ambar, la tarea prioritaria es analizar cuál han sido las causas del conflicto y porqué nos hemos sentido de esa manera. Y por último, en el verde, es la hora de comunicarlo de la manera más asertiva posible. Pide cita y te daremos las claves para poder hacerlo efectivo. - Caer en la rutina y en las obligaciones del día a día: como ya hemos dicho al principio de este post es que, actualmente, los horarios del trabajo nos impiden disfrutar de mucho tiempo de ocio, tanto individual como en pareja. Por eso, es fácil que uno caiga en la rutina y que no se haga nada especial para aumentar la diversidad de actividades que realizáis.
Solución: no olvides la parte positiva de tener pareja y busca alternativas con las que ambos podáis disfrutar. - Jugar a los adivinos, tanto por tu parte (“seguro que está haciendo esto por…”) como por la suya (“tendría que haberse dado cuenta de…”): solemos seguir la premisa de “piensa mal y acertarás”, como una forma de autoprotección. Un error que también cometemos es que queremos que la gente actúe de la misma manera que lo haríamos nosotros pero recuerda que los demás no perciben como nosotros.Solución: por un lado, si quieres algo pídelo claramente y hazle ver que para ti es importante y, por otro, pregunta directamente el motivo por el que actúa así, sin dar cabida a las malinterpretaciones.
- Desarrollar una dependencia emocional: aunque seáis una pareja seguro que tenéis intereses propios y el hecho de compartir la vida con alguien no quita que no puedas seguir desarrollándote como individuo. Además, la consecuencia de ser dependiente del otro es una falta de confianza y de querer invadir el resto de parcelas del otro.
Solución: respeta un tiempo para ti y para la gente de tu alrededor. No dejes de lado las cosas con las que disfrutabas por la prohibición de tu pareja.
Como conclusión, queremos señalar que los puntos más importantes que se deben respetar para que una pareja funcione y dotarla de armonía son la comunicación, el apoyo, el tener una filosofía de vida en común y que la dinámica de las discusiones sea satisfactoria.
Si creéis que estos errores son la causa principal de vuestros problemas de pareja, no dudéis en pedir cita en aprenderT y desde aquí os daremos las herramientas para poder resolverlos.
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Aprende a no enojarte y a echar las culpas, Aprende a no negar la situación y Aprende a aceptar la situación tal cual es.
Laura Ribagorda Gil
Psicoterapeuta de adultos y terapia de pareja