Cuando llega el verano, todo padre que se precie, busca algún que otro plan que permita que sus hijos lleguen cansados a la noche. Y si tienes un perro, la solución es sencilla y se reduce a una palabra: agility. Puede que no tengas muy claro a qué nos referimos, o que jamás hayas pensado que tu perro (y, de rebote, tu hijo) pueden disfrutar de este deporte canino.
Lo primero que debes saber es en qué consiste este deporte y qué perros pueden practicarlo. Se trata de un deporte, por lo que tendrás que ir adaptando a tu perro a una nueva rutina. No esperes que el primer día aguante tres horas haciendo un recorrido, pero poco a poco lograrás que se divierta mientras juega y se entrena.
Una escapada a El Retiro
Si vives en Madrid, tienes la suerte de contar con uno de los mejores y más amplios parques urbanos de España: El Retiro. Estos hermosos jardines que sirvieron de recreo a los reyes en su corte madrileña esconden una zona de esparcimiento canino. Cerca de la Puerta de Mariano de Cavia, en la Plaza de la Independencia, encontraremos un recinto amplio en el que nuestro perro podrá correr libremente. Allí encontraremos, también, algunos obstáculos de Agility.
Y esto es bueno para ti, si lo que quieres es disfrutar con tus hijos. Al no ser un circuito profesional ni completo, los expertos de este deporte canino no estarán. Y tú podrás dividir tu tiempo entre el juego en los obstáculos con el resto de opciones de ocio que ofrece un parque como El Retiro.
Beneficios del agility con niños
El principal beneficio es que, mediante el deporte, niños y perros son capaces de reforzar sus lazos y su unión. Además, puedes lograr que el niño se imponga en la pirámide jerárquica familiar sobre el perro, ya que el Agility potencia la obediencia hacia el adiestrador. Que, para conseguir los mejores resultados, debe ser el niño aunque siempre bajo supervisión paterna.
La segunda ventaja la verás reflejada en la salud de tu hijo. Al tener que realizar el recorrido junto a su perro, se verá obligado a realizar ejercicio. Y esto, en una sociedad en la que lo digital (desde las videoconsolas hasta los smartphone) empujan al sillón, no es poco. Más aún cuando vivimos en grandes ciudades, en las que el contacto con la naturaleza debe dejarse para grandes parques o los fines de semana.