Muchas veces tendemos a irnos con los niños a pasar el día a grandes ciudades, con aglomeraciones de gente, sin darnos cuenta del encanto de muchos pueblos que nos rodean y de las posibilidades de visitarlos con los más pequeños, sin necesidad de acudir a las grandes urbes. Hace un par de fines de semana estuvimos visitando Consuegra, un maravilloso pueblo de Toledo, que representa la típica estampa de la Castilla más Cervantina, con sus espectaculares molinos de viento arropando el municipio y que se divisan a lo lejos cuando te vas acercando por la carretera.
Nosotros ya habíamos estado en otras ocasiones, pues mi cuñado nació allí, pero mis hijas no y estuvieron encantadas de conocerlo. Fuimos precisamente hace dos fines de semana porque allí se celebraba la Feria de la Cebolleta y es una oportunidad de turismo gastronómico que no nos queríamos perder. Hay un ambiente estupendo, en la plaza de España instalan una carpa donde, además de venta de productos típicos de allí (la cebolleta lo es, pero también el preciado azafrán, el vino, el queso manchego, los dulces tradicionales…), puedes degustar lo típico de la feria: una teja con cebolletas -también conocidas como calsots-, acompañadas por su salsa romesco; una tabla de queso típico; dos copas de vino de la tierra; un cuenco de judías blancas; un pan artesano y con ello también te entregan una entrada el molino-museo y un babero, gracias al cual no nos pusimos perdidos con la salsa. Y todo ello por 6€. Lo pasamos genial, con la música y todo el mundo comiendo en la plaza del pueblo. Yo nunca había probado las cebolletas con su salsa y me encantaron. Mientras, los niños no pararon de jugar y bailar.
Además, mientras esperábamos nuestro turno, en la plaza había una protectora de animales, que habían instalado una cerquita con diferentes especies, no solo perros, sino también gatos, ovejas, patos, conejos… Los niños podían pasar a verlos y acariciarlos por turnos y los monitores les contaban las características de cada uno. Así que mis hijas y mi sobrina disfrutaron un montón y, si por ellas hubiera sido, a la vuelta hubiéramos tenido un miembro más en la familia…
Una vez allí aprovechamos para hacer turismo y la visita obligada fueron los molinos y el castillo. Se puede subir en coche hasta arriba del todo y hay zona de aparcamiento, con lo que subir con peques no es ningún problema, ya que está lejillos. El castillo es visitable y se pueden concertar visitas teatralizadas para hacer con niños; ya sabéis que esto les encanta, al menos a las mías… Los molinos se pueden ver por fuera y algunos también por dentro. Hay algunos reconvertidos en tienda; otro que se puede visitar y en el que hacen una demostración de cómo funcionaban antes y, me comentaba mi cuñado, que en verano es un lugar muy bonito para tomar algo porque sacan terrazas alrededor de los molinos, ponen música y la vista y el ambiente son muy recomendables. Los niños alucinaron con las grandes aspas girando y con el funcionamiento de aquel gran artilugio por dentro.
Y si ya os está picando el gusanillo y os vais a animar a visitar Consuegra antes de las Navidades, sabed que otra visita obligada es la fábrica de Peces, unos de los mazapanes toledanos más ricos y conocidos. Y si como nosotros, no sois mucho de mazapán, también hay otros dulces exquisitos. Nosotros nos trajimos un surtido de empiñonadas, marquesitas, roquitas -chocolate y almendras-, polvorón, tejas… Todo hecho de manera tradicional y os aseguro que se nota. Así que, tanto si vais ahora, como si vais en otra época, os recomiendo los dulces de allí. Los peques alucinaron con las máquinas de pelar almendras y de hacer mazapán que hay a la entrada de la fábrica y que datan de principios del siglo XX.
Aprovechamos también para hacer un poco de turismo por exteriores y pasear por las calles del municipio. Si vais con más tiempo, Consuegra cuenta con auténticas joyas arquitectónicas y artísticas. De hecho, me comentaba mi cuñado que su Semana Santa tiene mucha tradición y que se realizan bastantes procesiones de gran belleza.
Los niños disfrutaron de lo lindo pues, mientras nosotros merendábamos en una cafetería muy bonita del centro, ellos estuvieron jugando en el parque de al lado. Tampoco os podéis perder la gastronomía de la zona, con una amplia oferta de restaurantes y precios para todos los bolsillos. Y si como nosotros, queréis acercaros en una fecha destacada, hay otras fiestas que merece la pena conocer, como la Fiesta de la Rosa del Azafrán, que se celebra el último fin de semana de octubre; o la Feria de Pinchos Medievales, en abril o sus Fiestas Patronales en septiembre. Si quieres saber más para organizar tu visita, puedes hacerlo en www.consuegra.es.