No sé si a muchos papás os pasa lo mismo pero frecuentemente intento hacer coincidir algún plan para mis dos niñas (Súper Ju de cuatro años, y Oli con 21 meses). Y a veces encuentro muy poca oferta. Una buena alternativa para mí, para nosotros, ha sido la exposición Sin Título. La colección Telefónica cómo nunca se ha visto.

Aprovechando la racha de días lluviosos en Madrid nos animamos a visitarla. Según había leído en la muestra habían participado niños de 10 y 12 años de dos colegios de Madrid, haciendo de comisarios, escogiendo las obras, dándole forma y organización a la exposición. La muestra, que está en la Fundación Telefónica en Gran Vía con Fuencarral, reúne 70 piezas de pintura, fotografía, obras en papel y escultura de artistas españoles e internacionales.

Para llegar hasta allí decidimos tomar el tren hasta Sol e ir andando por pleno centro de Madrid. La elección del transporte no pudo ser mejor; las niñas se lo pasaron muy bien y el viaje se hizo cortísimo mientras, en coro, celebraban con cada tren con el que nos cruzábamos; y viendo el paisaje de la ciudad colándose a través de la ventanilla.
Entrar en la exposición es adentrarse en una especie de laboratorio de experimentación visual y en general artística. Las obras están expuestas y pueden contemplarse; pero también hay un conjunto de recursos para que los visitantes, los peques, exploren con las obras, manipulen los materiales con los que se han elaborado; realicen sus propias versiones de las obras; o puedan participar agregando o quitando detalles a las obras mediante el uso de tabletas, entre otras actividades para acercarse, sentir, para vivir el arte.

Lo primero que hicimos fue jugar con el panel con láminas que contenía clavos (sin punta) en los que puedes plasmar las manos, y crear una secuencia, un recurso lúdico inspirado en la serie fotográfica de Jorge Molder. Oli, mi pequeñina, empezó tímidamente colocando un dedo, y la sensación le gustó ya que continuó colocando más dedos, y finalmente la mano, mientras que Súper Ju creaba muy concentrada su propia serie con letras y formas.
Más adelante Ju pudo colocar títulos a alguna de las obras. A la serie de fotografía Fábrica de Química (de Bernd y Hilla Becher) le puso Fábrica de la Alegría. ¿Por qué?, le pregunté. Me dijo que le hacía recordar a la instalación de las islas de la película Inside Out (que dicho sea de paso hemos visto varias veces e invitamos a verla), las de la personalidad.
Nos tomamos nuestro tiempo en la parte en que se pide dibujar que hay después de subir la escalera, en alusión a la l´escala de Antonio Tápies . Ambas lo hicieron y luego pudieron ver proyectados, y ampliados, sus dibujos en la pared y felices corrieron a tratar de cogerlos. Emociona verlas disfrutar juntas, cómplices.
Aunque estoy segura que Olivia no apreció toda la puesta como súper Ju creo que igual se divirtió mucho. Tocó los materiales con los que se elaboraron las obras: madera, barro, hierro, acero, paja y lienzo, entre otros. Con cada textura me mostraba su cara de sorpresa.

Súper Ju, entre tanto, ya estaba haciendo su propia versión de la obra Castaños, de Godofredo Ortega Muñoz. Como parte de las piezas didácticas la reproducen en una tableta para que los niños puedan añadir detalles. Ella le colocó pájaros y flores e inclusive me dijo que había puesto un lugar secreto de las hadas. ¡Una transformación completa de la obra original!

A estas alturas Oli ya pasaba rápidamente de las obras y encontró un sorprendente hallazgo: la vistosa cortina de hilos que separaba una de las salas de la exposición, traspasándola una y otra vez y riéndose sin cesar. Hasta en lo más sencillo, a veces, puedes encontrar su disfrute, y una a veces agobiándose por hallar el mejor estímulo.
Cómo veréis, para nosotros, una muy interesante propuesta para las niñas y por ello muy recomendable. La exposición de Fundación Telefónica es también atractiva porque hay talleres en los que los peques pueden asistir para complementar la visita.

Lamentablemente Los cinco sentidos, cómo se llama uno de los talleres, sólo se ha dado en dos ocasiones y ha habido una alta demanda (nosotros teníamos pensado apuntarnos y cuando quisimos hacerlo en la fecha señalada ya no encontramos plaza).

Si os animáis a visitar la exposición, que es gratuita, os recomiendo que os paséis luego a la librería La Central, a escasos metros de la Fundación Telefónica (en Plaza Callao). Y así cerrar la jornada. Nosotros tras dejar la muestra fuimos a la sección de literatura infantil, que ocupa la antigua capilla del palacio burgués que alberga la librería. Toda la librería es muy bonita, pero en la parte de libros para niños tienen una cúpula con pinturas murales que las niñas saben apreciar en cada visita; y podéis hojear y tocar los libros para niños, y si queréis comprar. Para mí, para nosotros, un planazo diferente que hacer en días lluviosos.

Artículo de Sheila Díaz Frisancho