Está claro que ser abuelo remueve los cimientos de la vida de cada uno, que salen los dichos de antaño y uno acaba repitiendo, como ocurre cuando te conviertes en padre o madre, lo que decían tus propios abuelos. Pero, además, acaban por decir y hacer cosas sin pensarlo mucho, movidos por el amor, por la emoción de estar con sus nietos. Seguro que habéis vivido alguna de estas situaciones:
Hoy recopilo algunos de los comentarios, formas de actuar más comunes de los 4 abuelos y 1 bisabuela que tenemos a nuestro lado, por suerte todos cerquita. Somos unos afortunados, lo sé, y me encanta disfrutarlo día a día. Por eso, todas las frases las comparto desde el cariño y la admiración absoluta por mis padres y suegros. No seré yo quien acuse a los abuelos de mis hijos de no estar educándolos bien. Con sus hijos hicieron un gran trabajo (ejem) así que con los nietos no será distinto.
¡Seguro que a muchos os suenan algunas de estas situaciones! Personalmente, me resulta imposible no sonreír en estos momentos:
- ¡Qué bien han comido estos niños! No importa que no hayan comido nada y tu hayas estado delante, los niños siempre comen bien.
- Le he dado un cachito así de chocolate, muy poquito. El gesto con la mano deja claro que se ha zampado media tableta.
- Si es que los pobrecitos salen con hambre del cole… qué voy a hacer, pues les he dado un huevo kinder. Y si llegan sin hambre también se lo dan, pero con tanto amor que cualquiera dice nada.
- Esta niña eres tu de pequeña, pero más lista. Chúpate esa, marquesa.
- Tómate el zumo, que se le van las vitaminas. Un clásico, también para las madres, que está a punto de arruinar Mercadona: ¿habéis visto que ahora puedes exprimir allí mismo las naranjas y llevarte el zumo para consumir «en las próximas 24 horas»? Nos van a destrozar el dicho, no digo más. Yo me niego a exprimirlo. He dicho.
- Llegas a recogerlos y te paran en la puerta para contarte qué han comido, cuántas veces, si han bebido y, sobre todo si han hecho sus necesidades sin faltar detalles siempre excesivos sobre cómo han sido las cacas de los bebés. Incluso te guardan el pañal para que te quede claro que el niño tiene las cacas sueltas. Es escatológico, pero extrañamente se agradece si el peque está pachucho.
- ¿Te gustan los caballos? No te preocupes, que el abuelo te va a comprar un caballo de verdad. ¿¿¿Perdóoooon???
- Una conversación común:
– ¿A qué hora hay que ir a la guardería a por el niño?
-A la una y media.
– Vale, yo a las 12h estoy allí.
Esto, pero, eeeehhh…. :S
- Contándote qué tal el día apuntan: «Hoy estoy molida/ tengo la espalda rota de coger al niño…» e inmediatamente después te sueltan: «pero hija, qué pronto has venido, ¡no te lo lleves ya que casi no lo he visto!».
- Qué van a ser revoltosos estos niños, tu eras mucho peor.
- Toma, cariño, la propina. Y le dan al crío de 4 años un billete de 5 euros «para que vaya aprendiendo a gestionar el dinero». Y no digas que te parece que es pequeño porque saldrá a relucir lo inteligente que es.
- Qué listos son los niños de hoy, con lo ignorantes que éramos nosotros… Está permitido insultarse a uno mismo si con eso se elogia a la descendencia.
- Uy, hija, qué revoltoso se pone en cuanto entras por la puerta. Con lo tranquilo que está todo el día conmigo.
- En la misma línea, hacia el niño: ¿Vas a llorar ahora, si tu conmigo no lloras nunca?
- Otra conversación recurrente:
– Niño/a: Mamá, ¿puedo ver la tele?
– Mamá: Ahora no.
– Abuelo (a la vez): Ya te la pongo yo.
Dicho y hecho. Tele encendida y por supuesto no en versión original.
- Yo no sabía que a los nietos se les podía querer más que a los hijos. Y se quedan tan panchos. Menos mal que lo que más feliz te hace es ver cómo se quieren.
- Si te comes todo te llevo a la juguetería a comprar lo que tú quieras. ¡Y lo hacen! El rey de los sobornos. A ver cuál nos inventamos ahora cuando volvamos a casa…
- Si tus hijos duermen mal, seguro que el día que les dejes a pasar la noche con los abuelos duermen del tirón, sin un solo despertar. Y desde entonces, cada vez que te quejes de no haber dormido bien te lo recordarán.
- ¡Pero qué guapos están! Con el amor saliendo a borbotones en su mirada.
- ¡Cómo han crecido! Aunque les hayan visto hace menos de 24 horas.
- Llegas a la casa de tu infancia y te encuentras a tu madre escondida con tus hijos debajo de la mesa camilla y los tres, repito, los tres, se niegan a salir. Hija, déjalos un rato más, que además no me puedo levantar, te cuenta entre carcajadas. Suelo acabar uniéndome al juego, imposible resistirse.
- Mi favorito. El comentario rey de la bisabuela de 93 años: «Que jueguen, que jueguen, que es bueno que los niños jueguen, así aprenden. Por lo menos es lo que se ha dicho toda la vida, que los niños jugando, aprenden». Amén.
- Y el colofón, cuando vuelves a casa de la de los abuelos y los niños te preguntan: «mamá, ¿cuándo volvemos a ver a los abuelos, me estoy aburriendo ya de no estar con ellos?». Y tu mueres de amor hacia tus padres/suegros porque sabes que tus hijos no pueden estar en mejores manos.
Lo que queda claro y me encanta, es que entre abuelos y nietos, la generación intermedia (nosotros) siempre tendremos las de perder. Ellos son aliados sin condiciones. Ojalá sea siempre así.
Gracias, abuelos de mis hijos, por cada gesto. Sois los mejores.
La relación de los abuelos con sus nietos son muy sanas para ambos ya que es un vinculo muy especial.