Como sabéis, hace unos días celebramos el preestreno de la película Aviones: equipo de rescate, en colaboración con Cines Dreams y Disney. 

No hace falta deciros que el día fue muy emocionante para nosotros, porque repetíamos preestreno y porque somos muy, muy fans de regalar entradas. Sin embargo, afrontábamos la película con la inquietud que siempre se tiene al ver una segunda parte. Como se suele decir: las segundas partes, nunca fueron buenas… y esa premisa repiquetea en la mente antes de ver el resultado.

Nota: absténganse de seguir leyendo quienes no hayan visto la película porque estamos a punto de contaros todo, todo, todo. Siempre desde nuestro punto de vista. 

Poco nos dirán los datos de taquilla sobre la calidad de la película, porque está claro que la segunda parte de un éxito, también lo será o al menos tendrá una acogida más que aceptable aunque sea tirando de un recuerdo. Sin embargo, nuestra puntuación para aviones es bastante alta. Personalmente, la daría al menos un 8.

Los puntos fuertes: la calidad de la película, que Pixar siempre asegura, el manejo del ritmo (en escalada hasta las escenas de más acción de la película) y la continua aparición de divertidos personajes.

Los puntos débiles: un argumento que se parece bastante al de la primera parte y a de tantas otras segundas partes.

Dusty es un avión, como sabéis, que pasa de fumigador a avión de carreras. En la primera película tenía miedo a las alturas. En esta segunda parte, a pesar de haber superado sus miedos y alcanzado el éxito, sufre una avería importante en su caja reductora que le impide volar a alta velocidad y, por tanto, competir. Así que, se enrola en un nuevo proyecto: proteger los bosques de los incendios. Lo hace con un equipo de salvamento lleno de personajes divertidos entre los que no falta un helicóptero (chica) que se enamora locamente de él.

Sin embargo, a pesar de los inconvenientes (y de un final feliz para Dusty), acabará comprendiendo la importancia del trabajo de sus nuevos amigos, de trabajar en equipo y saboreando, cómo no, el éxito de haber ayudado a extinguir un fuego. Lo que nos dejará las mejores escenas de la película en las que Pixar demuestra, de nuevo, que son unos maestros.

Desde mi punto de vista, muy acertado el argumento principal: la vida no acaba porque dejes de poder hacer algo. Una pena que al final Dusty sí consiga su caja reductora. Personalmente, creo que pierde fuerza la lección principal: no dejar nunca de buscar lo que te hace feliz y reinventarse continuamente. Estaría bien que los niños vieran en el cine que no siempre las cosas acaban bien, pero que puedes darlas la vuelta para que sigan siendo igual de buenas.

Nuestro pase fue en 3D y, será que no me acostumbro a esta modalidad, pero me impresionó bastante, especialmente en las escenas de más acción de la película. Excelente calidad de Pixar en esta nueva entrega en la que parecía que las hélices de los helicópteros y las alas de los aviones pasaban rozando nuestras frentes. 

Mis mejores momentos de la película: las dos caravanas enamoradas que celebran sus bodas de oro y la expulsión del equipo de Piston Peak de su responsable, un corrupto maleducado.

Los niños salían contentos. Los padres, tanto o más. Sin duda: más que recomendable.