Me declaro una friki total de “Grease”. Tanto, que no exagero cuando digo que habré visto la peli más de 80 veces y me sé, de memoria, todos los diálogos, las canciones, las escenas… Siempre me ha gustado y, cuando era pequeña, los Reyes me trajeron la Banda Sonora de la peli en cinta de casete. A día de hoy comparto este frikismo con mis niñas y he visto muchas veces con ellas también la peli. Las tengo contagiadas de la fiebre “Grease”. Por supuesto, cuando vi que se estrenaba un nuevo musical, con motivo de los 50 años de su estreno, tuve claro que no me lo podía perder. Esta semana hemos tenido el privilegio de verla en primicia en la presentación a los medios de comunicación y os diré que es un montaje maravilloso. No obstante, es de los mismos artífices de “Billy Eliot”, así que os podéis hacer una idea del nivelazo. Y es muy, pero que muy adecuada para ir en familia.
El Teatro Nuevo Alcalá se ha vestido de tiros largos con pendones, photocalls y cartelón luminoso anunciando “Grease. El Musical” y no es para menos porque el despliegue y el elenco lo merecen. Cuando se abrió el telón y aparecieron en escena Danny y Sandy despidiéndose en verano para “no volver a verse” reconocí mi obra musical preferida, al momento. A partir de ahí comenzó toda la historia con un gran cartel que rezaba “Welcome to Rydell 1959”. Allí estaban las Pink Ladies charlando en su banco y comiendo la comida en bandejas del instituto. Todas ellas: Rizzo, Frenchy, Marty y Jan. Y también aparecieron el escena T- Birds: Kenickie, Roger, Doody y Sonny. El resto de la historia ya os la sabéis.
Todo el elenco está formado por unos pedazo de actores y actrices, con unas voces privilegiadas, que bailan maravillosamente. Todos ellos son jóvenes, aunque muy formados y con amplia experiencia y formación y eso es algo que se nota. Lucía Peman tiene esa dulzura con la que habla y esa inocencia que requiere el personaje de Sandy.
Por su parte, Quique González representa a la perfección a Danny, aportándole ese aire “canallesco” tan necesario, con el tupé característico y esos andares macarrillas. El resto de protagonistas también lo bordan, cada uno en su papel. Pero, yo destacaría el trabajo de Isabel Pera como Rizzo. Llena el escenario desde el minuto cero, con un carisma y un aplomo en escena tremendos. La actriz cuenta con un vozarrón maravilloso y podemos adivinar en ella y en su caracterización mucho de la actriz Stockard Channing, quien interpretó a la Pink Lady en la peli de 1979.
El otro actor que creo que hay que destacar es Víctor Massan, que interpreta a Vince Fontaine. ¿Recordáis a este personaje de la peli? Es el presentador de radio de moda, que también presenta el famoso concurso de baile que acoge el instituto Rydell. Pues bien, en “Grease, el Musical” tiene un papel fundamental como narrador omnisciente que sale literalmente de la radio y que también realiza las transiciones entre escenas. Se marca un papelón magnífico y nos arranca varias carcajadas a lo largo de la obra. Con su mítica frase radiofónica: «¿Saben tus padres que cada noche me cuelo en tu dormitorio?» nos hace reír a carcajadas. Tiene el mismo aire de “sobradillo” que en la película.
Escenas míticas
He de reconocer que disfruté como una enana toda la función, pero hay escenas en las que todo el respetable se vino arriba. Y no es para menos. La famosa escena del taller arreglando el Grease Lightning fue magistral. Un montaje con una coreo y un vestuario magníficos. Y el baile mítico nos hizo saltar en las butacas. Otro momentazo fue el del concurso de baile en Rydell con ese macro Conejo presidiendo. Cuando el telón se abrió, tras el descanso, y apareció Rizzo con ese vestido negro y rojo, ¡idéntico al de la película! Al igual que el blanco inmaculado de Sandy y comenzaron a bailar “Yo llevo el ritmo” (“We go together”) todo el elenco junto fue una pasada. Y la tercera escena con la que disfruté un montón fue cuando Vince Fontaine se le aparece a Frenchy como su ángel de la guarda para convencerla de que vuelva a estudiar al instituto. Me reí muchísimo con la adaptación de “Beauty School Drop-Out” a nuestro idioma. Me pareció genial y divertidísima.
Y si el elenco, las coreos, las adaptaciones musicales, el vestuario y la iluminación son magistrales en “Grease, el Musical”, los decorados y la escenografía fascinan a los espectadores por su espectacularidad.
Un escenario circular móvil aporta el dinamismo para el cambio de atrezzo y escenario constante. Sobre las tablas podemos ver las gradas del Rydell, su patio, su gimnasio y de repente la hamburguesería Palace, el taller de coches o la habitación de Frenchy. ¡La magia del Teatro! ¡Y el final! No os lo cuento porque ¡tenéis que ir a verlo! Podéis compra las entradas en www.musicalgrease.es. Y ya solo me queda cerrar al grito de “¡A uan ba buluba! ¡Balam bambú!”.