Un argumento que aborda el bullying, teatro gestual y una compañía, Martelache, que tiene en su trayectoria obras como Mamá, ¿qué es el breakdance?… Sin duda, teníamos que verlo. Y no esperamos demasiado: nos acercamos a la Sala Mirador, donde se representa, el mismo día del estreno.
Nos lo habían avisado desde la compañía: «se trata de una obra divertida para que lo pase bien toda la familia, pero toda de verdad». Y así fue. Lo pasamos genial. Nuestros niños no están acostumbrados al teatro gestual y nosotros… tampoco demasiado, no nos engañemos.
Con dos simples paneles rojos, ligeros cambios de vestuario, luces llamativas y mucha imaginación, Martelache compone una obra que nos hizo pasar un rato, como avisaban, muy divertido.
Gestos llamativos, divertidos, inesperados, algunos toques acrobáticos (si no, no podríamos ubicarnos en la China de los samurais)… Dos únicos actores y una voz en off que sólo se escucha en contadas ocasiones consiguen que no perdamos detalle de la obra, con tremendo enganche desde el inicio, cuando cada gesto sorprende más que nunca.
Los niños no perdían ojo. Los adultos tampoco. Los primeros, por la similitud entre la estética de la obra a la de algunos dibujos animados de corte manga que tanto les gustan. Los padres nos veíamos frecuentemente golpeados por toques familiares, ligeros pero presentes, del humor gestual al que nos acostumbró un famoso dúo humorístico en los años noventa. Había algo cotidiano en su forma de interpretar y, al mismo tiempo, muy novedoso; Disfrutamos de la presencia del actor, de su inmediatez, de su cercanía y acercamos técnicas comunes a través de la pequeña pantalla a sólo unos metros de distancia. En algunos momentos, resultó fascinante.
Personalmente, creo que esta obra va a dar mucho que hablar. El domingo el teatro estaba lleno y, si conseguimos entre todos que el público haga/ hagamos justicia a la calidad de la obra, estará mucho tiempo en cartel.
¿Lo negativo? No soy muy fan de la lucha de samurais. Siempre fui más de princesas, así que, alrededor de la segunda medalla conseguida, estaba deseando ver la tierna vuelta a casa de Chándal con sus preocupados padres, que acabaron siendo entregados papás del público.
Dirigida e interpretada por Gerard Clua y Julián Ortega, con música de Carlos Jano, esta obra vuelve a hacerme sentir orgullosa de la calidad del teatro para niños en Madrid.
Consulta la reseña de esta obra en nuestra web.
Muy divertida! Recomendable a partir de 6 años.