El otro día tuvimos el privilegio de disfrutar del pase especial para la prensa de ‘Kooza’ del Cirque du Soleil, que estará en Madrid durante todas las Navidades, en concreto, hasta el 5 de enero, y no exagero nada si os digo que es un espectáculo que te deja sin respiración, maravillado, de esos que cuando te das cuenta, han transcurrido dos horas de espectáculo y parece que acaba de empezar. Y es que por algo el Cirque du Soleil es el referente de todos los espectáculos a nivel internacional. Es circo a otro nivel, uno mucho más alto, casi rozando lo místico.
Ya de por sí, el lugar que siempre elige esta compañía para instalar su macro carpa, que este año es la original y antológica amarilla y azul, es un lugar mágico: el denominado ‘Escenario Puerta del Ángel’, en la Casa de Campo, desde el que hay unas vistas de Madrid excepcionales. Imaginaros la carpa del Cirque y el Palacio Real y La Almudena de fondo, ¡una postal!
Cuando accedimos al recinto y nos sentamos en las butacas, nada anunciaba lo que iba a suceder. El escenario era circular y negro y estaba desnudo y a media luz. Solo se atisbaba una tela azul oscura al fondo. De repente, comenzaron a aparecer los payasos y a interactuar con el público y con la prensa gráfica. Ya empezamos a atisbar una pequeña cosa, aunque fuera ínfima, de lo que iba a ser el espectáculo, por su gracia y desparpajo que hacía que te troncharas de la risa y por el vestuario tan sumamente cuidado de cada personaje.
Y de repente, comenzó el espectáculo, con una caja roja, labrada en oro: ‘Kooza’, símbolo de la obra, que da nombre al espectáculo y que quiere decir, en sánscrito caja, baúl o tesoro. La caja sobre un escenario negro y desnudo, solo junto a Inocente, el payaso protagonista de la obra y a Trickster, el animador de la obra, que dirige los números y es la imagen del espectáculo. ‘Kooza’ es el símbolo de la obra porque en este espectáculo, la compañía ha querido simbolizar el circo, en el interior de una caja.
Es a partir de este momento cuando Trickster da el pistoletazo de salida y una puerta se abre en la ‘tela’ azul del fondo y comienzan a salir los artistas; la tela de repente se abre y ¡comienza el sueño! Los acróbatas empiezan a realizar sus imposibles movimientos mientras en un templete mágico, al fondo se aprecia, en el segundo piso, al Rey y a los payasos de su séquito que le acompañan, el Ratero y el Turista Estruendoso. Y comienza la actuación de la banda y las cantantes en directo, en el primer piso, que se extenderá durante todas las actuaciones con toques de jazz, funk y ritmos de Bollywood. De hecho, el atuendo de las cantantes está claramente inspirado en las túnicas indias.
Una vuelta a los orígenes del circo, con el protagonismo de acróbatas y payasos
A partir de este momento, comienza el espectáculo con mayúsculas: contorsionistas, trapecistas, funambulistas, acróbatas y, por supuesto, payasos. El Cique du Soleil retorna con ‘Kooza’ a los orígenes del circo, dando protagonismo a los números imposibles y a los payasos. Pero todo ello con una vuelta más de tuerca: cuidando el hilo conductor al máximo, narrando historias con cada número; con un vestuario que es, en sí mismo, una obra de arte; unos juegos de luz y sonido y unos efectos especiales magníficos; la música en directo de un nivel extraordinario, que empasta perfectamente con cada número y, por supuesto, con los mejores artistas circenses, made in Cirque du Soleil.
Mención especial merecen los payasos, con los que nos reímos de verdad. El Rey, sus acompañantes, el perrete y el payaso Inocente, destacan en cada uno de sus números arrancando las carcajadas del respetable. Se mezclan con el público, interactuando con él en los asientos, en cada gran cambio de escenario e incluso, en varios números, sacan a algún voluntario.
Los números de los artistas de ‘Kooza’ te dejan sin aliento sin excepción. Un número de contorsionismo extremo que, aderezado con el vestuario de las dos artistas, hace que parece que estés presenciando un cuadro de Klimt en movimiento. Un acróbata y su hula hoop gigante, que ruedan y hacen figuras imposibles en perfecta armonía, fusionándose como si fueran uno solo. Otro en su bicicleta de una sola rueda que baila subido en ella y pedaleando mientras hace acrobacias y baila con su partner femenina.
Funambulistas que se la juegan con bicicletas portando en un trono a otro compañero. Equilibristas que hacen contorsionismo extremo a lomos de ocho sillas subidas en torre en una plataforma. O saltos imposibles y piruetas en trampolines. Y diréis… Los clásicos espectáculos circenses. Pero no es así porque todo ello está realizado con una estética cuidadísima. Cada número tiene un vestuario, una música, una iluminación y unos efectos que empastan a la perfección con él para crear un clima mágico y maravillar al espectador.
Pero, sin duda, el número que más sentimientos despertó en mi interior: sorpresa, miedo, admiración… fue el de la rueda de la muerte. Una rueda doble gigante en la que dos ‘demonios’ giran haciendo acrobacias imposibles con las que el público dejaba escapar gritos de angustia y miedo con cada ‘más difícil todavía’.
Todo ello, por supuesto, aderezado con estética de esqueletos -al más puro estilo Mejicano-, iluminación roja y un batería sin parangón, tocando rock en directo.
Sobre el Cirque du Soleil
Nacido en 1984 con un grupo de 20 artistas callejeros, Cirque du Soleil es una importante organización de Quebec que ofrece entretenimiento artístico de alta calidad. La compañía tiene a su cargo cerca de 4.500 empleados, incluyendo 1.400 artistas de más de 70 países diferentes.
Cirque du Soleil ha maravillado y deleitado a más de 200 millones de espectadores en más de 450 ciudades de alrededor de 60 países de todos los continentes.
Lo dicho, no os podéis perder ‘Kooza’, que estará en la capital, en el Escenario de Puerta del Ángel hasta el 5 de enero. La siguiente parada la tendrá en Sevilla, donde estrenará el 16 de enero. Venta de entradas en www.cirquedusoleil.com/kooza.