Ya os conté via IG que en esta pequeña familia están a punto de ocurrir grandes cambios. En unos meses (menos de 100 días según la app) en casa habrá más niños que adultos… «la sombra del tercero», como la llama mi amiga Lidia a esas ganas irrefrenables de tener un tercer bebé cuando ya tienes los dos primeros, planeaba con intensidad desde hace tiempo (quizá desde siempre) y finalmente nos dejamos llevar. Resulta que, al menos por ahora, la sombra se ha convertido en un halo de luz, en una nueva brisa mágica que está a punto de hacernos sentir una nueva experiencia maravillosa en nuestras vidas. No hay nada, nada, como dar vida y en estos meses de preparación se siente todo tan intenso.
Pero en fin, sin irme por las ramas, os cuento que son muchos los cambios que se avecinan, como imaginaréis y ya estamos todos, adultos y niños, rumiando cómo encajarlos.
Entre los niños, la pregunta más frecuente está siendo si les haremos el mismo caso cuando nazca el bebé. Atención a la pregunta porque me parece brillante por lo directa y clara: no preguntan si les querremos igual que ahora. Ya son suficientemente mayores para entender que así es: se llevarán 4 años cada uno.
Les preocupa lo práctico: el tiempo y, ahí, es difícil disfrazar datos. Con un bebé en casa no se puede hacer el mismo caso a nadie. El tiempo es el que es y las necesidades de un bebé siempre son prioritarias. Sin embargo, ya vamos pactando qué cosas podemos hacer para que ellos se sientan cómodos.
No os voy a negar que los astros se han alineado para ayudarnos a organizar mejor el día a día con un recién nacido: la llegada del bebé está prevista para finales de junio, cuando en el cole nos hayan dado vacaciones a todos que nos librará de madrugones después de noches sin dormir aunque nos regalará una casa llena de niños. Además el verano es un periodo en el que el trabajo se relaja un poco y hace posible que el papá disfrute de la polémica recién aprobada baja de 8 semanas (¡por favor que no lo cambien!) porque en otros momentos del año y conociéndole, ni se plantearía cogerla entera (ya, yo también pienso que es su obligación, pero no hay quien le haga entender que el trabajo puede vivir sin él, quizá porque realmente saldría bastante malparado). Este tema daría para otro post enterito.
Lo único malo será que no disfrutaremos de la playa. No tengo ganas de llevarme a un bebé de menos de dos meses sin sus vacunas a la playa, la verdad… Los niños la verán más adelante y cogeremos el Puente del Pilar o el de la Constitución con muchas ganas, pero del verano ni hablamos…
De momento no me planteo mucho más. No sé qué haremos para que la revolución que supone un nuevo miembro de la familia no nos lleve a todos por delante, pero lo que tengo claro es que lo afrontaremos con todo el amor del mundo, que al final es lo que cuenta, ¿no os parece? Y seguro que no faltarán momentos de estrés, de «por qué me he metido yo en esto», de querer volver atrás… pero es parte del todo, esos momentos también hacen que los demás, los de disfrute, sean tan maravillosos.
¿Y vosotros, cómo afrontasteis la llegada de un nuevo bebé? Contadme trucos para que las cosas fueran más fáciles.