Nos encanta ir a comer o a cenar al restaurante El Ancla del Lago, en la Casa de Campo de Madrid. Solemos ir mucho en verano, ya que el gran lago, el entorno arbolado y su amplísima terraza son ideales para ir con adultos y niños. Sin embargo, en otoño, este paisaje se convierte en idílico. Además, si refresca o llueve, en el interior, cuentan con un salón muy acogedor, acristalado, donde tendréis vistas de postal y disfrutaréis de los mejores platos. Sus especialidades: arroz con bogavante o carabineros, así como carnes y pescados la brasa.
Ya habíamos estado en El Ancla del Lago en otoño hace un par de años. Esos tonos ocres en el entorno boscoso de la Casa de Campo, el gran lago y su fauna y las vistas del «sky line» de Madrid son una postal idílica en esta estación del año. Pero, este fin de semana, hemos ido a cenar y, en el atardecer y el anochecer, todo esta estampa se vuelve aún más romántica, con la iluminación de los edificios históricos de Madrid al fondo, como los rascacielos de Gran Vía, La Almudena y el Palacio de Oriente. La iluminación de la gran terraza del restaurante también es todo un espectáculo. Por supuesto, por la noche, en esta época, en la terraza refresca. Por eso, elegimos el interior del salón para cenar. Un lugar acogedor y acristalado, donde también contemplaréis esta iluminación y las vistas, mientras saboreáis las mejores carnes y pescados.
Como os comentábamos, los arroces con bogavante o con carabineros son la estrella, junto con las carnes a la brasa, en las comidas de El Ancla. Sin embargo, para una cena en otoño, os recomendamos que pidáis entrantes para compartir y, si sois amantes de la buena carne, una de sus exquisiteces, como el lomo de vaca al carbón, también para compartir -es un kilo-. Nuestros entrantes y raciones preferidas son las croquetas de jamón que son cuadradas, grandísimas y un espectáculo de sabor y cremosidad. ¡A vuestros peques les encantarán! Su ensalada de pimientos rojos, ventresca y cebolla morada está deliciosa y, al centro, es el acompañamiento ideal para cualquier plato. No os podéis perder los chipirones encebollados, ni tampoco los pimientos de piquillo rellenos y rebozados. Su pulpo a la brasa es jugoso y lo sirven en su punto ideal.
Y no os podéis marchar de El Ancla del Lago sin saborear alguno de sus deliciosos postres caseros. ¡O varios de ellos, con su especial de la casa por el que siempre optamos, una degustación para deleite de los más golosos! En esta ocasión, probamos la tarta de queso, que es una maravilla y la de chocolate, una riquísima mezcla entre selva negra y brownie, por las nueces, que está de vicio. Pero, si hay algo que en casa nos vuelve locos de entre todos los postres de El Ancla, son las filloas rellenas de cremita. ¡Saben a gloria!
En definitiva, un planazo otoñal ideal sería este: un paseo por la Casa de Campo, caminando o en bicicleta; una vueltecita contemplando las vistas del lago, ya sea a medio día o al atardecer y sentarse en un banco a disfrutar mientras los niños corren, sin peligro y dan de comer a los patos y, para culminar, comer o cenar en el restaurante El Ancla del Lago, alargando un poco la sobremesa con un café. Y, en otoño, ¡lo vais a disfrutar muchísimo!
El restaurante El Ancla del Lago está ubicado en la Casa de Campo, en el paseo María Teresa, número 2. El teléfono de reservas es el 913 543 607.