Antes los llamábamos «aparatos de los dientes» y nos los poníamos a partir de los 12-14 años. Hoy los llamamos ortodoncias (nos hemos hecho más expertos) y suelen ponerse con unos 11 años, a veces incluso antes. Pero, ¿qué ha cambiado? ¿Qué opciones tenemos para nuestros peques?
Personalmente lo recuerdo como un tiempo un tanto sombrío. A la vergüenza de llevar aquellos horrorosos hierros se sumaba el dolor de dientes, boca y hasta cabeza en los días siguientes a la visita al dentista. Mis padres, por su parte, siguen recordándolo como un tiempo de no poder ahorrar y eso que el gasto se hacía ya entonces más llevadero porque contaba con uno de esos seguros familiares de salud que incluía la ortodoncia, al menos en parte, si no recuerdo mal. Hoy sigue siendo una inversión interesante esta del seguro en el área dental si tenéis en mente la ortodoncia.
Mi madre me decía que a la larga me alegraría. «A la larga», pensaba yo, «pues sí que se está haciendo larga». Pero no lo fue tanto. Pasaron los dos años de rigor y, cuando me quise dar cuenta, tenía la mejor sonrisa que recordaba. Realmente fue una buenísima inversión. Ahora llega el momento de empezar a planteárselo para la primogénita y, aunque aún tenemos un tiempo de margen, ya estoy dando vueltas a cómo lo va a llevar ella. Por suerte sé que «a la larga» también ella se alegrará.
Investigando un poco he visto que, afortunadamente, las tendencias han cambiado, aunque la base sigue siendo la misma: aprovechar la moldeabilidad de los huesos infantiles para corregir lo que en la etapa madura sería mucho más difícil de modificar.
Quien ha llevado ortodoncia en época de mascarilla ha tenido suerte para ocultarlo, pero dado que esto acaba ya -¡aleluya!- habrá que buscar otras formas de hacer que el aparato dichoso pase desapercibido. Hoy las tendencias apuntan a ortodoncias de colores y hasta ¡invisibles! para vivir este «trance» sin que mine la autoestima de nuestros pre-adolescentes o adolescentes.
Ortodoncias según la edad
La ortodoncia más conocida es la de corrección en la posición de los dientes definitivos, pero no es la única que podemos necesitar.
Hay una pre-ortodoncia temprana para niños de entre 3 y 6 años. Se trata de unos aparatos de ortopedia que buscan corregir ciertos hábitos del niño como chuparse el dedo. Son unos aparatos de material acrílico que se sujetan en los molares.
Más tarde, se puede requerir el uso de una pre-ortodoncia funcional u ortodoncia interceptiva, para niños de 7 a 11 años: este tratamiento busca mitigar los efectos de unos hábitos anormales que tienen como resultado un paladar estrecho, por ejemplo.
Por último, tenemos la ortodoncia más conocida que es la que trabaja sobre dientes permanentes y suele aplicarse entre los 11 y los 18 años.
Tipos de ortodoncias para niños de 11 a 18 años
Podemos optar por dos grandes grupos: las ortodoncias removibles o las fijas. Siempre, por supuesto, teniendo en cuenta cuál es el problema a corregir: no siempre podemos corregir determinadas anomalías con uno u otro tipo.
En el caso de los niños, suele recurrirse a las fijas porque les cuesta más tenerlas puestas. No tienen tan presente que el éxito de la ortodoncia es directamente proporcional al número de horas que se lleva puesto. Aunque es cierto que en el caso de las fijas la limpieza se hace fundamental y no es precisamente sencillo limpiar entre los brackets.
En cuanto a las opciones fijas de ortodoncia, las más recomendadas para los peques, tenemos varias opciones:
- Brackets metálicos: serían la opción «básica». Pueden decorarse con gomitas de colores o con el metal teñido de algún color o de múltiples colores, lo que les convierte en más atractivos para los niños.
- Brackets de cristal de zafiro: son más caros que los metálicos y se monetizan con el color del esmalte.
- De porcelana o cerámicos: también son más o menos transparentes, aunque tienen el inconveniente de que pueden teñirse con el tiempo.
- Brackets linguales Incognito: es la opción más cara y rara vez utilizada en niños. Son completamente invisibles porque se llevan en la parte interior de los dientes.
Y vosotros, ¿cómo vais con este tema? ¿Os toca corregir dientes o sois de esos seres con ADN privilegiado que os libra de las visitas al dentista? ¡Contadnos en comentarios!