Los sabores más exquisitos de Galicia los tenéis mucho más cerca de lo que pensáis. ¡Os contamos dónde!
Están en el centro de Madrid, más en concreto en la calle Antonio Acuña, número 7. En el restaurante Saraiba. En Saraiba cuentan con todo lo que podemos desear en un buen restaurante: productos fresquísimos y de primera calidad; elaboración tradicional, pero con un toque diferente; una amplísima carta de vinos; un local exquisitamente decorado y muy apto para ir a disfrutar de buena comida, en familia. Además, también cuenta con dos amplias terrazas decoradas con mimo y en las que se está muy cómodo. Y la atención de su personal es inmejorable.
¿Queréis una excusa más para ir a conocer Saraiba y su genial oferta? La semana del 8 al 14 de noviembre celebran la Semana de la Zamburiña y podréis disfrutar de uno de sus platos estrella, una ración compuesta por seis Zamburiñas y una botella de Godello. ¿Se puede maridar un marisco tan rico de mejor forma? Cuando os decimos que es las Zamburiñas de Saraiba son uno de sus mejores y más preciados platos y que todo aquel que las prueba, repite, hablamos sobre seguro.
El otro día las probamos y son un bocado maravilloso. Solo tienen plancha vuelta y vuelta y realmente no necesitan nada más porque el sabor es exquisito. Añadirles una salsa sería estropear el producto. Y es que este es el lema de Saraiba. No añadir salsas, ni aderezos que enmascaren el sabor de un producto fresco y bien cocinado. Una servidora es muy fan de este lema. Me encanta que cada producto sepa a lo que es. Y creo que, en un buen restaurante, esto le da un plus. Demuestra su calidad y su saber hacer.
Pero no solo probamos las Zamburiñas. Viendo la carta de Saraiba no nos pudimos resistir a probar algunos de sus manjares. Al ser cena, optamos por algunos de sus entrantes y de sus “Productos de concha gallega”, como reza uno de los apartados de su carta. De cualquier forma, cuentan con una amplísima variedad de carnes y pescados, así como guisos y postres -caseros, por supuesto-. Podréis optar por tomar desde un solomillo de buey gallego a la parrilla de carbón de encina con patatas fritas y pimientos de padrón, ahí es nada… Como una merluza de Burela con crema de calabacín trufada y verduras al wok. No obstante, no debéis dejar de preguntar por su “Fuera de carta”, ya que sus propietarios se guían por la vista de lo más bueno siempre que van a comprar el producto, a primera hora de la mañana. Daniel Ferreiro nos comentaba el día que estuvimos cenando en su restaurante, que esa mañana habían comprado un pez limón que era una delicia y que fue un exitazo entre los comensales.
Nuestra experiencia en Saraiba
Pero vamos a contaros nuestra experiencia en Saraiba. Por supuesto, nos dejamos asesorar por Daniel en cuanto a elección de platos y esto fue un acierto. Probamos las croquetas de jamón ibérico, con una bechamel suavísima y en su punto y tropezones del manjar, acompañadas de patatas paja, caseras y recién hechas.
Esto para abrir boca porque, a continuación, seguimos con producto del mar. Un arenque del Báltico marinado, con una base de trozos de mango y, aparte, salsas de eneldo y yogur acompañado por blinis calentitos. Esto es un producto fuera de carta que debéis pedir cuando vayáis a comer o cenar. No penséis que los arenques son los clásicos que te venden en salazón de pequeño tamaño. Estos tienen unos lomos grandes, deliciosamente tiernos y suaves, sin ninguna espina y con una textura maravillosa. El quid de la cuestión está en “montar” el bocado. Por supuesto, al primero, nos ayudó Daniel. Primero se pone el blini, luego el mango con el arenque encima, después algunos brotes y coloreas sutilmente con las salsas por encima. Un bocado que os encantará. ¡Os aseguramos que no habéis probado nada igual!
Después probamos los bocartes a la Donosti. No llevaban nada, solo estaban hechos a la brasa, con ajito y perejil. Pero es que, en el producto estaba la clave. ¡No había visto unos boquerones tan grandes y con ese lomo jamás! Razón tenía Daniel cuando nos comentaba que en Saraiba lo más importante era la materia prima de calidad.
Por supuesto, no podían faltar los mejillones al vapor. ¡Qué tamaño! Y ¡qué frescura! Cuando Daniel nos los trajo nos dijo “estos son yodo puro, ni han pasado por nevera”. Al probarlos entendimos perfectamente lo que nos quería decir.
Otro de los platos que comimos fue un tataki de atún rojo con wasabi y salsa de soja, que tomé sin ninguna de las salsas porque un producto tan bueno, fresco y bien cocinado, es una pena camuflarlo con otros sabores y no disfrutar del suyo. El atún era de primera y estaba en su punto de sellado. Como debe ir un tataki. ¿El maridaje? Con un Godello, por supuesto.
Rematamos la cena con un postre. Y de la variada carta que hay en Saraiba, entre la que no sabréis cuál elegir, por supuesto, nos decantamos por las filloas. No podía ser de otra forma para rematar los productos gallegos de los que habíamos disfrutado. Filloas recién hechas con crema pastelera casera, con frutos del bosque y canela. Todo muy calentito. ¿Os imagináis? Pues no os lo imaginéis. ¡Id a probarlo! Os aseguramos que repetiréis.
Echad un vistazo a la carta en su web, donde también podéis reservar: www.restaurantesaraiba.es