Siempre se ha dicho que la mejor terapia es el humor. Y si las risas sanan, ver un espectáculos de Martita de Graná debe prolongar la vida, casi seguro. Ayer estuvimos viendo su nuevo show “Martita Sea”, en el Teatro Capitol de la Gran Vía y salimos con agujetas en la tripa y en las comisuras de tanto reír. La cómica hace un recorrido por las escenas cotidianas de su día a día, haciendo hincapié en el cambio que su vida ha experimentado a raíz de la fama. Todo ello, claro está, como nos tiene acostumbrados: sin pelos en la lengua, sin tapujos y sin filtros. Y es que Martita de Graná llama al pan, pan y al vino, vino.
Nada más acceder al abarrotado e inmenso auditorio del Capitol, ya se respiraba buen ambiente. Antes de dar comienzo, tienen puesta buena música, de esa que da buen rollo y la gente ¡hasta canta y baila! O sea que las risas y la fiesta comienzan incluso antes de la representación -y que conste que esto fue un domingo por la tarde-. Era mi primera vez viendo a Martita, en vivo y en directo, aunque soy fiel seguidora por redes sociales. Ella aparece sobre el gran escenario con esa cara que tiene, que te transmite toda la buena vibra, con unas mallas, una camiseta ancha que pone «Estado Civil: Resaca» y tomándose un bote de cerveza Mahou. Y solo el comienzo ya nos desternillamos. La interacción con el público es permanente y pregunta que quién ha ido a ver su anterior gira, dice que se ha tomando un añito de relax porque acabó hasta el cXXX y habla de las palabras tan bonitas que le dice su representante, tipo “ya te he hecho la transferencia”.
Por supuestísimo, no pueden faltar los temas obligados en los monólogos de Marta como las relaciones sexuales, los tipos de hombre y sus penes, las relaciones, las amigas o el cumplir años y hacerse mayor… Os podéis imaginar lo que dan de sí esos temas y cómo los trata esta genial humorista. Yo, cuando comenzó a clasificar los tipos de aparatos masculinos, pensé que me daba algo de la risa. O cuando clasificó cómo reconocer a una amiga: lo de sujetarte el pelo cuando echas la pota, lo de preguntar siempre por tu número de piso, lo de que te presente a un tío feísimo con el que sale y que tú le digas “si a ti te gusta…”.
Además, introduce versiones de temas tan famosos como el “Amiga mía” de Alejandro Sanz con letras desternillantes. O “Las cosas más pequeñitas”, de Nolasco, entre otras. La primera, por supuesto hace referencia a las amigas y la segunda… la segunda va dirigida a los tamaños de “aparatos”, vosotras ya me entendéis… El guitarrista que sale junto a Marta y que le acompaña para interpretar varias canciones tiene también un peso importantísimo en la actuación. De hecho, hay un momento memorable en el que Marta hace al público que continúe varias célebres canciones, todas ellas de hace 20 años o más, para demostrarnos lo viejunos que somos todos.
También hay momentos para las reflexiones, todas ellas desde su punto de vista feminista y animalista. Unas reflexiones muy necesarias en nuestra sociedad y muy aplaudidas siempre por el público. En mitad del show, la actriz, hace un paréntesis para recordar a una de sus amigas de toda la vida, de quien proyecta una imagen en pantalla, que se marchó y que nos emocionó a todos los allí presentes.
Yo me quedo con las ganas que tengo de volver a verla en directo, con el buen rato que pasé y que la hora y veinte me parecieron quince minutillos, con el buen rollo que se respiraba en el teatro. Todo ello, ¿no me digáis que no es la mejor terapia? Olvidaros de vuestros problemas durante más de una hora y reír sin parar. Es el efecto “Martitá de Graná”.
Si queréis ver a esta grande del humor en acción, el próximo 12 de mayo volverá al Capitol de la Gran Vía madrileña. Venta de entradas aquí.