Hace unos días leía en Instagram una pregunta: «¿eres de las que prepara los menús semanales de manera compulsiva o de las que abre la nevera e improvisa la cena?». La abrumadora mayoría de las respuestas se inclinaban por la segunda… ¡Y es que no tenemos una vida tan organizada en lo que a salud se refiere! Es una pena porque, precisamente en esto, merece la pena invertir algo de tiempo que, seguro, os sirve para ahorrar mucho después.
Qué debe tener un menú saludable con niños
En una casa con niños, además, no podemos jugárnosla porque los niños, sí o sí, tienen que comer equilibrado. De ello depende su crecimiento, su rendimiento escolar, etc. De esto saben mucho las empresas de catering a domicilio, muchas de las cuales, además, se ocupan de ofrecer servicios de catering para comedores escolares y tienen muy presentes los básicos de la alimentación infantil que ahora os cuento para que podáis organizar el menú de una manera mucho más saludable.
Primero de todo, dependerá de la edad de los peques. Obviamente no es lo mismo organizar un menú para bebés o niños más mayores. Sin embargo, a partir de los 2 años la alimentación es muy similar.
De 2 años en adelante, las raciones son muy similares. Las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría en cuanto a raciones son las siguientes:
- Diariamente deben comer unas tres raciones de cereales, pastas o arroces, fruta, verdura, aceite de oliva (para aliñar o cocinar), y leche o derivados lácteos.
- Semanalmente deben consumir 2 o 3 raciones de legumbres, 3 o 4 de pescado y de carne y 3 raciones de huevo.
- Además, pueden comer embutidos, dulces, chocolate y mantequilla unas 2 o 3 veces por semana, siempre con moderación.
Entendido, ¿pero cómo me organizo?
En cuanto a consejos de organización… ¡es muy sencillo! Aunque, eso sí, hay que ser un poco metódico: Basta con sentarnos un día a la semana 4 minutos con calma frente a un menú semanal en blanco y tenemos en cuenta algunos aspectos básicos y una plantilla que os ayude a organizaros. En mi caso, la plantilla que utilizo debe tener aspectos básicos:
- Un espacio para cada comida incluyendo el almuerzo que los niños llevan al cole. Así, tengo 7 columnas (cada día de la semana) y 5 filas (desayuno, almuerzo del cole, comida, merienda y cena).
- A mí me viene muy bien tener un espacio donde incluir la comida que tengo que quiero que consumamos porque está descongelada, porque tiene fecha de caducidad próxima etc. De esa manera, priorizo las recetas en las que necesito esos ingredientes y evito tirar comida por los clásicos despistes.
- Incluyo otro espacio de lista de la compra que tengo que hacer para tener todos los ingredientes del menú. Si tengo previsto hacer compra dos días, lo diferencio con colores para comprar lo que necesito para la primera parte de la semana y lo que necesito para la segunda parte. Por ejemplo, si el viernes quiero comer albóndigas y no quiero congelar la carne picada que compre el lunes, lo incluiré en la segunda compra de la semana.
- Organiza la comida teniendo en cuenta el tiempo que tendrás para preparar cada cosa de manera que los guisos que puedas preparar el día de antes estén cuando tengas más libre la tarde o que los platos que se coman recién hechos los puedas hacer cuando lleguéis con algo de tiempo antes de la hora de comer. Al principio puede parecerte que organizarte con una semana de antelación no es posible, pero generalmente los patrones se repiten y si los jueves vas más justa de tiempo, seguramente sea por algo que sucede cada jueves.
- No temas los cambios: si algo se modifica, no pasa nada. El tener una planificación para un día no significa que no puedas saltar a la del día siguiente si te apetece más o se ajusta mejor al plan del momento. Tampoco pasa nada si de vez en cuando nos saltamos las verduras a la plancha y las sustituimos por un vaso de leche lleno de galletas si las circunstancias.
Como curiosidad os contaré que a mis peques les gusta mucho saber qué van a comer e incluso asumen mejor cuando tocan verduras o pescado, que les llama menos la atención, porque saben que otro día tocará algo que les guste más. Entienden perfectamente el concepto de equilibrado y, si ya se hacen a la idea de antemano de lo que toca ese día, se resisten mucho menos.