Hacía tiempo que Carmen me reclamaba su ‘momento princesas’. Ella es muy princesita, hasta que saca su lado ‘destroyer’ y se pone a dar patadas como una loca a un balón -¡por cierto! acabamos de apuntarla a ¡fútbol! Nota mental: hacer un post sobre las extraescolares y los gustos de los más pequeños-. ¡A lo que voy, que me disperso! Entonces fue cuando vimos que La Maquineta estaba en el Príncipe Gran Vía con el musical La Bella Durmiente y allá que nos fuimos, con una amiguita suya.
La cosa empezó un poco mal porque el comienzo de la obra se retrasó un poco y los niños comenzaban a impacientarse en la puerta, pero todos los males desaparecieron cuando salió uno de los personajes principales de la obra a la entrada del teatro a explicarles que había surgido un problema técnico, que ya podían pasar y que, en compensación por la espera, les regalarían un macro póster de la obra.
No conocíamos este teatro, muy céntrico y bien comunicado. La sala está genial porque es horizontal y algo circular con lo que las butacas ‘abrazan’ el escenario. La única pega que le pondría es que nada más entrar hay un tramo de escaleras de bajada, por lo que los padres deben dejar los carritos arriba o bien cargar con ellos.
En la obra, la caracterización de los personajes y el vestuario están muy cuidados. Las hadas nos encantaron con su peinado en forma de gorro cónico y el hada mala con los cuernos (muy Maléfica).
El planteamiento de la representación es muy ameno ya que los actores convierten el patio de butacas en parte del escenario y hacen partícipe al público en todo momento. Bajan, preguntan y juegan con los niños, hacen chistes con los padres… Nos reímos muchísimo cuando una niña de la tercera fila le explicó con detalle al príncipe que tenía que buscar a la princesa, darle un beso para que se despertara porque sólo estaba dormida y luego tenía que casarse con ella, a lo que él respondió ‘¡¡¡¡y todo eso tengo que hacer ahora!!!!’
Los temas del musical son muy pegadizos y el mensaje que hacen llegar a los niños desde las canciones es que el amor todo lo puede y la importancia que tiene la felicidad.
Al final de la actuación, los actores llamaron a una niña que celebraba su cumpleaños con sus amigos y les había invitado al teatro. Ella subió al escenario y los actores y el público le cantaron el cumpleaños feliz. Me parece una idea estupenda y muy original, la de celebrar tu fiesta de cumple con tus amigos en el teatro, algo divertido, a la par de cultural. ¡Me apunto la idea!
Por supuesto, al finalizar la obra, los actores salieron a hacerse fotos a la entrada del teatro con los peques y los no tan peques… Mi amiga Vanesa y yo nos hicimos una con el príncipe. ¡No todos los días tiene una la oportunidad de estar cerca de un príncipe de cuento! Por su parte, Natalia y Carmen eligieron para la foto a la Bella Durmiente y a las hadas buenas.
Las niñas salieron encantadas de la obra y nosotras también. En casa tenemos el póster pegado en un lugar privilegiado y cada vez que viene alguien a casa, mis hijas le llevan de la mano a enseñárselo y Carmen aprovecha para contarle la historia de la Bella Durmiente.