Todos recordamos dónde estábamos el 11 de septiembre, todos tenemos grabado a fuego cada uno de nuestros movimientos en las horas siguientes. Quién iba a decirnos que aquel atentado sería el comienzo de una nueva etapa, de una nueva vida que nadie supo explicarnos entonces y que muy pocos saben también explicar hoy. Si es difícil que lo entienda un adulto, ¿cómo podemos explicárselo a los niños?
Es inevitable que al encender la tele un día cualquiera nos golpeen las imágenes de un nuevo atentado, de una nueva hilera de muertos en el suelo cubiertos de plásticos dorados. Y entonces vendrá la inevitable pregunta de los niños: «¿qué ha pasado?».
Las televisiones (y mucho menos internet) no son precisamente cuidadosas con las imágenes por mucho horario infantil que se haya establecido. En caso de noticia de «última hora», todo vale. No se cansan de repetir lo que dicen los políticos, pidiendo que nadie comparta nada en redes sociales, pero en cualquier momento los medios retransmiten el segundo a segundo de la policía o nos ofrecen imágenes de cualquier visión horrible y devastadora de un atentado.
Con el de Barcelona de hace unos pocos días nos han ido explicando, para que quede bien claro, por qué las imágenes aparecían pixeladas en su parte inferior. No lo habían hecho antes. Los píxeles, sin embargo, no ocultaban el horror, los nervios, la confusión. Cuando los atentados no son en casa, ni en Europa, ni siquiera las pixelan, como si ver heridos extranjeros o niños muertos de otras nacionalidades no nos hiciera daño.
¿No os ha pasado que vuestros hijos se han quedado petrificados al ver de repente en la tele una imagen especialmente dura? Y entonces… ¿cómo reaccionais? Si hablar de temas duros con los niños ya es difícil, un atentado terrorista, para mí, se lleva la palma.
Por eso, estos días, hablando del tema con amigos, pedí consejo a la psicóloga Carmen Marco, directora de aprenderT, centro especializado en psicología infantil y juvenil, para que nos diera unas claves sobre cómo saciar las ganas de saber de nuestros hijos en caso de atentado.
Una reflexión de Carmen que no puedo quitarme de la cabeza es esta: «En España, por desgracia, tenemos práctica. El que más y el que menos ha crecido cruzándose cada poco tiempo con un atentado de ETA y no somos niños traumatizados, en general. Nuestros padres no lo hicieron tan mal». Estamos hablando, claro, de casos en los que la violencia terrorista no golpea directamente a la familia, de casos en los que los niños ni siquiera están en el lugar del atentado. Hablamos de cómo abordar este tema cuando se vive, como en la mayoría de los casos (¡por suerte!) de lejos.
Más que qué hacer, Carmen nos dio unas cuantas claves para saber qué no debemos hacer como padres.
Con niños pequeños
- No le expongas a la noticia si no hay necesidad. ¿Qué aporta a un niño de 0 a 7 u 8 años enterarse de algo terrible?
- Si ya ha oído o visto algo, no le des demasiados detalles. Responde a lo que el niño te pregunta sin elaborar demasiado la respuesta. En el caso de Barcelona, cuando te pregunte qué ha pasado, puede que sea posible decirle que hubo un atropello, sin más. Un accidente. Según la edad del niño, con eso le bastará. Puedes pensar que darle tan poca información es muy parecido a mentirle, pero le estarás ayudando a entenderlo. Para Carmen Marco, «le estás ayudando a entender un hecho que para los adultos es también dificil de entender». El desarrollo cognitivo del niño está en evolución e intentarle explicar el por qué de un atentado es algo para lo que todavía no está preparado. Contarle más, contarle por qué alguien decide atropellar a otros, puede ser demasiado complicado para los más pequeños. Si tu peque está, además, en la etapa de los porqués, notarás que llega un punto en el que no le interesa tanto la respuesta como el formular la pregunta, como le ocurre con otras muchas cosas. En ese caso, intenta cambiar de tema. Si tienes bien identificada esa etapa, «te dejes liar» por porqués que no son tan importantes.
- Si ha estado expuesto a la información, especialmente sin supervisión, y notas que el niño está inquieto, que se queda reflexionando más de lo normal después de tener contacto con la noticia, no lo dejes pasar, aprovecha para hablar con él. Seguramente estará «montándose una película» más complicada de lo que esperas. Aprovecha para charlar con él, pregúntale qué piensa, intenta que te cuente y te pregunte. Si no lo consigues, aborda el tema directamente.
Con niños mayores
- Por el contrario, a los mayores, no les quites su derecho a estar informados. Igual que un adulto busca información en internet o en los medios de comunicación para saciar sus ansias de saber, los niños más mayores harán lo mismo. Es bueno que puedan satisfacer esa necesidad de saber y si es con sus padres o familiares más cercanos, mucho mejor. Les aportará confianza. Sin embargo, también es bueno evitar que se queden horas siguiendo cada detalle de lo sucedido. Sólo pueden conocer detalles demasiado escabrosos. ¿No os habéis fijado que llega un momento en el relato de los hechos, en las largas coberturas en directo, en las que cuentan una y otra vez lo mismo sin poder aportar nada nuevo? Esa repetición, no ayuda en absoluto.
- No dejes que sigan las noticias como si se tratara de una película. Muchos niños se quedan con sus familiares viendo la tele, contando muertos, retransmitiendo las novedades… pero no son conscientes de que están hablando de personas reales. Aprovecha para preguntarle qué piensa, qué habría hecho él, si le recuerda a alguna situación que ha vivido, qué pasaría si… Habla mucho con ellos. Ayúdale sa procesar esa información que están recibiendo.
Abordando el tema con pequeños y mayores
- No caigas en generalizaciones, o al menos inténtalo. Trata de no hablar de bandos, de buenos y malos. Habla de una persona en concreto (el terrorista) y otras personas (las víctimas). Dividir el mundo en ellos y nosotros es darle un lienzo en blanco para imaginar un mundo lleno de buenos y malos-malísimos.
- No te dejes llevar por la rabia. Es imposible no hacer algún comentario sobre los terroristas, maldecirlos y preguntarnos qué se les pasa por la cabeza, pero ten presente que los niños recuerdan cada palabra y la asimilan como verdad absoluta. Frases como «habría que matarlos a todos» o «deberían irse todos a su país», que se han escuchado tanto estos días y leído una y mil veces en redes sociales (a las que muchos niños tienen acceso), no le ayudan a entender el tema y, en cambio, sí ayudan a formar una personalidad intolerante y radical. ¿Quieres que tu hijo se convierta en una persona así?
- No pintes el mundo como un lugar peligroso. Puede ser lo que sientes tú mism@ en ese momento. Es inevitable que nos sintamos especialmente tristes y vulnerables después de un golpe terrorista, pero recuerda y déjaselo muy claro a tu hijo, que en el mundo prevalece la paz. Y sí, hay gente que no puede vivir en un ambiente pacífico… quizá sea el momento de preguntarle qué opina al respecto, cómo podríamos ayudar, de contarle cómo en casos de emergencia la mayor parte de la gente ayuda a los demás, como los comerciantes de Barcelona abrieron la puerta de sus establecimientos para acoger a heridos y otros viandantes que estaban en la zona o como los cientos de personas que se agolpaban en las puertas de los hospitales para donar sangre…
- Si nada lo tranquiliza, posiblemente no podrás hacerle olvidar el peligro del que se siente parte. No espantes su miedo dejándole ver que eso nunca nos puede pasar a nosotros porque es falso. Ayúdale a asimilar ese miedo, empaliza con El Niño porque nosotros también lo tenemos. Cuéntale cómo lo vives tú como adulto, qué sientes, qué harías en un caso similar. Si lo ves adecuado, seguramente le tranquilice tener claras unas pautas de actuación en caso de atentado: esconderse, llamar al 061 o al 112 en caso de emergencia si dispone de un teléfono, buscar a un policía cuando todo haya pasado… Puede que baste ayudarle a memorizar sus datos y dirección para pedir ayuda y volver a casa sin problema en caso de que se haya perdido. Tendrá que procesar la información, pero hablando del tema se sentirá más tranquilo.
Piensa en tu experiencia con los atentados de ETA, qué te ayudaba a entenderlos, qué te explicaron, qué momento recuerdas más… seguro que encuentras la manera de ayudar a tus hijos para entender el terrorismo y utilizar este tema para convertirlo en una persona educada, con las ideas claras y, sobre todo, con capacidad crítica…
Como nos dice Carmen, «cada momento que vivimos al lado de un niño, sea nuestro hijo o no, lo estamos educando y, aunque nos gustaría no tener que educarle en estos temas, todo lo que digamos y hagamos a su alrededor, en todas las circunstancias, lo está educando. Hay que pensar muy bien qué se dice y se hace delante de un niño. No hay que olvidar que los niños de hoy, a los que les ha tocado crecer con esta desgraciada situación serán la sociedad de mañana y nuestro ejemplo será un granito de arena en su experiencia de vida. ¿Qué granito le quieres dejar tú?»
Aunque nos gustaría no tener que hablar nunca de un atentado ni de víctimas inocentes con nuestros hijos (ya se produzca ese atentado en Barcelona, Londres, Bagdad o Kabul), «tenemos que aprovechar para educar a nuestros hijos en lo que pasa hoy y aprovechar para sacar un aprendizaje de ello», comenta Carmen.
Si no se utilizan estas desgracias de una forma positiva, para educar, estamos perdidos. Sólo la educación salvará la libertad de la que disfrutamos hoy, la libertad que queremos dar a nuestros hijos. En esa educación está la esperanza porque solo la educación convertirá a nuestros hijos, a todos los jóvenes, en personas seguras de sí mismas y nada vulnerables, personas que no se dejarán llevar por extremismos y sabrán combatirlos con argumentos.