Pinocchio, una historia de toda la vida que hemos leído a nuestros hijos al menos una vez, al igual que nuestros padres a nosotros. La diferencia es que en un teatro puede pasar cualquier cosa:
Por ejemplo, que los personajes salgan del cuento e interactúen con los niños, preguntando lo que cada uno recuerda de la historia antes de subirse al escenario.
Representada por dos expresivos actores más un escenario en constante cambio, hacen de esta versión un enredo apasionante que no deja indiferente a nadie.
Pinocchio, una marioneta de madera transformada en un niño de madera, no puede, aunque quiera, dejarse llevar por todo lo que le rodea. Su padre Geppeto, un anciano carpintero, preocupado porque Pinocchio tenga las mismas oportunidades que cualquier otro niño, le envía a la escuela.
Una obra con un cuidado guión que entra y sale del original y con una puesta en escena mezcla de luces y sombras, mimo, guiñol y con un decorado mágico.
El resultado es una obra con mucho ritmo, donde mayores y pequeños disfrutan, intervienen y se lo pasan en grande.
Aventuras, acción, inocencia y teatro, mucho teatro
Una obra infantil muy recomendable, donde saldrás canturreando con tus hijos la canción del desenlace final.
Y además, en inglés
Pero es que, además, de todo esto, fuimos a verla en su versión en inglés, la que la compañía celebra todos los últimos fines de semana de mes. Una propuesta original, única que hace posible que los más pequeños disfruten de la posibilidad de mejorar el aprendizaje de este segundo idioma. Y de asociarlo a momentos positivos, divertidos y en familia. ¿Se puede pedir más?